Redacción. En las principales ciudades de Benin, en África, viven unos 4.000 niños en la calle, muchos sin partida de nacimiento, que son objeto de explotación económica, tráfico, maltrato y conflictos con la justicia. La ONG Solidaridad Don Bosco trabaja desde hace años para ofrecerles una alternativa, una salida a través de la formación y en la mayoría de los casos, un hogar del que carecen.
Así lo han explicado la vicepresidenta de la Diputación y responsable de Cooperación Internacional, Mª Eugenia Limón, y el salesiano onubense que está del proyecto Hogar Don Bosco, Juan José Gómez, en una rueda de prensa en la que han están estado acompañados por uno de los educadores y uno de los niños que gracias a este hogar, ha salido de la calle y ahora estudia en la Univesidad.
Según ha explicado Mª Eugenia Limón, desde el año 2009 la Diputación de Huelva, a través de las distintas anualidades de ayudas a ONGDs, ha destinado un total de 93.500 euros al proyecto Solidaridad Don Bosco en Benín: formación piscológica de chicos de la calle, acceso al agua potable, acciones formativas en la granja de Sakéte, así como formación Integral y reinserción social de los menores. “Proyectos todos dirigidos en definitiva a fortalecer el acceso a un hogar, a la educación y a la formación profesional de los niños de la calle en Benín”, un colectivo que ronda los 4.000 según datos oficiales.
Además el proyecto acoge cada año a voluntarios de la provincia de Huelva, habiendo colaborado desde 2009 un total de 14 voluntarios y contando en la actualidad con un voluntario de larga estancia. Según ha indicado el salesiano Juan José Gómez, uno de cada tres menores de entre 10 y 17 años de Benin es explotado económicamente y el Hogar Don Bosco trabaja en defensa de los Derechos del Niño “a una protección, a ir a la escuela, a la salud, al desarrollo, incluso a un nombre”, añade traduciendo al educador del centro. Actualmente Don Bosco da cobertura a unos 240 chavales de edades entre los 10 y los 17 años. Sus trabajo se desarrolla en 3 fases. En los grandes mercados de Porto Novo y Cotonou tienen barracas donde los educadores identifican a los niños, analizan los motivos que les han llevado a esta situación y se ponen en contacto con sus familias para ver si es posible su vuelta al hogar. Si no es así, les hacen un seguimiento y les invitan a dejar la calle: es una labor de sensibilización y prevención, en la que además se ofrece protección nocturna a entre 70 y 80 chavales (pueden dormir, asearse, recibir información,etc.).
Por otro lado el proyecto cuenta con una Casa de acogida y orientación que da cobijo a 54 menores “es un centro de tránsito donde van recuperando su autoestima, donde se les pregunta si quieren ir a la escuela o formarse, donde se les orienta…”.
La tercera fase es la formación, que ofrece a los niños de la calles tres posibles alternativas: ir a la escuela pública, aprender un oficio en un taller de formación profesional en el Centro Magone de Porto Novo donde se imparten 4 talleres (carpintería, mecánica de motos, soldadura y construcción mecánica) o en formación agropecuaria en la granja-escuela en Sakete, que fue ùesta en macha por una ingeniera voluntaria largo plazo de Huelva, hace un par de años.