José Miguel Jiménez / Zalamea. Entre días 12 y 13 de septiembre tendrán lugar en Zalamea la Real los cultos religiosos en honor a la Divina Pastora, coincidiendo con la festividad del Dulce Nombre de María. El 12 por la tarde se celebrará en la ermita una solemne misa, realizándose una vez concluya, un rosario vespertino presidido por la imagen de la Virgen, que estará colocada sobre unas sencillas andas. Ya en la tarde del 13 de septiembre tendrá lugar el besamano en su Ermita, como conclusión de los actos.
Los orígenes de la devoción son imprecisos hasta el siglo XVIII. Existen referencias de la Virgen María como pastora en la vida y escritos de Juan el Geómetra, siglo X , San Juan de Dios, San Pedro de Alcántara, la venerable María Jesús de Ágreda, Santa María de las Cinco Llagas. Sin embargo, la labor de darla a conocer fue concebida en Sevilla en el año 1703 en la mente de un sacerdote capuchino de gran devoción mariana conocido como Fray Isidoro de Sevilla. Este capuchino le encargó un lienzo con tal representación al artista Alonso Miguel de Tovar de la Escuela pictórica sevillana y escribió La Pastora Coronada (Sevilla, 1705) en la que expuso su idea predicable de la Virgen en traje de pastora. El religioso Fray Miguel de Zalamea, muy cercano a Fray Isidoro, trae la advocación de la Divina Pastora a Zalamea en 1766, colocándose una imagen en un camarín construido al efecto en la antigua Ermita de San Sebastián.
En 1936, la imagen primitiva es destruida, siendo la actual obra de Sebastián Santos Rojas. Tras algunas décadas en la que la devoción a la Pastora y el cuidado de su ermita cayó en un cierto letargo, el resurgimiento de la Cruz de Mayo vino a significar la recuperación del templo, a la vez que se incorpora a la festividad de El Romerito, el culto a esta imagen mariana, que cada mayo camina al recinto romero de Zalamea.