S. D. El Club Balonmano Pedro Alonso Niño de Moguer afronta en una semana el motivante desafío de tratar de lograr el ascenso a la División de Honor Plata tras una temporada que comenzó con la aspiración de salvarse con los menos apuros. El proyecto se ha basado en una materia prima de jugadores jóvenes voluntariosos pero faltos de experiencia que han crecido a un ritmo vertiginoso para firmar una segunda vuelta espectacular.
Testigo de ello ha sido la presidenta del club Teresa Ollero Pulgar, que durante muchos años ha sido delegada y que vivió el último ascenso a Plata y también los dos intentos posteriores. Implicada de un modo especial en la vida del club, es como una madre para los jugadores y será la responsable de la expedición que parta a Pontevedra. Ya está cuidando todos los detalles para que los campeones amarillos sólo se preocupen de darlo todo en la pista, algo de lo que está convencida que sucederá.
– ¿La fase de ascenso le genera más ilusión o nervios?
– A partes iguales. Estoy ilusionada porque ha sido algo inesperado llegar hasta aquí, pero en estos momentos que hay tantas cosas que preparar priman los nervios y la sensación que no hay tiempo para organizar todo a la perfección. Quiero cuidar cada detalle y eso no es fácil.
– ¿En algún momento pensó al principio de la temporada que el equipo disputaría la fase de ascenso?
– El principio de la temporada fue muy duro y creo que a nadie, no sólo a mí, se nos pasó por la cabeza que tendríamos este final. Pero durante la temporada este equipo nos ha hecho ir creyendo poco a poco en nuestras posibilidades y hacer los sueños realidad. Ahora sólo nos queda seguir soñando a lo grande.
– ¿Qué cree que ha mejorado en el equipo para firmar una segunda vuelta con pleno de victorias?
– Creo que Fernando Castelló ha hecho crecer exponencialmente a los jugadores sacando lo mejor de ellos. Las incorporaciones se han adaptado rápido a los compañeros y al estilo de juego del equipo. Hemos tenido un poco de suerte y cada jornada hemos ido creciendo en confianza.
– ¿Cuáles son las claves del éxito de este equipo?
– Indudablemente, el grupo. Los jugadores son una piña dentro y fuera de la pista, y eso se nota en los entrenamientos, en los desplazamientos y en los partidos. Se apoyan y ayudan, y por encima de individualidades, prima siempre el bien del equipo. El entrenador es exigente, pero ellos saben que sólo así se consigue crecer y lo han demostrado a lo largo de la temporada.
– ¿Qué balance hace de la temporada en la fase regular?
– Como se ve en los resultados la segunda vuelta ha sido inmaculada y si en la primera vuelta se perdieron puntos fue porque era el rodaje necesario para ir engrasando la maquina. Nada se puede reprochar a este equipo que ha luchado desde la jornada 1 y, por suerte, ha obtenido su premio.
– ¿Cómo valora el lugar en el que disputará la fase de ascenso y los rivales?
– Pontevedra me parece una ciudad bonita, tranquila y con encanto. Cualquier lugar nos habría hecho atravesar media España para llegar al destino, así que lo de los kilómetros lo teníamos ya aceptado de antemano. Sobre los equipos sólo decir que todos los equipos que llegan a una fase de ascenso lo han conseguido por méritos propios y no hay que menospreciar a ninguno. Todas las fases son complicadas porque hay poco tiempo de un partido a otro y requiere una buena forma física e imagino que todos los partidos serán muy disputados y se decidirán en los minutos finales.
– ¿Qué ánimo percibe en los jugadores con respecto a la fase?
– Los jugadores están ilusionados, con ganas de jugar. Algunos con los nervios, en el caso de los más jóvenes y los más veteranos, con la templanza de saber que no será fácil y que en algunos momentos habrá que remar a contracorriente.
– Tiene experiencia de varias fases de ascenso, como la histórica de Torrelavega y las dos últimas fallidas de Gijón y la de Zarautz y Rentería ¿Cuál es el mejor y peor momento que guarda en el recuerdo?
– Evidentemente, el mejor momento fue en Torrelavega, allí conseguimos el ascenso y se vivieron momentos espectaculares llenos de emoción. La más frustrante, quizás la de Gijón. Se llegó con muchas ganas y pronto acabaron con todas nuestras ilusiones. Las de Zarautz y Rentería, con un sabor agridulce, en la primera supimos ‘renacer’ después de perder nuestro primer partido y en la segunda, que parecía más cerca el ascenso, se acabó de un plumazo con nuestras opciones. Pero de todas se aprende y en todas han habido momentos de compañerismo, de amistad y de lucha, que al final, son los que permanecen en nuestra memoria.
– ¿Qué le dice que este año puede ser el del ascenso?
– No lo sé, no soy tan valiente como para aventurarme a decirlo. Pero confío plenamente en las capacidades, fuerza y lucha de este equipo. Se que no van a dar un partido por perdido hasta el último segundo, que van a pelear todos a una y que ese es el camino del éxito. Solo tienen que creerse que se puede, y seguro que lo conseguirán.
– ¿Qué aspectos considera más importante para que un equipo rinda bien en la fase de ascenso y logre su objetivo?
– Por encima de muchos factores, el estado físico de los jugadores. No es fácil jugar tres partidos en tres días, hay que saber distribuir bien las fuerzas, colectivas e individuales. Y para ello es muy importante la labor de Manolo Morales, nuestro fisio, que se encargará de recuperar a los jugadores en tiempo récord entre un partido y otro. Considero que los jugadores han llegado en un momento físico inmejorable al final de temporada.
– ¿Se espera que se desplace mucha afición?
– Es un largo viaje y que coincide en un mes complicado en Moguer, con muchas fiestas, por lo que no esperamos demasiados aficionados. Pero desde aquí animo a todos los que estén dispuestos a hartarse de kilómetros para animar y disfrutar de un fin de semana de buen balonmano.