La Campiña

Panorámica de Beas. / Foto: Ramón Llanes.
Panorámica de Beas. / Foto: Ramón Llanes.
Gibraleón. / Foto: Ramón Llanes.
Gibraleón. / Foto: Ramón Llanes.

Ramón Llanes. Nuestra Campiña es una llanura regentada por Gibraleón, Beas, Trigueros y San Juan, extendida en el interior de lo márgenes de los ríos Tinto y Odiel que la custodian y la cuidan con el esmero de la estética. Responde su nombre a la asignación de comarca en la forma histórica y está identificada con su asignación al tratarse de un lógico compendio de similitudes como característica principal que se utiliza para definir o componer las comarcas.

Tiradas de Trigueros. / Foto: Ramón Llanes.
Tiradas de Trigueros. / Foto: Ramón Llanes.

En la Campiña no faltan las vides que consiguen donar ese caldo mosto a los paladares, esa buena cultura del vino en sus pueblos y ese afán por cosechar con la misma costumbre que los antepasados hicieran siglos atrás. Es la voluntad no extinguida del hombre que habita este complejo embrujado y ancestral que representa su metodología de vivir desde los mejores sentidos. Gibraleón se tiende en su Odiel cercano, se aquieta a la romántica sensación de sus aguas, se anima en fiestas de otoño, se extiende a su cultura, a sus imágenes de muralla, a sus versos recitados, a su ambiente precordial de tramos de solera; está completamente hecho, el tiempo le ha protegido y le ha acentuado sus acervos en la fórmula de establecer pactos de convivencia tan razonables.


Festival de Cine de Huelva

Panorámica de Beas. / Foto: Ramón Llanes.
Panorámica de Beas. / Foto: Ramón Llanes.

La visión prosaica de esta Campiña es esplendorosa y sutil, la belleza de los entornos y la imagen perfecta de los campos perfectos la hacen sobradamente seductora. Trigueros enseña su Dolmen de Soto a los mundos, con orgullo, se apropia del santo hasta las frías madrugadas de enero como excusa para mecerlo desde la devoción y conserva su patrimonio de afecto al ganado, a las fiestas de estío y a la íntima labor de resolverse la vida con un ramillete de dignidades. Gentes de campiña que saben pisar surcos y glebas con la añoranza del respeto.

Vista de San Juan. / Foto: Ramón Llanes.
Vista de San Juan. / Foto: Ramón Llanes.

Beas en su punto de belenes y clarines solidarios, como perfecta comunidad corresponsal de fervores e impulsos, originales seres humanos que se unen para protegerse en la más expresa sensación de verdad. Admirables todos hasta los zancajos, admirables desde un siempre lejano. Y San Juan, tan patrón y tan eterno, tan viejo y tan actual, San Juan completo en su atención y quizá buen sobrado germen de culturas extendidas por las sienes. Y su mística noble y sus esteros y su puerto histórico en la memoria, todo haciendo el todo de la composición “campiña” en su ancestro halagado.


Puerto de Huelva

Tierra de tiempos con granos y esperanzas propiciada por la energía que la paz natural hizo crecerle en toda la extensión global de su palabra. Delicia de habitantes prehistóricos e idónea para quienes en su nuevo contexto la fortalecen y la aman.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Mercedes
Aniversario Holea
Huelva Comercio
feria vimar
Caja rural, foro alimentación
csif
unia
Ecoembes
matsa
Hospital Quirón
Cocehu
Aguas de Huelva
Las cosas del toro
Atlantic Copper becas
Ayuntamiento de palos de la frontera
Caja Rural hipoteca joven
cepsa
Diputación de Huelva