Redacción. La tradicional misa de Pentecostés se ha celebrado esta mañana, minutos antes de las 10 horas, en un ambiente en el que el sol daba un respiro y eran las nubes las que ocupaban el cielo de la aldea de El Rocío.
El obispo de la Diócesis de Huelva, José Vilaplana, ha oficiado el ritual junto al obispo de Asidonia-Jerez, José Mazuelos Pérez y los capellanes de cada una de las 116 hermandades filiales que han acudido al ritual, el único en el que se reúnen todas.
El Coro de la Línea de la Concepción se ha encargado de la animación litúrgica de la solemnidad de Pentecostés, una misa llena de sentimiento y devoción y de palabras de Fe hacia la Virgen.
Comenzaba la homilía, tras el canto, con las palabras del obispo de Huelva recordando cómo Santa Teresa de Jesús, -«la Santa de Ávila cuyo quinto centenario se celebra estos días»-, perdía a su madre y le suplicaba a la imagen de la virgen que se convirtiera en su madre, «un sentimiento que comparten todos los devotos de la Virgen del Rocío, cuyos corazones van pegados a la carreta del simpecado, lo sabemos, llenos de sufrimiento y preocupación, pero también rebosantes de gratitud y alegría hacia nuestra Señora».
El obispo ha llamado también a la asamblea «gozosa y colorista» a que, como cristianos, participen en «la renovación de la Iglesia y en la regeneración moral de la sociedad».
Al final de la homilía, tras rezar el credo, las 116 hermandades filiales han ratificado el acto de protestación de fe que iniciaba la Hermandad Matriz de Almonte, cuyo secretario aseguraba en nombre de todas las filiales «creemos en todos y cada uno de los dogmas adorables de nuestra sacrosanta religión, católica, apostólica y romana, única verdadera, y estamos dispuestos a derramar por ella hasta la última gota de nuestra sangre si fuese necesario».
A continuación, Vilaplana daba paso a las peticiones a Dios Nuestro Padre que, entre otras, se preocupaban por los «cristianos perseguidos por su fe y pedía también por los que tienen en sus manos el futuro de los pueblos».
Las sevillanas de coronación de Muñoz y Pavón, interpretadas por el coro de la Línea de la Concepción, un clásico, eran el preludio del final de la misa, pasados pocos minutos de las 12 del mediodía, con la entonación de la salve rociera como colofón.
Hasta las 20.00 horas los rocieros podrán dedicarse a la convivencia o al descanso, hasta que tenga lugar la misa de tamborileros, carreteros y coheteros en le Ermita del Rocío. Y será a las 00.00 horas cuando todos los devotos vuelvan a congregarse en la Plaza de Doñana en el rezo del Rosario, dando paso al inicio de la esperada procesión de la Virgen del Rocío por las calles de su aldea.