Marisol Villaverde, un ejemplo de cómo anteponer el bienestar de los demás a nosotros mismos con la mejor de las sonrisas

Marisol Fernández siempre tiene puesta su mejor sonrisa.
Marisol Fernández siempre tiene puesta su mejor sonrisa.
Marisol Villaverde siempre tiene puesta su mejor sonrisa.

Mari Paz Díaz. Muchas personas conocen a Marisol Josefa Villaverde Fernández por ser la presidenta de la Asociación de Cuidadores ACFA de Moguer. Sin embargo, Marisol es mucho más que eso. Es una persona solidaria, que siempre se ha preocupado por su familia. Y es que, aunque es habitual verla con su mejor sonrisa, la vida de Marisol no ha sido nada fácil.

Hace ya 25 años que Marisol se inició en la dura tarea de las cuidadoras. Fue debido a que su madre le diagnosticaron un cáncer de ovarios. «Siempre lo recuerdo porque la muerte de mi madre coincidió prácticamente con el nacimiento de mi nieto, con tan sólo unos días de diferencia. Fue mi primera experiencia como cuidadora y, realmente, fue muy duro», recuerda Marisol. Su madre era cocinera en el Hospital de Toledo y solía venir todos los años de vacaciones a Huelva para visitar a su hija. Se da la circunstancia de que la familia de Marisol era toledana, pero ella se vino a vivir a Huelva desde muy joven, en el año 1964, porque fue aquí donde conoció a su marido, un manchego que vivía en la Avenida Pío XII de la capital onubense y con el que le unía una relación de parentesco, ya que eran primos hermanos. Tras contraer matrimonio, fijaron su residencia en Moguer.


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El Hospital Manuel Lois era conocido como 'El Agromán'.
Su madre falleció en el antiguo Hospital Manuel Lois de Huelva.

Por este motivo, su madre venía siempre en verano a la provincia. Así fue hasta que un año, unos meses después de regresar a Toledo, a Marisol le llamaron desde el hospital y le comentaron que su madre estaba ingresada a causa de un encharcamiento en los pulmones. Era muy extraño. Así que, tras varias pruebas, descubrieron que realmente su problema era un cáncer de ovarios. Según nos cuenta la propia Marisol, «me quedé fría con la noticia. Yo había visto a mi madre muy bien ese verano y no podía comprender cómo podía suceder eso. Pero tuve que hacer de tripas corazón y me la traje a mi casa, a Huelva, porque yo tenía mi vida aquí, a mi familia. Fue la primera vez que tuve que hacerme cargo de una persona enferma y fue muy doloroso. Y eso que fueron tan sólo unos meses, porque la pobre falleció poco tiempo después en el Hospital Manuel Lois».

Después de cuidar a su madre tuvo que hacerse cargo de su tío, que también padeció de cáncer.
Después de cuidar a su madre tuvo que hacerse cargo de su tío, que también padeció de cáncer.

Una experiencia difícil que tuvo que repetir poco después con su tío, que también sufrió cáncer, esta vez de próstata. Según recuerda, «no había terminado el problema de mi madre cuando mi tío se puso malo. Él tenía muchos sobrinos, pero había sido como un padre para mi marido, así que me encargué de él. Realmente no fue un cuidado de todos los días, porque se encontraba bueno. Tan sólo empeoraba una vez al mes, cuando recibía el tratamiento. Así que se quedó en su casa y yo le acompañaba al médico y en lo que necesitara».


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En cualquier caso, la experiencia más complicada de su vida ha sido el haber tenido que cuidar durante diez años a su marido enfermo: «Mi marido cayó enfermo con una angina de pecho. Al principio perdió la vista del ojo derecho debido a una subida de tensión y me junté con mi marido y mi tío, porque coincidieron los dos en el tiempo. Así que estaba todo el día en el hospital, tanto que ya me conocían hasta los médicos».

Reconoce que el caso de su marido fue muy duro. / Foto: www.aciprensa.com
Reconoce que el caso de su marido fue muy duro. / Foto: www.aciprensa.com

Su marido tenía 63 años cuando cayó enfermo. Estuvo diez años con diferentes dolencias. Durante este tiempo sufrió varios ictus cerebrales que le obligaron a permanecer en la cama prácticamente como un vegetal a lo largo de cinco años, con todo lo que ello conlleva de sondas gástricas y otros cuidados muy difíciles de asimilar para cualquier persona, pero necesarios para este tipo de situaciones. Su habitación parecía la de un hospital.

La enfermedad de su marido le ha dejado secuelas. / Foto: cuidador.com
La enfermedad de su marido le ha dejado secuelas. / Foto: cuidador.com

Marisol reconoce que «lo que le sucedió a mi marido fue un auténtico mazazo. Porque mi madre se fue casi sin darme cuenta, en tan sólo seis meses. Lo de mi tío fue muy llevadero, porque sólo estuvo mal en los últimos meses. Pero cuando mi esposo enfermó me encontré sola en casa con dos enfermos, mi tío en una habitación y mi marido en otra. Luego mi tío falleció al poco tiempo de traérmelo a casa. La puntilla fue el caso de mi marido, que estuvo diez años enfermo, de los cuales se mantuvo cinco como un vegetal, por lo que tuvimos que habilitar en el piso una pequeña UCI. Fueron cinco años muy fuertes, que me han dejado muchas secuelas. Entre otros achaques, tengo tres hernias. Incluso tuve que contratar a una mujer para que me ayudara. Sé que hay mucha gente en esta misma situación, por lo que me comprenderán cuando lean esto».

Marisol reconoce que uno de los puntos más difíciles del cuidador es que se siente muy solo. / Foto: atenciogentgran.org
Marisol asegura que uno de los puntos más difíciles del cuidador es que se siente muy solo. / Foto: atenciogentgran.org

Reconoce que la experiencia fue muy, muy complicada, sobre todo, «porque te sientes muy sola, a pesar de tener a una persona en casa. Te sientes tan responsable de la persona que está a tu cargo que sales con miedo hasta cuando vas a hacer la compra. Te sientes muy culpable en cada momento pensando que puede suceder algo y no estás en casa junto a él. Es un sentimiento que comparten todos los cuidadores. No se puede evitar». En su caso, Marisol tiene dos hijos, chico y chica -que en la actualidad tienen 50 y 48 años-, pero se daba la circunstancia de que su hija estaba embaraza cuando enfermó su marido, «además, se había quedado en estado por in vitro, por lo que estaba en una situación delicada y no quise decirle nada para no complicarla. Ella se había casado y tenía su vida, así que no quise implicar a mi hija y me vi obligada a contratar a una mujer para tener una ayuda, porque sola era imposible». Un apoyo con el que pudo estar un poco más tranquila, sobre todo cuando le enseñó todos los cuidados necesarios.

Marisol tuvo que formarse como cuidadora. / Foto: equilibrioyeleccion.com.ve
Marisol tuvo que formarse como cuidadora. / Foto: equilibrioyeleccion.com.ve

Así que, sin pretenderlo, Marisol tuvo que aprender todo lo que debe saber una cuidadora. Hay que ser una enfermera, pero también médico, psicóloga, técnico, celador… Para ello, en el año 2005, hizo un curso de formación en este ámbito, organizado por el Ayuntamiento de Moguer, la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía y la Fundación Gerón.

A raíz de este curso, surgió la idea de crear una asociación que aglutinara a tantas y tantos cuidadores que existen hoy en día y que en muchas ocasiones se ven solos en su labor. Fue así como nacía ACFA Moguer, una de las primeras entidades de estas características en la provincia de Huelva, gracias a su impulso y determinación. Desde entonces, hace diez años ya, Marisol Josefa Villaverde fue elegida presidenta de esta entidad, un cargo que sigue ostentando en la actualidad, después de una década luchando por ofrecer una ayuda y el apoyo psicológico necesario a los cuidadores y cuidadoras de la localidad.

Marisol impulsó una de las primeras asociaciones de cuidadores de la provincia de Huelva, una entidad que le ha ayudado mucho.
Impulsó una de las primeras asociaciones de cuidadores de la provincia de Huelva, una entidad que le ha ayudado mucho.

Marisol asegura que entidades como ésta suponen un gran apoyo para las cuidadoras y los cuidadores. Una realidad que debemos tener cada vez más en cuenta, puesto que en España existen más de 2,3 millones de personas dependientes, de las que un 70% necesitan la ayuda desinteresada de un cuidador. Según la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, el cuidado se ejerce en femenino y singular, ya que el 85% son mujeres y lo hacen de forma exclusiva y única. Más del 50% son hijos y el 18%, cónyuges.

Actividad para familiares y enfermos de Alzheimer. / Foto: somospacientes.com.
Tarde o temprano, todos nos convertiremos en cuidadores. / Foto: somospacientes.com.

Por este motivo, el pasado año 2014, por primera vez en España, se celebró el Día del Cuidador, una jornada que vuelve a conmemorarse este 5 de noviembre de 2015 para reconocer el esfuerzo de aquellos que dedican su vida a cuidar a sus familiares. Y las estadísticas son claras cuando afirman que la longevidad española provocará que tarde o temprano nos convertiremos en cuidadores de nuestros mayores, y tarde o temprano alguien nos tendrá que cuidar.

Marisol anima a los cuidadores a formar parte de asociaciones que les ayude a salir un poco de la rutina.
Marisol anima a los cuidadores a formar parte de asociaciones que les ayuden a salir un poco de la rutina.

Con esta realidad, Marisol Villaverde aconseja a todos los cuidadores de esta forma: «sé que es difícil, pero debemos pensar un poco más en nosotros. A pesar de que ellos están a nuestro cuidado, nosotros tenemos que cuidarnos más para tener fuerzas para hacernos cargo de ellos y de nosotros mismos. Y suele suceder al contrario. Que nos abandonamos o nos quedamos atrás con tal de estar con ellos. No miramos por nosotros. Así que a todos y todas, a cuidadores y cuidadoras, les animo a formar parte de las asociaciones que se han ido creando en Huelva, porque supondrán un puntal de apoyo muy grande, con el que, además, podrán salir unas horas de la rutina de casa».

Marisol ha recibido un homenaje por la labor desarrollada, homenaje que queremos hacer extensible a todos los cuidadores y cuidadores de Huelva.
Marisol ha recibido un homenaje por la labor desarrollada, homenaje que queremos hacer extensible a todos los cuidadores y cuidadores de Huelva.

Y es que, como se puede comprobar por el ejemplo que supone su vida, Marisol es una persona que siempre tiene en cuenta a los demás. Una mujer de admirar por su manera de afrontar los problemas del día a día, su visión optimista de las cosas, pues siempre se queda con el lado positivo, su empatía con los cuidadores y todos aquellos que lo necesitan y, en general, su capacidad de entrega a los demás, como lo demuestra también formando parte de otros grupos sociales.

Por todo ello, por ser una gran persona, cariñosa, paciente, honesta, voluntariosa, entregada…., Marisol Villaverde ha recibido hace tan sólo unos días un reconocimiento por su dedicación como cuidadora y por los diez años como presidenta de Acfa Moguer. Un merecido homenaje que desde Huelva Buenas Noticias queremos hacer extensible a tantas cuidadoras y cuidadores que existen en la provincia de Huelva. Personas valientes y solidarias que estamos seguros que en muchas ocasiones piensan como la misma Marisol cuando afirma que «a veces miro atrás y pienso cómo he sido capaz de hacer todo lo que he hecho, porque yo era una persona muy sensible. Nunca me hubiera imaginado aprender a poner una inyección ni mucho menos afrontar todos los problemas que he sido capaz de resolver. Me parece mentira».

A sus 72 años, Marisol está viviendo una segunda oportunidad. En la imagen, con algunos miembros de Acfa.
A sus 72 años, Marisol está viviendo una segunda oportunidad. En la imagen, con algunos miembros de Acfa.

Hoy, con 72 años, y tras 25 años como cuidadora, Marisol está viviendo una segunda oportunidad. Su marido falleció hace seis años y, aunque ella quería estar sola, apareció una nueva pareja en su vida con la que ha vuelto a casarse y ha recobrado la ilusión por la vida. «Dios me lo puso en mi camino. Llevamos ya tres años juntos, pero eso no quiere decir que nos hayamos olvidado de nuestro pasado. Yo me acuerdo mucho de mi marido y él de su mujer, también fallecida. De hecho, cuando mi marido vivía, yo tenía la costumbre de avisarle cuando salía y entraba de casa, aunque él no hablara, pero lo decía fuerte para que él me sintiera. Y es una costumbre que no se me ha quitado hasta hace muy poco».

Por todo esto y mucho más, por su aportación a sus familiares y a toda la sociedad, enhorabuena a todos los cuidadores y cuidadoras. Ojalá este testimonio sirva para que todos valoremos más su labor. Gracias Marisol. Gracias a todos.

 

1 comentario en «Marisol Villaverde, un ejemplo de cómo anteponer el bienestar de los demás a nosotros mismos con la mejor de las sonrisas»

  1. Marisol !Que grande eres!.La grandeza de las personas se demuestra en su capacidad de paliar el dolor de los demás.
    Que El Señor te pàgue con crees todo el sacrificio que has rfealizado en favor de los dependientes.Un abrazo.

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