Leticia Camacho. Tiene 33 años y desde hace uno vive en Polonia, al norte del mar Báltico, un enclave que le permite vivir feliz y muy cerca de la naturaleza, aunque siga añorando a su familia y amigos como el primer día.
Huelva y El Rompido han sido los escenarios de toda su vida hasta que los ha cambiado por los paisajes fríos de la ciudad en la que vive, Swinoujscie. Sin embargo, Manuel Castañeda es un viajero avezado que conoce al dedillo Praga, donde realizó una beca Erasmus, y ha visitado numerosos rincones, desde Francia, Bélgica, Alemania, Países Bajos, Noruega, Italia, San Marino, Suiza, Eslovaquia, Hungría, Austria, Inglaterra, Marruecos y Asia, cuando «me lié la manta a la cabeza con dos amigas y recorrimos India y Nepal».
En la Universidad de Huelva ha obtenido su formación en Ingeniería Técnica Industrial por Electrónica Industrial, incluyendo dos masters, uno en Prevención de Riesgos Laborales y otro en Tecnología e Instrumentación Nuclear.
La vida le ha llevado a trabajar como técnico de producción en una multinacional alemana dedicada al aislamiento, andamiaje y pintura industriales a poco más de 3000 kilómetros de su Huelva natal.
-¿Por qué decidiste irte fuera?
Soy un poco “culo inquieto”. Viajar es una de mis pasiones y, después de un largo tiempo viviendo de nuevo en Huelva, me apetecía volver a salir y vivir experiencias fuera de Huelva. Cuando uno viaja se enriquece muchísimo, pero viajar durante ciertos días a veces no basta.
Tanto me gusta viajar que en 2013 mis amigas María Luque y María Bejarano y yo nos liamos la manta a la cabeza y nos fuimos durante 5 meses a recorrer India y Nepal sin rumbo preestablecido. Hasta ahora ha sido la mayor aventura que he vivido y considero que debería ser una experiencia obligada para cualquier persona, al menos, una vez en esta vida. La cosa cambia cuando uno vive por un tiempo en algún lugar y se amolda al estilo de vida del sitio dónde va. Es otro tipo de vivencia que considero que también debería ser obligatoria.
-Ya ha pasado un año desde que vives en Polonia, ¿qué conclusiones has sacado hasta el momento de la ciudad en la que vives, cómo la describes?
Swinoujscie es un pequeño pueblo turístico a orillas del Báltico, en una isla germano-polaca llamada “Usedom Island” en el Voivodato de Pomerania Occidental. Aunque es un pueblo pequeño, se trata del mayor puerto marítimo de Polonia. Desde aquí salen los principales ferris hacia Ystad (Suecia), Trelleborg (Suecia) y Copenhague (Dinamarca). El invierno, propio del norte de Europa, es frio y oscuro, pero la primavera y el verano son estaciones preciosas (unas 18-20 horas de luz al día). Estamos rodeados de bosque salvaje, playas increíbles, lagos, ríos, en fin, mucha naturaleza, y eso a mí, en particular, me encanta.
-¿El idioma ha sido una traba en tus comienzos?
Cuando en 2013 me fui a Praga de Erasmus, mi nivel de idiomas era medio. Había estudiado inglés durante muchos años pero no lo había puesto en práctica diariamente. Fue ahí cuando comencé a desenvolverme más con el idioma. Ahora tengo un nivel medio-alto, siempre muy mejorable, por supuesto, pero me defiendo bastante bien.
-¿Qué nos puedes contar acerca de Polonia, es un país muy diferente al nuestro?
Polonia está ahora despertando al mundo. Digamos que como España en los 80 o 90. Hay que tener en cuenta que, aunque Polonia sea Europa, no deja de ser el este de Europa, y eso se nota. Se nota en la cultura, se nota en la forma de vivir, en las infraestructuras, etc. Aun así, aquí se vive bien, es bastante más barato que España, el clima no es tan duro como uno se piensa y estamos rodeados de naturaleza por doquier.
-¿Y sus habitantes, cómo son?
Los polacos en general son gente muy amigable. La verdad que, tanto ahora, como las veces que he visitado Polonia anteriormente, he tenido bastantes buenas experiencias con la gente de aquí. Concretamente en mi pueblo, al tratarse de un pueblo cuya principal actividad económica es el turismo alemán senior (es una conocida zona de balnearios) la media de edad es, digamos, más alta de lo normal, por lo que la gente mayor, que no ha tenido quizás tanto acceso a la cultura, es un poco menos afable, pero en general, la gente es muy simpática.
-¿Cuál crees que es la imagen de España allí?
Tristemente, lo más conocido de España en el extranjero es el Barça y el Real Madrid, el baile de la Macarena y los toros. Una realidad que nada tiene que ver con los grandes contrastes que podemos encontrar en España. Aún así la imagen de España fuera es la de un lugar donde se vive bien, se come bien y se pasa bien, así que creo que es muy positiva. Y además, eso se nota porque, en general, a los extranjeros les encantan los españoles.
-¿Qué trabajo desempeñas en estos momentos?
Trabajo en la construcción de la primera Terminal regasificadora de Gas Natural de Polonia. Aunque no comparto el uso de fuentes de energía basadas en combustibles fósiles, sí es cierto que este proyecto es un reto para Polonia. Polonia vive del gas ruso, y esta central supone su independencia de Rusia en este aspecto, por lo tanto creo que es muy importante para ellos.
-¿Te has marcado algún nuevo objetivo o reto?
Siempre hay algún nuevo reto en el tintero -risas-, ¡el problema es decidirse por uno! De momento quiero aprender de lo que estoy haciendo ahora, ya que me permite desarrollarme y viajar mucho. Más adelante tengo otras inquietudes que quiero cumplir, como estudiar Naturopatía o vivir en la montaña.
-¿Qué piensa tu familia de tu aventura?
Mi madre cada vez que le digo: mamá, ¿sabes qué me apetece?, se echa las manos a la cabeza -ríe-. Siendo serios, realmente están muy contentos de que pueda desarrollar mi trabajo fuera porque saben que me gusta y estoy bien. Aunque por supuesto me echan de menos y yo a ellos.
-¿Y tus amigos?
Mis amigos están encantados porque me ven feliz, aunque no nos vemos tanto como nos gustaría. Pero bueno, en general piensan que este estilo de vida para este momento es lo mejor que me puede pasar.
-¿Cuáles son tus planes futuros?
Actualmente tenemos por delante terminar este proyecto y quizás otro más corto en Bélgica. Después de eso me gustaría saltar a Sudamérica, me lleva llamando desde hace mucho. También tenemos otro proyecto bastante gordo en Perú para el año que viene, así que seguramente, ese será mi destino, o no, nunca se sabe…
-¿Piensas volver a España, a Huelva, en breve?
En breve no creo. Volver por supuesto que volveré. Uno siempre vuelve a sus raíces. A mí me encantaría establecerme definitivamente en Huelva, aunque quizás no en la ciudad, en la sierra o en algún lugar más próximo a la naturaleza que al cemento.
-¿Qué es lo que más echas de menos de Huelva?
¡Las coquinas! Aparte de la familia y amigos y, por supuesto, mi perra Tüla que la echo de menos muchísimo y tengo la suerte de que mis mejores amigos cuidan de ella, echo mucho de menos la comida de Huelva y mi gente, mi ambiente, ¡y ver la puesta de Sol mirando hacia la derecha!
-¿Cuál es tu balance de la experiencia?
Positivo siempre. Cada vez que uno de aleja de su “círculo de confort” comienza a desarrollarse en todos los sentidos, a conocerse a uno mismo frente a situaciones no comunes y seguir forjando su propia personalidad. Por eso salir fuera, ya sea al extranjero o no, es muy enriquecedor
-¿Recomiendas a todo el mundo que viva un tiempo fuera de España? ¿Por qué?
Obligatorio. Todas las experiencias te enseñan algo nuevo sobre ti mismo. Y hay un mundo entero por conocer, sería demasiado absurdo quedarse en un mismo lugar toda la vida.
-Para terminar: un mensaje a los onubenses.
Pues que se lancen a vivir nuevas experiencias siempre, ya sea fuera, dentro o en medio. Y que en Huelva se vive muy bien, pero fuera de Huelva también.
Muchas gracias.
A vosotros. Muchas gracias por acercarnos a los que estamos lejos. Salud.
1 comentario en «Un ingeniero onubense que desarrolla su profesión a orillas del mar Báltico»
Que grande eres artista… Y que ganas de verte con un buen plato de coquinas por delante. Un abrazo