Paula Crespo. Un pechakucha es un formato de presentación de seis minutos y 40 segundos de duración, 20 diapositivas en 20 segundos cada una, que sirve para en un evento cultural presentar de una manera divulgativa muchas ideas, start-ups y proyectos que ayuden a fomentar la creatividad. Uno de estos encuentros, el PechaKucha Vol.19 se celebró en el Teatro Alameda de Sevilla el pasado jueves 16 de abril con la presencia de la investigadora onubense del Centro de Estudios Andaluces, Cristina Medina.
Esta traductora de Huelva fue una de los 13 speakers del evento y presentó un proyecto de innovación social, al que ha dedicado un año y medio de estudio etnográfico, como es la red de moneda social PUMA creada en Sevilla, en el barrio del Pumarejo, hace cuatro años: «La crisis ha cambiado los paradigmas económicos, sociales y medioambientales dando lugar a una nueva economía, que recibe muchos nombres, pero que en general se denomina economía colaborativa. Se trata de alternativas al capitalismo tal y como lo conocemos, es decir reformulaciones a este sistema que provoca que la gente sea más innovadora socialmente hablando y capaz de cubrir los huecos que deja el sistema. La moneda social PUMA es una de estas alternativas y lo cierto es que me resultó muy interesante porque permite a personas, por ejemplo con 65 años, jubilados, pero con muchos recursos y experienciaa ponerlos en valor a través de esta moneda social «.
Durante su intervención en el Pechakucha de Sevilla, Cristina explicó como «esta nueva economía colaborativa plantea otra forma de hacer negocio. Antes dos establecimientos dedicados a lo mismo podían ver una competencia el uno en el otro y ahora, y en gran parte, gracias a las nuevas tecnologías, ven una oportunidad de colaboración, la posibilidad de unir talentos pese a las distancias geográficas».
Asimismo, la investigadora onubense defendió que más allá del concepto tradicional que se tiene de que el dinero como un moneda nacional respaldada por el gobierno, la moneda social es una «relación social, un acuerdo de colaboración entre extraños. Podemos utilizar distintos objetos, servicios y horas e intercambiarlos tanto por otros servicios como por bienes materiales. Bajo reglas que nosotros mismos acordamos, y que por tanto el dinero no es sólo un medio de pago neutral y ajeno, sino que puede ser una herramienta trasformadora que impulse la innovación social y la creatividad dentro de una comunidad».
Finalmente, Cristina mostró donde residía el éxito de esta iniciativa y aclaró que «actualmente hay 3.000 monedas complementarias en todo el mundo, siendo utilizadas, no solo por barrios que buscan y proponen fórmulas alternativas basadas en la economía colaborativa, sino por grandes corporaciones como las Amazon o ayuntamientos con los Brixton en Inglaterra».
Esta onubense lleva una década trabajando en proyectos de desarrollo local y políticas públicas, explorando las relaciones entre la innovación y la sociedad y su aplicación pragmática: «Conociendo que el mundo de ahí fuera está lleno de posibilidades, y que la gente está haciendo cosas increíbles, hace un año y medio me tomé una pausa en mi trabajo para estudiar un Máster en Gobernanza, Política y Economía Política en la Universidad holandesa Erasmus Universiteit Rotterdam. Durante este viaje me he apasionado todavía más sobre la forma en que las comunidades locales general innovaciones sociales, por lo que he dedicado el último año a investigar el fenómeno de las monedas locales, tomando como estudio de caso la mencionada res de moneda social Puma del barrio sevillano del Pumarejo».
Un trabajo de investigación que resultó premiado y que quienes estén interesados se pueden descargar.