José Miguel Jiménez / Zalamea. Las calles del centro de Zalamea se llenaron de los aromas de las juncias, mastranto y otras plantas aromáticas, que sirvieron de alfombra al paso del cortejo del Corpus que partió tras la misa desde la iglesia de la Asunción.
La procesión realizó varias paradas en los altares o descansos que hermandades y particulares instalaron durante el recorrido. La Hermandad de San Vicente Mártir instaló su parada en la calle de la Plaza, para esta ocasión, se colocó una reproducción del altar que presidía la ermita del patrón hasta su desaparición en la Guerra Civil.
Varias paradas por las calles Fontanilla y Tejada hasta llegar a la estrecha calle Castillo, donde realizó una parada en la casa parroquial. Una antigua pintura dedicada a la Divina Pastora presidía el descanso ubicado en esta histórica vía.
Antes de entrar en el templo, el altar instalado por la Real Hermandad de Penitencia sirvió de punto final al recorrido. Para esta ocasión, la cofradía eligió la imagen de María Auxiliadora para ocupar el espacio central del improvisado retablo.
La Banda de Música Don Justo Ruiz, que acompañó al cortejo , interpretó la marcha «Triunfal» a la entrada de la custodia en el templo.