Chucena evoca al pasado en el tradicional juego de ‘Las Chapas’

Isabel Limón. Durante la Semana Santa son muchas las tradiciones que enriquecen los municipios de la provincia de Huelva. Interpretaciones de la Pasión de Cristo, comidas típicas, pasteles tradicionales o salidas procesionales peculiares son algunos de las costumbres cofrades que se desarrollan en el mapa de Huelva.

Una de las más singulares, la encontramos en el municipio de Chucena. Se trata del juego de las ‘Chapas’, una actividad que viene desarrollándose en el pueblo desde hace más de 600 años y en el que participan todos los chuceneros. Cada Jueves Santo los vecinos de la localidad se dan cita en los bares y plazas para participar en un juego en el que se apuestan los ahorros de todo el año.

Según el alcalde de Chucena, José Pérez Solís, trata de un juego que se practica “en los lugares en los que salen Cristos de Burgos. En el caso de Chucena se conoce como ‘Cristo de las Naguillas. Es una tradición que se remonta a la Edad Moderna y que solo se jugaba en el municipio chucenero originariamente. Ahora el juego se está expandiendo por los municipios aledaños, como es el caso de Manzanilla, pero históricamente solo se ha jugado en Chucena. Sí es cierto que hay algunos pueblos en Burgos en los que se juega a las chapas”.

Tal y como manda la tradición, el juego comienza una vez que finaliza la estación de penitencia de la Hermandad de Nazarenos del Santísimo Cristo de Burgos, Nuestra Señora de los Dolores y Santa María Magdalena, la madrugada del Viernes Santo.  A pesar de no haber mucho escrito sobre esta ancestral tradición chucenera, el acalde cuenta que al parecer fue entre los años 1.500 o 1.600 cuando las ‘Chapas’ llegaron a Chucena. “Según cuenta la leyenda, el juego comenzó cuando llegó la imagen del Cristo de Burgos al municipio. Desde entonces comenzó el juego que ha ido pasando de padres a hijos, de generación en generación y juegan grandes y pequeños y mujeres y hombres.

Esta costumbre tiene su origen en la noche de la Pasión y Muerte de Cristo, en la que los soldados romanos se jugaron los ropajes de Cristo utilizando monedas. “Esa es una de las teorías que se comentan en el pueblo, pero también se comenta que realmente fue un rico que, para evitar que Jesús siguiese sufriendo en la cruz, pagó a los soldados para que lo bajasen y esas monedas fueron las que se repartieron los soldados que bajaron a Cristo”, cuenta el alcalde. Según las Sagradas Escrituras, esta tradición recuerda al  pasaje bíblico de San Juan 19, 23-24 que dice:

«Y como los soldados hubieron crucificado á Jesús, tomaron sus vestidos, é hicieron cuatro partes (para cada soldado una parte); y la túnica; mas la túnica era sin costura, toda tejida desde arriba. 24 Y dijeron entre ellos: No la partamos, sino echemos suertes sobre ella, de quién será; para que se cumpliese la Escritura, que dice: Partieron para sí mis vestidos, Y sobre mi vestidura echaron suertes. Y los soldados hicieron esto».

Chucena se convierte esa noche en un salón de juegos en los que la tradición manda. Un hervidero de gentes en los bares y plazas inunda el municipio apostando a cara o cruz el dinero que se ahorra durante el año para jugárselo en las ‘Chapas’. Se juegan con dos monedas antiguas de Alfonso XII y es la figura del banquero la que gestiona el dinero. El juego comienza con una apuesta de los participantes; si salen dos caras, el dinero es para el banquero; si salen dos cruces, el dinero es para los apostantes y si sale cara y cruz, se vuelve a tirar. El banquero es el encargado de tirar las monedas al aire y tienen que dejarlas caer en el suelo.

Durante la noche del Viernes Santo gente de toda la comarca se acerca hasta Chucena para poder disfrutar de un juego tradicional y del ambiente que se respira en las calles del municipio condal. Cuando llega el mediodía del viernes, el juego finaliza y las monedas aguardan un nuevo Jueves Santo.

Una tradición que perdura de generación tras generación, una muestra más de que el paso del tiempo provoca cambios en la sociedad pero el

pasado siempre perdura.