Redacción. Durante el mes de mayo los vecinos de Palos de la Frontera están llamados, cada viernes, a hacer un hueco en sus agendas para disfrutar de la Fiesta de la Cruz.
El pasado día 8, en la Residencia de Mayores Juan Pablo II, los grupos de baile flamenco del taller municipal, dirigidos por Leonor Rebollo, dieron el pistoletazo de salida al mes de las cruces. Las niñas bailaron por sevillanas para que los abuelos vivieran una tarde llena de arte; donde pasarlo bien en buena compañía era el único objetivo.
El viernes siguiente la cita fue en la Plaza de la Audiencia. La cruz adornada con flores de papel daba contenido al ambiente festivo y entre multitud de banderas, farolillos y adornos, como todos los años, un cuadro de baile de niñas del taller municipal amenizaron la tarde con sus sevillanas.
El tercer viernes de mayo los vecinos se reunieron en la barriada de Río Gulf. Nuevamente farolillos, guirnaldas, tacones, abanicos y volantes aportaron colorido y mucho arte a una tarde repleta de diversión y entretenimiento.
El Club Social Plus Ultra se ha sumado este año a la celebración de las cruces de mayo. Así rescata después de mucho tiempo la efeméride de esta fiesta tan popular incluyéndola como novedad dentro de su programación. De este modo, las alumnas de la escuela de baile de Luilli amenizaron la tarde del 28 de mayo con sus pasos por sevillanas. Los vecinos disfrutaron del momento compartiendo un rato de convivencia en la calle Andalucía mientras estas jóvenes promesas del baile demostraron todo lo aprendido en los tan sólo ocho meses que llevan de curso. La Cruz que lucía junto a la puerta del Club Social decorada con flores y en forma de altar, hacía de centro en el festejo.
Y para concluir este calendario de viernes festivos, la última de las citas será este 29 de mayo en la plaza de la Cruz.
El Ayuntamiento engalana durante los días previos a las celebraciones cada uno de los puntos donde los vecinos se congregan, siempre en torno a una cruz que adorna de forma permanente la plaza o barriada en cuestión otorgándole cierta identidad. También por gentileza municipal los bailes por sevillana se complementan con refrescos, sangría y algo para picar, normalmente las típicas habas enzapatás.
En junio el alcalde suele entregar un obsequio a cada una de las niñas de los grupos de baile que han estado colaborando con estas entrañables fiestas dando buena cuenta de lo que aprenden durante sus clases.