Redacción. Los duques de Montpensier, Antonio de Orleans y Luisa Fernanda de Borbón, realizaron dos visitas a Moguer y La Rábida en 1854. La primera tuvo lugar los días 9, 10 y 11 de marzo, y en ella estuvieron acompañados por la madre del duque, la reina Amelia de Borbón-Dos Sicilias, viuda del rey Luis Felipe de Orleans, rey de Francia.
La regia comitiva, cuyo objetivo era visitar el monasterio de La Rábida que estaba deteriorándose y siendo objeto de numerosos destrozos, se hospedó en Moguer, lo que provocó no pocos quebraderos de cabeza tanto al propio Ayuntamiento como a algunos de los vecinos más importantes de la ciudad, que deseaban estar a la altura de tan ilustres visitantes.
Los documentos que se muestran este mes en el Archivo moguereño gracias a las investigaciones de su responsable, Diego Ropero, dan cuenta precisamente de esa estancia de los Montpensier en Moguer, y de la que posteriormente realizaría en solitario el duque Antonio de Orleans el día 5 de junio.
Acompañado por la concejala de Cultura, Lourdes Garrido y el concejal de Turismo, José Antonio Rodríguez, el archivero municipal explicó con todo detalle las circunstancias que concurrieron en las regias visitas a Moguer, que respondían al interés del duque de Montpensier por comprobar el estado de ruina del histórico convento de la Rábida.
Desde 1836, fecha en que el recinto rabideño fue sacado a subasta en cumplimiento de la Ley de Desamortización, quedando desierta su puja, el convento sufrió actos vandálicos que saquearon el interior provocando su deterioro, hasta que en 1851 el ministro Fermín Arteta ordenó el derribo del edificio colombino, aunque afortunadamente la decidida actuación de Mariano Alonso y Castillo, gobernador de Huelva entre 1851 y 1853, paralizó su demolición.
Reproducciones digitales de los acuerdos de pleno adoptados por el consistorio moguereño en relación con estas visitas, (los originales se encuentran en un delicado estado de conservación que no aconseja su exposición al público), así como fotografías de los Duques y de la reina Amelia de Borbón, además de una medalla conmemorativa que reproduce el estado de conservación del convento rabideño en el siglo XIX.
Las visitas de los Montpensier y el interés mostrado por el Duque influyeron decisivamente para que el Gobierno lo declarara dos años más tarde Monumento Nacional, llegando a colaborar financieramente el propio Antonio de Orleans en la recuperación del convento de la Rábida, lo que hizo posible, no solo que éste no desapareciese, sino que fuese recuperando su aspecto original. Después llegarían otras intervenciones que hicieron posibles distintas fases de restauración financiadas por el Estado, sobre todo las realizadas por Velázquez Bosco, con motivo del Cuarto Centenario del Descubrimiento de América.
«De esta manera», comentó el archivero municipal Diego Ropero, «Moguer se convirtió de nuevo en protagonista esencial en los proyectos colombinos, y muy especialmente en la revalorización del patrimonio americanista de La Rábida».
Hay que recordar que el programa El Documento del Mes, que el pasado 2014 estuvo dedicado a la conmemoración del Año Platero, se dedica en este 2015 a proyectar la intensa vocación americanista que ha mantenido la ciudad de Moguer desde la época de su decisiva participación en el Descubrimiento del Nuevo Mundo.