Carlos Arroyo. Magisterio del toreo a caballo en la primera de la Feria de las Colombinas a cargo de los rejoneadores actuantes, que demostraron por qué están en los puestos más altos del escalafón tras varias temporadas. Y todo tiene más mérito por las dificultades planteadas por la corrida de Fernando Sampedro, que no llegó a las altas cotas del pasado año. No demostraron excesivo celo ni la movilidad requerida para un festejo de rejones, lo que no fue óbice para que los caballeros lograran un triunfo incontestable.
El primero de la tarde se le cruza a Pablo Hermoso, que le gana la cara con limpieza a lomos de Napoleón, después de pararlo como si manejara un capote de brega. El toro se apaga pronto, sin celo, por lo que no hay mucha brillantez en los pares de banderillas, llegando el momento más álgido con Disparate llevando al toro a dos pistas cambiándole el pitón. No disminuye la intensidad de la faena montando a Viriato, ya que el torero de Estella tiene que arriesgar ante la poca movilidad del astado, al que tiene que llegar mucho para clavar. Remata con Pirata en las banderillas cortas y el rejón de muerte viaja certero por lo que se le premia con una oreja. Más colaborador fue su segundo oponente, el cuarto de la tarde. Más noble y templado, sin excesiva movilidad, Pablo Hermoso le plantea una faena de mucho quilates, sólo al alcance de una figura del toreo de su valía. Berlín y Dalí en banderillas pusieron la plaza boca abajo con recortes por los adentros, con riesgo y en los pares de banderillas en el cite de frente. De nuevo Pirata en el último tercio puso colofón a una gran faena, con dos pares de banderillas cortas a dos manos y gran estocada. Dos orejas jalonan el magisterio del torero navarro.
Ciclón Diego Ventura en el quinto de la tarde. El torero de la Puebla del Río provoca un clamor en los tendidos con una faena espectacular, de riesgo, exposición e inspiración. Con Roneo en las banderillas, comienza la espectacularidad de la faena, aunque, sin duda el momento de mayor brillantez de su faena llegó a lomos de Milagro, con tres pares al quiebro citando muy corto. El momento de mayor intensidad de la tarde, sin duda, ante el toro con más duración y movilidad del festejo. Concluye la faena con la monta de Remate, en las banderillas cortas al violín y asegurando la estocada algo caída que le suponen las dos orejas. Su primer toro fue el más deslucido del festejo, ya que manseó en exceso, sin celo ni movilidad, sólo la porfía de Diego Ventura permitió que la faena tomara vuelo, sobre todo a lomos de Nazarí en la conducción a dos pistas con el toro enhebrado en el estribo y con Chalana, con piruetas y cites efectistas. El mal uso de la espada le impidió la obtención de la oreja.
Difícil papeleta la del escaceño Andrés Romero al alternar con las dos máximas figuras del rejoneo actual y seguramente de la historia del toreo a caballo. Y, desde luego, que no desentonó en absoluto, espoleado por un público que desde el comienzo de su actuación lo llevó en volandas al triunfo, a todas luces merecido, ya que el premio fue acorde con lo realizado en la plaza, y en ningún caso, se le puede tildar de populista. Entonada su primera faena al tercero de la tarde que no tuvo la emoción requerida, consiguiendo Andrés el triunfo a base de exposición y riesgo. Gran par de banderillas con la monta de Guajiro, al quiebro en el cite de frente y muy en corto. El jabonero que hizo sexto planteó todavía mayores dificultades. No atendía a los cites, por lo que había que llegarle muy encima, lo que conllevaba un riesgo mayor, ya que también el toro soltaba la cara. En la monta de Odiel se produjo mayor acople entre toro, torero y caballo, rematando con Chamán en un par de banderillas cortas por los adentros jaleado por los tendidos. Gran esfuerzo del torero onubense de Escacena del Campo, que obtuvo una oreja de cada enemigo, posibilitando el resultado triunfal, que no triunfalista, en el inicio de la Feria de las Colombinas.