A.R.E. Este 30 de septiembre a las 20.00 horas, la Sala de la Provincia de la Diputación acoge la presentación del libro Historia de la vestimenta a través del arte (editorial Niebla), de la onubense Concha Castro Fernández. Se trata de una obra en la que esta mujer de 74 años ha logrado hacer un repaso por la evolución de la ropa en cada época histórica, desde los primeros hombres que se cubrían con pieles hasta la actualidad, analizando el contexto histórico en el que se desarrollaba cada estilo. Como ella misma explica, «es una sencilla historia de la humanidad vista desde la forma de vestirse«.
Este libro hunde sus raíces, curiosamente, en el interés de Concha desde pequeña por la pintura. Empezó reproduciendo la imagen de la Infanta Margarita del cuadro de Velázquez Las Meninas, empleando la técnica del collage para los adornos. Siguió haciendo copias de personajes de otras pinturas y pronto se dio cuenta de que las diferencias entre los ropajes de unos y otros tenían mucho que decir y decidió investigar. Así, retrocedió en el tiempo hasta el Paleolítico, encontrándose por el camino documentos tan interesantes y poco conocidos como el libro Historia del Luxo y de las leyes suntuarias de España, de Juan Sempere y Guarinos.
Y es que durante muchos siglos en Europa han existido leyes que determinaban o influían en la forma de vestir de las clases más humildes, a las que «no dejaban llevar telas lujosas, entre otras cosas. Los antiguos, los romanos, ya legislaban sobre este aspecto, pero es a partir del siglo XIII cuando estas normas se vuelven, puede decirse, que hasta crueles. La moda ha estado marcada por la legislación hasta hace poco y esa influencia se ha dejado notar hasta el siglo XX«.
En este sentido, Concha destaca que estas reglas traspasaban el umbral de la privacidad de los hogares, pues hasta indicaban a los afectados qué debían comer, qué número de invitados podían sentar a sus mesas, cómo debían ser sus muebles o qué ropa les estaba permitido vestir y de qué tejido y color tenían que ser. Además, la permisividad se concedía en proporción a los bienes poseídos, de forma que siempre se aplicaban más estrictamente y con mayor rigor a los más pobres: «los pobres tenían que ir miserablemente vestidos y esa idea pervivió en el tiempo hasta mediados del siglo XX, hasta entonces alguien de clase baja no concebía ponerse un abrigo, una prenda reservada para los ricos».
A lo largo de su investigación, Castro ha localizado detalles muy curiosos, como el atuendo de la conocida ‘recolectora de miel’, una pintura rupestre de hace entre 8.000 y 5.000 años que se encuentra en las Cuevas de la Araña (Valencia) y que representa a una mujer con una falda corta y una larga melena subida a un árbol para alcanzar el manjar de las abejas. La autora destaca que hoy podríamos ver por la calle a cualquier joven así, con pelo largo y suelto y una minifalda, y no llamaría nuestra atención.
Otro ejemplo lo representan las túnicas del Neolítico dobladas en una estera localizada en la Cueva Sagrada (Murcia). «Una profesora de la Universidad de Murcia hizo una reconstrucción de estas piezas, que se han conservado milagrosamente gracias a las condiciones de la Cueva, y por su diseño bien podrían estar hoy expuestas en un escaparate y no desentonarían. Sin embargo, una señora vestida a la moda de hace 200 años, no podría ir hoy por la calle. Con esto quiero decir que nada hay nuevo bajo el sol, que la historia siempre se repite«, argumenta Concha.
Castro siempre ha sido una apasionada de la Historia, y «la moda, aunque pueda parecer una parte banal de ésta también ha tenido y tiene gran influencia en las personas«, señala la autora.
A pesar de su edad, Concha asegura que tiene «muy bien la cabeza» y que ya tiene nuevos proyectos en mente: «quiero hacer una novela histórica, aunque eso ya son palabras mayores, pues tendría que investigar e indagar. Es sólo un proyecto y, con mis años, no se puede pensar a muy largo plazo», bromea.
Castro ha escrito más de una decena de relatos, algunos son recuerdos de su infancia, otros dedicados a lugares como el Dolmen de Soto o las ruinas de Tejada la Vieja, y otros tantos, frutos de su imaginación.
Y es que la literatura es una de sus grandes pasiones, aunque su vida profesional nunca ha estado directamente vinculada con su aficiones. Esta onubense de adopción llegó a Huelva cuando contaba con dos años de edad y estudió en la Escuela de Comercio, trabajando posteriormente como secretaria en la misma. Cuando se casó «te incentivaban económicamente para que te quedaras en casa», así que se centró en su hogar y sus hijos reenganchándose al mercado laboral con la democracia. Aprobó unas oposiciones de auxiliar de enfermería y ha trabajado en los hospitales de la capital hasta que se jubiló, un empleo «muy humano y cercano, que me ha llenado todos estos años», reconoce.
Ahora se dedica a lo que siempre le ha gustado, siendo Historia de la vestimenta a través del arte fruto de su interés por la historia y la pintura. Como ella misma explicará en la presentación, es un libro que «va más allá de lo que son las modas, ya que creo que he conseguido catalogar cada época histórica como corresponde. Por eso pienso que a los jóvenes, que tienen un poco de lío con el devenir de la historia, les puede servir de mucho para aclararse. De hecho, estoy dispuesta a impartir charlas en colegios e institutos para explicárselo yo misma».
Narrada en un lenguaje muy sencillo y cercano, Castro logra enganchar al lector y sumergirlo en un pasado de telas, leyes y hechos que han marcado el devenir de la humanidad. Un viaje en el tiempo a disposición de todos los onubenses.