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Carlos Fernández / @karlos686. Duele sentirse defraudado por un director que se admira, pero duele más no encontrar ni un solo atisbo del genio en su última obra. Que Ágora fuera una película aceptable de gran presupuesto con fallos rítmicos hacía presagiar una posible tragedia que, por desgracia, se ha hecho realidad con su última película: Regresión.
Esta película resulta muy difícil de reseñar por su total inexistencia de historia, coherencia o interés. La película de Amenábar se traslada a los 90 para narrar un thriller sobre rituales satánicos y abuso de menores donde un comprometido policía, acompañado de un pedante psicólogo, se toma el asunto de una forma, trilladamente, personal. El abuso de clichés en Regresión la hacen solo comparable a un telefilm dominical donde hay secuestros, satánicos, abusos… Mil ingredientes edulcorantes puestos en escena sin armonía ni ton ni son hacen de Regresión no solo la peor película de Amenábar, sino una de las mayores tomaduras de pelo del año.
El director no profundiza en el tema de las regresiones ni en el de los rituales y, por si fuera poco, utiliza recursos tan cantosos y repetitivos como un informativo televisivo que repite una y otra vez: “Que la gente no crea en el diablo no le salvará de él”. Las escenas de terror se basan en el susto fácil con música elevada para subrayarle al espectador que se asuste. Las supuestas “emociones” están clavadas con un martillo para un thriller que no necesita escenas románticas ni empáticas, sino frialdad de personajes.
El principal problema de Regresión es que no tiene historia y que su director no sabe lo que quiere contar y cae en un terreno en el que ni la estética ni la puesta en escena embellecen el discurso, ni el disparate, tan innecesario y aburrido que narra la película. El público perdona pero nunca olvida el aburrimiento y el momento en el que no se percibe ni un atisbo de historia y el espectador se pregunta qué hace en una sala de cine es un momento digno de rabia para los que queríamos, no ver el mejor Amenábar, sino una película decente.
Si un director vale lo que su última película será mejor que recurramos a Tesis y Los otros para recordar el grandísimo talento que tenía Amenábar. Eso sí, antaño.
