Redacción. La Delegación Territorial de Igualdad, Salud y Políticas Sociales ha llevado a cabo un total de nueve talleres dentro del programa de formación correspondiente al curso 2014-15 que se encuentra dirigido a los profesionales de los centros de protección de menores de la Juta de Andalucía en la provincia de Huelva, de su propio Servicio de Protección de Menores y de las entidades colaboradoras.
El objetivo de esta iniciativa es mejorar la calidad de la asistencia que se presta a los jóvenes en situación administrativa de guarda o desamparo y que son usuarios del programa de acogimiento residencial de la Junta, a través de la organización de acciones formativas que refuercen la capacitación del personal técnico encargado de su cuidado.
Los talleres han sido impartidos por representantes de los mismos centros y personal externo especialista, y en ellos se han abordado temas claves para garantizar el bienestar de los menores, con especial énfasis en la educación emocional, la respuesta satisfactoria a sus necesidades y la adopción de estrategias adecuadas. Su desarrollo ha dado continuidad al plan para compartir buenas prácticas asistenciales en este ámbito impulsado por el Servicio de Protección de la Delegación del ramo el año anterior.
La primera de las actividades incluidas en el programa 2014-15 se centró en el proyecto ‘Viaje a mi historia’. Se trata de una nueva herramienta que permite a los jóvenes hablar de su vida al tiempo que van registrando los acontecimientos más importantes de su pasado, sus experiencias en el presente y sus deseos y expectativas de futuro.
El segundo de los talleres versó sobre la detección de casos de violencia sexual y las pautas de actuación que han de seguir los profesionales ante esa clase de sucesos, así como la derivación a los recursos especializados de evaluación existentes.
Las siguientes actuaciones programadas incidieron en los aspectos fundamentales acerca de la creación de equipos de trabajo en las organizaciones y el manejo de las situaciones de estrés; el afrontamiento del duelo en los menores; el diseño de programas de preparación para la emancipación de aquellos que cumplen la mayoría de edad, y el aprendizaje de intervenciones de estimulación con vistas a los usuarios con discapacidad.
Las tres últimas sesiones tuvieron como temáticas la planificación del acogimiento preadoptivo, la prevención de la violencia de género en los centros y la incorporación del enfoque de la interculturalidad.
Además de incrementar sus competencias, todas estas actividades han puesto a disposición de los participantes un foro de debate, comunicación e intercambio de experiencias que sirven de mejora en su desempeño profesional, a la vez que el establecimiento de conclusiones y buenas prácticas comunes para la atención de los menores.
Red de centros de protección. La Delegación Territorial de Igualdad, Salud y Políticas Sociales gestiona en la provincia onubense una red integrada por 24 centros de protección de menores, que cuentan con un total de 195 plazas entre públicas y concertadas. En ellos se lleva a cabo el programa de acogimiento residencial de la Consejería del ramo, cuya finalidad fundamental es dar acogida y ofrecer respaldo a los menores carentes de un ambiente familiar adecuado, proporcionándoles el apoyo necesario para su desarrollo personal y su formación integral. Sus destinatarios tienen de 0 a 17 años de edad.
La labor de los centros de protección de menores es amplia y diversa. Abarca desde facilitar la integración social, orientar y asesorar para la inserción laboral y la emancipación, a potenciar el desarrollo de la autonomía personal, crear hábitos de vida saludables, fomentar las habilidades sociales y, de manera muy especial, cubrir las carencias afectivas y emocionales de los menores acogidos en sus instalaciones.
Junto al residencial, existe otra modalidad de acogimiento para los menores tutelados por la Junta: el familiar, consistente en la integración del menor en otra familia cuando debe ser separado de sus padres o tutores. Esta medida de protección se intenta priorizar frente a la institucionalización en centros, de manera que se eviten los riesgos que supone la separación del niño de un entorno familiar normalizado.