Paula Crespo. Nació en el hospital militar de Sevilla por las casualidades del destino, pero José Ramón Gómez Cueli es de Gibraleón se mire por donde se mire. Desde los nueve meses ha crecido y hecho su vida en el pueblo que ahora mira desde la perspectiva de una alcaldía que ejerce a pie de calle, a ritmo de un saludo tras otro a los vecinos que se acercan: “Hay que estar en la calle, con la gente, desde el despacho no sabes qué está pasando y cuáles son los problemas que hay que solucionar», explica.
A pesar de ello José Ramón es un hombre tranquilo, que se define como casero, aunque la política le deje poco tiempo, y sobre todo muy positivo: “Yo voy en la misma línea que Huelva Buenas Noticias, intento ir siempre a lo positivo y sacar el lado bueno de las cosas, aunque no siempre sea fácil”.
Marido y padre de un niño y una niña olontenses, es una persona comprometida con su formación y su crecimiento personal como ha demostrado terminando recientemente sus estudios en Arquitectura. Su bagaje político comenzó en 1999, aunque como alcaldable se resume en dos elecciones: unas perdidas y otras ganadas. Estas últimas y la gestión realizada en estos cuatro años junto con su equipo de gobierno son para Gómez Cueli, el aval perfecto para renovar la confianza de los olontenses en su «proyecto de pueblo».
– ¿Cómo se define José Ramón Gómez Cueli?
– Es muy complicado definirse a uno mismo, pero creo que soy una persona positiva, a la que le gusta trabajar, que tiene ganas de hacer cosas. Una persona que tiene inquietud, que creo que es lo que te hace moverte todos los días y que tiene un reto, que ya dije hace tiempo, y que es intentar ser buena gente, eso es algo complicado. Pero hay que intentarlo, hay que poner todo el empeño y creo que mal del todo no me va. No tengo grandes problemas con las personas. Todo lo contrario, me siento bien con la gente de mi pueblo.
– ¿Qué le gusta hacer cuando no ejerce de alcalde?
– Me gusta leer y sobre todo intento formarme. Entre oposición y legislatura me he sacado otra carrera: he hecho Arquitectura. Tengo la inquietud de seguir formándome y completarme como persona. En casa, es muy complicado porque cuando se está en la alcaldía apenas hay tiempo para nada. Es lo malo que tiene la política local, que abandonas un poco a la familia y queda poco tiempo para disfrutar de ellos. Soy muy casero, como te digo es difícil por el tiempo que le dedico al servicio público, pero creo que es un sacrificio que se puede hacer durante un tiempo para poder tomárselo en serio. Espero que no me pese mucho el día de mañana.
– ¿Cuál es en su opinión el principal activo de Gibraleón?
– Su gente. Gibraleón tiene una calidad humana muy grande. Eso está demostrado. Nuestras fiestas son fiestas muy abiertas que se viven en la calle y el que viene de otro sitio está en las mismas condiciones que el vecino de aquí. También es gente trabajadora, los olontenses son personas que siempre han defendido lo suyo sin miedo.
– ¿Tiene algún lugar favorito o emblemático de Gibraleón?¿Algún sitio para perderse o desconectar?
– Si es por recuerdo, hay un edificio que cuya restauración fue el inicio de toda mi aventura política: el Convento del Vado. La hice como técnico y ahí me di cuenta lo que significaba hacer un trabajo público. Mi profesión siempre había sido en promociones y de cara a la empresa privada y cuando haces una obra pública, el agradecimiento de tu pueblo por tu trabajo es algo que me pareció muy bonito. Así que es un edificio al que le guardo mucho cariño porque es un símbolo en Gibraleón y me volqué en él, arreglamos el edificio entero. Fue una de esas cosas que haces más por placer que por trabajo. Pero además del convento, Gibraleón está lleno de rincones para perderse y echar un buen rato como los diques del río en los que hay parajes increíbles o zonas que estamos recuperando, como el arroyo del Tejar, los parques.
– ¿Por qué tienen los olontenses que votar a José Ramón Gómez Cueli?
– No solo se trata de votar a José Ramón Gómez Cueli. Un alcalde solo no hace nada. Soy de los que no cree en los personalismos en la gestión, creo que más bien es una cuestión de equipo. Encabezo un equipo que tiene como aval la gestión realizada, que tiene una experiencia en gestión seria, eficaz y en positivo en nuestro pueblo. Ese aval no lo tiene el resto de partidos. También nos avalan la seriedad y el hecho de tener un proyecto de pueblo, que es fundamental. Hay que tener claro a dónde se quiere ir en todos los aspectos. Nosotros lo tenemos claro y lo tenemos afianzado, llevamos ya cuatro años en esa línea. Además hemos sabido unir la experiencia con savia nueva, con gente que viene de fuera de la política y que tiene ganas de aportar también. Creo que eso es muy positivo.
– ¿Cuáles son grosso modo los pilares de ese proyecto de pueblo?
– Lo fundamental, con la situación económica de Gibraleón y de todo el país era tratar a todas las personas por el mismo rasero, que no es otro que el de la atención a sus problemas. Los servicios sociales y la atención a nuestros vecinos ha sido el pilar de esta legislatura y tiene que seguir siéndolo en la próxima porque mientras haya una necesidad en un olontense, tiene que haber una respuesta por parte del ayuntamiento. Creamos una bolsa de trabajo, renta social básica, ayuda en alimentos, comedor social, todas esas cuestiones se van a seguir manteniendo porque el pilar fundamental tiene que ser atender a los vecinos, los tiempos de los faraones y las grandes obras ya pasó, ahora toca hacer grandes gestiones.
No obstante, teniendo el tema social muy presente está también el objetivo de avanzar en cuestiones que van a mejorar la calidad de vida de los olontenses sin generar un excesivo gasto como las zonas ajardinadas nuevas y si tenemos la confianza de los olontenses vamos a conseguir 30.000 metros cuadrados de zonas verdes en Gibraleón, lo que supone inversión y mano de obra que contratar. Asimismo hay que recuperar temas culturales como la calzada romana, deportivos, atender a la juventud con la biblioteca, premios a los mejores expedientes y becas sociales para aquellas familias que no tienen recursos para la matriculación de sus hijos en la Universidad de Huelva, seguir con el mantenimiento de caminos rurales, poner en marcha la Comunidad de Regantes de Gibraleón, la cuestión de la romería de San Isidro…En definitiva es un proyecto ya empezado en muchas cuestiones, por lo que votarnos sería darle continuidad. Nosotros no hemos dejado de gestionar en periodo electoral.
– ¿Tiene en mente alguna expectativa de resultado para las elecciones?
– No me preocupan las encuestas. Es más como decía un olontense que estuvo hace algún tiempo en política, me despreocupan. La intención de voto que vale es la del día 24 de mayo y el resultado será el que digan los olontenses. Tenemos la tranquilidad de haber hecho el trabajo bien hecho y de saber que el vecino de Gibraleón va a votar lo que le parezca mejor para este pueblo. Me he presentado a dos elecciones, en unas pedrí y en otras ganamos. Creo que lo bueno y lo importante es ser siempre la misma persona.
– ¿Tiene algún referente político?
– Prefiero ser una copia de mí mismo y no una mala copia de nadie. Hay personas en las que se puede ver la capacidad de trabajo y las ganas de hacer cosas, pero como en todo, cada uno tiene su personalidad propia y lo que hay que hacer es aprender de todo el mundo, porque todos te van puliendo como persona: con el que discutes, el que te alaba y al que le eres indiferente. Cada figura política en cada momento ha hecho lo que ha podido y lo que le ha parecido mejor.
– ¿Qué lugar ocupa la formación en ese proyecto de pueblo?
– Nosotros sabemos las competencias que tenemos, pero nos hemos volcado con la formación desde preescolar hasta nivel en Gibraleón, tanto en estos cuatro años como en los anteriores. Se ha llevado a cabo la ampliación del instituto y del colegio Miguel de Cervantes, en anteriores legislaturas, y en esta acogimos a los niños de otro centro cuyo techo se cayó en el auditorio municipal durante prácticamente toda la legislatura. En 2004 pusimos un autobús gratuito de 35 plazas para llevar a los universitarios a Huelva, cada familia se ahoraa unos 800 o 900 euros al año en transporte escolar. Eso es una apuesta por la educación y por la formación. En 2011 recuperamos el centro olontense de actividades culturales como bibliotexa, porque los estudiantes se iban a Huelva a estudiar. Aquí se celebrarba y con mis respetos a otros sitios donde se hace, a la reina de las fiestas. No nos parecía la mejor manera de premiar a la gente jovem y nosotros cambiamos eso por los premios a los mejores expedientes en bachiller y en ESO. Ocho premios en metálico para material escolar para los universitarios. Ahora hemos puesto unas becas sociales para las familias con hijos que pueden ir a la universidad, pero les falta el pago de la matrícula. En formación y teniendo en cuenta lo que podemos hacer desde el Ayuntamiento hay muchas necesidades cubiertas que antes no lo estaban.
– ¿Cuál sería una buena noticia para usted? ¿Y cuál para Gibraleón?
– Una buena noticia para Gibraleón, que sería una buena noticia para mí sería que el 25 de mayo sigamos gobernando este pueblo. No quiero ser pretencioso, pero creo que otras opciones no garantizan lo que se está haciendo y no van a ser capaces de seguir con la línea de trabajo que hemos marcado.
– ¿Su ilusión se mantiene intacta desde el 99?
– Completamente. Cuando uno entra en la función pública porque de verdad crees en ello y lo haces por tu pueblo, no paras, siempre ves cosas que mejorar, cosas que se pueden hacer distintas. No obstante, una de las cosas que ha cambiado en este tiempo y de la que nos sentimos más orgullosos es la relación entre los vecinos y la percepción que desde fuera se tiene de Gibraleón. Se ha recuperado la normalidad y el buen ambiente en el pueblo y Gibraleón ya no sale tanto por malas, sino por buenas noticias en los medios.
