Francisco Díaz Ojeda. Allá por mayo del 2014 elegimos a nuestros representantes en el Parlamento Europeo, y desde entonces hemos sufrido campañas y elecciones al Parlamento de Andalucía (Marzo 2015), Municipales y Autonómicas (Mayo 2015), Parlamento de Cataluña (Septiembre 2015), y Generales (Diciembre 2015), y entre éstas últimas se han colado las elecciones en Grecia donde todos los partidos se han posicionado como si la vida nos fuera el ello.
Creo que puedo decir con «algún» conocimiento de causa que en estos períodos electorales e «inter electorales» los partidos políticos se afanan en realizar propuestas -muchas de ellas que no son creíbles ni para los propios proponentes- con el objetivo de destacar en una coyuntura donde hacerse notar pasa por: «y yo más».
En un corto período de tiempo los slóganes de los partidos han pasado de la «corrupción» a la «transparencia» y ahora nos queda la «unidad de España», y aquellos que no entren por esos discursos, sin duda, quedan relegados al ostracismo político. La pregunta es: ¿alguien cree que los partidos políticos realizan sus propuestas pensando en los ciudadanos, en resolver los problemas a los que ellos mismos aluden, o en el futuro de nuestro país? La respuesta es bien clara: básicamente NO.
Y la explicación a esa respuesta es la siguiente: en los períodos electorales las estructuras de las empresas/organizaciones políticas entran en estado de nerviosismo desmedido e incluso pánico, ya que son muchas las personas que viven al amparo o bajo el paraguas de unas siglas políticas. En España hablamos -no son datos oficiales por que no existen- de entre 13 y 30.000 en el caso del PSOE, entre 9 y 20.000 en el caso del PP, y unos pocos miles en el caso de IU, CDC, y otras empresas/organizaciones políticas más modestas. (Todo ello sin contar las decenas de miles que ya forman parte por “arte de magia” de las plantillas de cientos de instituciones, empresas públicas y organizaciones que se nutren del dinero público, y cuya eficacia son cuanto menos cuestionables)
En definitiva, son grandes empresas -de las mayores del país- que han de velar en primer lugar por sus “correligionarios/trabajadores”, que a la vez son los que se desviven y afanan porque su empresa/organización obtenga los mejores resultados y así poder seguir viviendo.
Deben ustedes entender que es muy desagradable para una empresa/organización política que los que no encuentran su hueco les diga “y de lo mío que” o “yo he dado la cara por ti, y ahora…?”.
En este contexto, es muy positivo que los partidos emergentes hagan propuestas de adelgazamiento del entramado administrativo/institucional de nuestro país -que por otro lado tiene una dimensión desmesurada y una operatividad y eficacia que raya muchas veces la desvergüenza: senado, diputaciones, CGPJ, mancomunidades, empresas públicas, fundaciones inútiles, organismo fantasmas, televisiones, centros de estudios públicos,…, que sólo sirven para dar cobijo a todo un ejército de militantes y simpatizantes que reclaman un lugar bajo el sol simplemente por haber hecho pública una opción política-.
Las formaciones emergentes no tienen esa carga de personal, no tienen estructuras que mantener, no tienen esa presión de que alguien les reclame “lo suyo”, y eso hay que aprovecharlo, o al menos dar la posibilidad de que realicen los cambios que a bombo y platillo anuncian, ya que cuando toquen poder se van a ir convirtiendo en empresas/organizaciones políticas cuyo principal objetivo será el mantenimiento de las mismas, y no en afrontar, hacer reformas y hacer propuestas que redunden en la mejora de la vida de los ciudadanos y que realmente produzcan un cambio en profundidad de las instituciones públicas o semipúblicas, y del entramado administrativo de nuestro país que son merecedoras de cualquier sustantivo o adjetivo que a cada uno de nosotros se nos ocurra, y siempre nos quedaremos cortos. Seguro.
Fdo. Francisco José Díaz Ojeda
Ex -alcade de Bollullos del Condado y Secretario General de la Coalición de Partidos Independientes de Huelva (ICxH)