Leticia Camacho. Ha venido a Huelva en esta ocasión para participar en el cortometraje Fritas, rodado en Rociana del Condado, pero Elisa Matilla elige con frecuencia nuestras playas para desconectar del ritmo frenético que lleva, a caballo entre Madrid y los distintos escenarios que pisa para representar Sofocos, la obra teatral que comparte con Fabiola Toledo, Teté Delgado y Ana Obregón.
-¿Es la primera vez que ruedas en Huelva, Elisa?
-Lo cierto es que sí. Había estado aquí anteriormente haciendo teatro, pero salvo la presentación de la gala inaugural del Festival de Cine Iberoamericano (en 2004), en el terreno audiovisual es lo primero que hago y estoy encantada.
-¿Qué te ha cautivado de este rodaje?
-Pues para empezar el director, con Manuel (Manuel Gomar) es un gusto trabajar, tiene clarísimo lo que quiere. Cuando un director hila tan, tan fino, lo que hace es ayudar a que el actor interprete mejor, así que en este sentido me ha encantado Manuel por eso. También me ha encantado mi personaje, el guión, y ese sitio desde donde está contada la historia, la tragicomedia, que es el género en el que más cómoda me encuentro. El tono de la tragicomedia es capaz de hacerte cosquillas y daño en el mismo sitio y la risa es sanadora, cuando te ríes, duele menos.
-¿Cómo es el personaje que interpretas en Fritas?
-Es una vecina de las de antes, de las que lo saben todo y de todo están informadas, y es también un personaje sin filtros, que dice lo que piensa en todo momento, para bien y para mal.
-El reparto es también uno de los platos fuertes del cortometraje, ¿cómo ha sido volver a compartir escenas con Berta Hernández y Javier Mora?
-Con Berta he trabajado durante tres años en Tierra de Lobos, así que el lenguaje entre nosotras no ha habido que crearlo, ya viene dado y ha sido fácil y entrañable. Javi y yo hemos coincidido muchas veces, la primera en El Burlador de Sevilla, de Miguel Narros y más tarde en Salomé, también de Narros, y ahí nos hicimos hermanitos. Curiosamente, en este corto es la primera vez que hemos compartido un trabajo audiovisual, así que teníamos muchas ganas. Cuando te metes en un nuevo personaje con alguien que conoces surge algo mágico, una complicidad muy difícil de explicar.
-Una de las excusas para venir a Huelva se debe a la amistad que mantenéis Javier Mora y tú, ¿no es así?
-Sí, sí. He venido a su casa en Huelva y también al Rompido muchas veces. En esta profesión cambiamos de compañeros de trabajo cada año prácticamente, así que cuando alguien permanece en tu vida y encima de vez en cuando puedes volver a trabajar con esa persona, se convierte en una relación muy especial. Javi es un actor de mucha calidad y muy versátil, también lo respalda su físico, que le permite interpretar grandes personajes, y es un buen amigo por el que siento una gran admiración.
-¿Qué te gusta hacer cuando vienes por aquí?
-Me encanta la playa, por supuesto, y aprovecho para visitar a mi hermana muy a menudo, que pasa los veranos en Mazagón. La comida, el ambiente relajado que se respira, pero sobre todo me apasiona la gente de Huelva. Siempre siento calor en el recibimiento. Lo he sentido estos días en Rociana, con un equipo estupendo, atento y cariñoso, lo sentí en el Festival de Cine Iberoamericano y cada vez que he venido a hacer teatro. En Huelva no solo te tratan bien como persona, sino como profesional, siempre hay un público que se vuelca y con el que se conecta. Da gusto.
-¿Qué proyectos tienes actualmente?
-Seguimos de gira teatral con Sofocos hasta enero, que estuvo precisamente en cartel en el Gran Teatro de Huelva, pero tuvo que suspenderse porque Ana Obregón sufrió una lesión, y estamos esperando una nueva fecha para volver a Huelva.
-¿Echas de menos el cine o la televisión?
-En el audiovisual siempre picoteo y sí que hace más tiempo que no participo en un proyecto de cine. Un actor debe probar cine, teatro y televisión, yo me he encontrado cómoda en todos, pero a mí lo que me gusta de mi profesión son los personajes, no el medio.