Leticia Camacho. 750 años han pasado desde que se emitiera el documento más antiguo del que se tiene constancia en el Archivo Municipal. Se trata de un privilegio que se le concede a la Villa de Huelva en 1265 por el cual queda exenta de un portazgo -tributo- para que sus ciudadanos puedan vivir mejor.
Hay que apuntar que tres años antes, en 1262, tenía lugar la conquista cristiana del Reino de Niebla, al que pertenecía el núcleo de Huelva y que es a partir de esa época cuando empiezan a florecer este tipo de documentos valiosos, utilizados como instrumentos de gobierno y como pruebas irrefutables de asuntos de primer nivel, como las delimitaciones territoriales.
De límites geográficos habla el segundo documento más antiguo, de 1267, un privilegio rodado en el que se describen los límites de la villa con respecto a las colindantes, en este caso Niebla y Gibraleón. Es este pergamino algo más solemne que el anterior y así lo manifiestan las características del propio documento. Emitido por la cancillería real de Alfonso X El Sabio, es escrito a dos tintas y contiene signos de validación como el sello real y el crismón, en la parte superior izquierda, la invocación divina con la que se inician multitud de documentación de la época. También posee un signo de validación elaborado con hilos de seda y sello de plomo, lo que resalta su valor frente a los sellos de cera utilizados en documentos de menor importancia.
En total, el Archivo Municipal conserva 17 pergaminos. Sucede que en algunos de ellos hay revalidaciones posteriores o insertos, que se cuentan como documentos en si, con lo que el Archivo dispone de 24 documentos entre 1265 y 1521. Custodiados en un depósito especial de la sede actual del Archivo, en la Casa Colón, en sus orígenes eran guardados como oro en paño en unas arcas o cajas de las tres llaves. Eran el alcalde, el escribano y el regidor de la ciudad quienes tenían en su poder una de las llaves y era necesaria la presencia de los tres para abrir la caja que contenía tan valiosos escritos.
Hoy en día, el halo de misticismo de un arca con tres llaves se ha sustituido por métodos de conservación menos ceremoniosos, pero muy eficaces y, sobre todo, al alcance de cualquier ciudadano que lo quiera consultar. No hay más que hacer un clic en la página web del Archivo y acceder a todos los fondos documentales digitalizados, tanto los municipales como los privados, algo que facilita la tarea del investigador y que sirve también, porqué no, como distracción o entretenimiento cultural.
«El esfuerzo es inconmensurable -asegura la archivera municipal, María Dolores Lazo– y todos los trabajadores del Archivo estamos implicados en hacer que nuestra web sea muy clara, completa y fácil de manejar». No en vano, el Archivo Municipal onubense consta como uno de los primeros andaluces en poner a disposición a través de internet sus fondos para el público general y en lo que va de año, la web ha recibido más de medio millón de visitas, frente a las 432.ooo de todo 2014.
Gracias a los documentos conservados, la historia de Huelva ha podido hilarse mejor. Es curioso el caso del escudo, cuyo origen figura en el voluminoso e importante fondo documental del historiador onubense Diego Díaz Hierro con fecha del siglo XIII, pero fue la propia María Dolores Lazo, la que halló un documento no catalogado, de 1602, que incluía una referencia a los símbolos del escudo. «Encontré un libro no clasificado, dentro de otro, como cosido, con la revelación de que nuestro escudo existía ya un siglo antes de lo que todos pensábamos«.
Otras joyas y hallazgos han ido a parar al Archivo gracias a las donaciones de fondos privados de personas ilustres de la ciudad, en la mayoría de los casos, por iniciativa de sus descendientes. Los fondos de Diego Díaz Hierro, el arquitecto Alejandro Herrero, José Jáuregui, Francisco Canterla y Martín de Tovar, Juan Quintero o el fotógrafo Francisco Macías dibujan, cada uno a su manera, diversas parcelas de la vida de Huelva a lo largo de los años.
Con el humilde pero inestimable empeño de tejer la identidad onubense y hacerla perdurable, la importancia del Archivo Municipal y su afán por acercarse a la ciudadanía resultan de tal valor para la cultura, que bien podríamos recuperar la antigua tradición y guardarlo en una caja de tres llaves.