Miguel Mojarro.
Gibraleón fue el comienzo de un trabajo en los casinos de Huelva, allá por el 2008, porque allí tuvimos el primer contacto con un Presidente. Y se confirmaron nuestras expectativas: En los casinos había indicios y evidencias de ser un atractivo tema para un trabajo sociológico de importancia.
Y seguimos por otros casinos, por otras carreteras que nos llevaron a otros pueblos, charlando con otros presidentes y tomando café con otros socios. Pero siempre quedó Gibraleón como el sitio de salida motivador. Por eso en nuestro libro «Casinos de Huelva» lo colocamos al final, como cierre de una ruta por todos los casinos de la provincia. Por eso su capítulo lleva un título sugerente: «… Y Gibraleón».
Hemos estado de nuevo en este Casino, esta vez con un motivo diferente y comprometedor: Invitados por su Presidente, Manuel Parralo, nuestro primer amigo en Gibraleón y algunos directivos que ya eran amigos nuestros de anteriores visitas. Torres, Quintero, de la Rosa, Peña, Juan Antonio… y la generosa colaboración de nuestro amigo José Calvo cámara en mano.
Algunos cambios se observan, sobre todo en el bar, que está servido de manera atractiva por María, Antonio y Gloria.
Pero el gran cambio está en el futuro inmediato, en cumplimiento de la intención de una nueva directiva que tiene muy claro que algo hay que hacer. Porque los tiempos van de manera inexorable hacia las dificultades derivadas de una falta de entendimiento entre la tradición casinera y la exigencia de tiempos que están en el vértigo de nuevas tecnologías, nuevos medios de comunicación y nuevas tentaciones llegados desde la «caja tonta» esa.
El mundo es el mundo y su caminar no pasa por respetar las formas de ocio y de cultura al uso durante un siglo. El mundo va a su aire y no le importan los lamentos de quienes caminan más despacio. El mundo no siente, sino que avanza. No sé si el mundo es inteligente, pero sí sé que es insensible ante derechos, hábitos y placeres que viven entre nosotros.
El Casino de Gibraleón, su Directiva, se ha percatado del asunto y ha dicho basta. Se ha puesto el mono de trabajo, se ha reunido en torno a una inquietud y ha comenzado una andadura (Como ellos dicen) que conduce, al menos, a un intento admirable de poner al Casino en el mismo camino que transita el mundo y, si es posible, a su misma altura.
Y dicen, no sin razón, que si el mundo ha descubierto nuevas formas de ocio, nosotros no vamos a ser menos. Pero, eso sí, sin perder nuestra peculiaridad en tanto que Casino, con todos nuestros valores y riquezas. Con todo eso que nos ha hecho importantes desde más allá de cien años, que no son pocos.
No se trata de cambiar, sino de subir a un tren que pasa cerca y llevar con nosotros ese baúl viajero en el que llevamos manta y aperos que son nuestra riqueza garantizada. Porque eso sí que es garantía de valor: Aquello que tantos años ha sido compañero fiel de nuestro ocio. Y que debe seguir siéndolo, porque está bien diseñado, bien contrastado y arraigado en toda la historia de la Humanidad. En todos los tiempos los hombres han estado aferrados en su asueto a tres actividades buscadas calladamente cada día, más allá del tiempo de trabajo o familiar. Tres actividades que han sido los tres pecados más deseados en todas las épocas: Hablar, jugar y beber.
Nuestros casinos, los de Huelva, han bebido de estas tres fuentes del placer. Y deben seguir haciéndolo, para que la categoría de «casino» permanezca, que no es bueno dejar de ser algo satisfactorio para empezar a ser otra cosa no conocida.
Y ese es el mérito de nuestro Casino de Gibraleón: Haber descubierto que el tren de la evolución está en nuestra estación y que hay que subirse a él, con nuestro baúl de viajero inteligente, nuestras fotos de familia y los utensilios de ocio que tanto han aportado al tiempo de asueto de la Humanidad, siglo tras siglo.
Es bueno que un casino evolucione. Es necesario que lo haga. Es inevitable elegir entre evolución o desaparición. Tarde o temprano. Y es inteligente una reflexión, que aprendí de alguien que no recuerdo, pero que debió ser importante en mi vida: Si algo se sabe que va a ser necesario, es mejor hacerlo antes de que surja la necesidad, porque si esperas, puede que no tengas tiempo.
Gibraleón, su Casino, ha comenzado una andadura, firmemente aferrados a la defensa de sus valores tradicionales, que tantos años han sido el placer de cada día para todos sus socios, aunque no hayan visitado diariamente el Casino.
Una andadura en la que han hecho un trato (Como antes se hacía en los Casinos) con un compañero de viaje deseable y necesario: La Cultura. Porque la Cultura es el pan con que se acompañan todos los manjares sabrosos. La Cultura no es una moda efímera, sino que es el soporte de todas las modas y todas las tentaciones. La Cultura es eso que, si falta, nada queda, porque todo lo demás se diluye.
Pero entendamos bien ese término, Cultura, que no está precisamente bien entendido. Cultura es todo aquello que nace con el hombre y de su actividad social o individual. Es la compañera de la Naturaleza en nuestra visita a este mundo. Cultura es todo aquello que, nacido de la acción y presencia del hombre en la Naturaleza, tenga un valor de uso, estético o de supervivencia.
La literatura, la siesta y las formas de hacer vino, son cultura. Y también lo son la pintura, el lenguaje y las competiciones deportivas. Sin olvidar el pensamiento, los oficios y el amor. Y una película del oeste, un anís bien hecho en Zalamea o un aceite recién salido de nuestras almazaras. Y el jamón, las calles y la almadraba. Y todo lo que a lo largo de los siglos, muchos siglos, ha acompañado a los hombres en su «andadura» histórica o ha surgido de sus propias necesidades.
Cultura. Esa es la clave para los casinos. Y solamente los casinos pueden unir Cultura y sus tres valores tradicionales, hablar, jugar y beber, en un extraño maridaje que no se repite en ninguna otra situación humana. Sólo en los casinos.
Y Gibraleón ha sabido hacer esta lectura. Por eso inicia este viaje al futuro, a la conquista de la Cultura, para hacerla propia. Y que la Cultura se haga socia de estos salones, para que el Casino de Gibraleón sea referente atractivo del ocio en la localidad. Junto a quien se tercie, pero a la cabeza, que para eso es independiente y abierto, sugerente y seguro, cercano y confortable.
La actual Directiva ha iniciado el trabajo de evolución con un acto en su salón principal el pasado día 29 de agosto. Una ponencia nuestra dejaba clara la intención y marcaba la realidad de la evolución casinera: El futuro de un casino pasa por la evolución, sin dejar de ser casino.
Y también pasa por cumplir algunas condiciones legítimas de los socios, que para eso son quienes lo sostienen, mes a mes, con sus cuotas personales. Condiciones que no deberían ser discutidas, porque están en el mismo origen de estas instituciones sociales: Un bar, como el mejor. Unos precios, inferiores (Aunque sea poco) a los del entorno. Un confort, que se desee tras una jornada de actividad laboral o familiar.
Y la mejor forma de entender esto , pasa por conocer otros casinos del entorno. Por eso la Directiva nueva ha iniciado su periplo con un tema fundamental para este conocimiento: «Los casinos de la provincia de Huelva: Un patrimonio social y cultural».
Es buena notica el comienzo. Pero también lo es la intención de seguir caminando. Al servicio de un Casino, de sus socios y de la localidad.
No se olvide esto: De la localidad.
Miguel Mojarro
654.84.60.94
[email protected]
www.azoteas.es
2 comentarios en «Gibraleón: Un casino en evolución»
Tuve la oportunidad de asistir a la conferencia de D. Miguel en Gibraleón y percibir el ambiente en directo y me llamó la atención la disponibilidad de su Presidente y el compromiso moral que adquirieron dos representantes políticos del Ayuntamiento, uno del PP y ella del PSOE, otra cosa es lo que realmente luego hagan por mantener el imprescindible apoyo municipal a esta significativa y gloriosa entidad cultural que tanto años ha venido sirviendo a su pueblo, pero tengo mis dudas sobre el alcance de miras municipal, pues, habitualmente, sus ojos suelen estar empañados por el velo de la ambición del voto y, es evidente que hay otros foros más atractivos para dicho menester. ¡Ojalá esté equivocado!
Me encantaron sus salones, sus actividades tradicionales de ocio y la ilusión en los ojos del Presidente cuando D. Miguel le ofreció su ayuda. Querido Miguel, sigue por ese camino transmitiendo ilusión y apoyo, quizás no siempre consigas rehabilitar el casino, pero buenos amigos sí que estás haciendo, y eso también es importante. Un abrazo
En este caso, Gibraleón, tengo mucha confianza en la tarea que la nueva Directiva ha iniciado, en aras de la evolución del Casino.
Y creo contar asimismo con la aportación institucional, basándome en ese hecho que recoges y que no es tan frecuente como seria de desear: La presencia de dos representantes municipales, uno de cada sector político, en el salón durante la ponencia que mencionas.
Pero también hubo otras presencias importantes, como la de muchos socios y mujeres interesadas en el tema casinero.
Y algunos venidos de fuera, como es tu caso. Fue un verdadero honor contar con tu asistencia.