HBN. No hay altercado que merme la devoción de una hermandad como la de Estudiantes. Justo hoy hace seis días desde que la hermandad sufriera el robo de todas las joyas de la Virgen del Valle, cinco portátiles y el dinero recaudado con el reparto de las papeletas de sitio, la venta de otros enseres cofrades como cinturones o lo conseguido con la máquina de refrescos. Todo el entorno cofrade de la ciudad ha mostrado su apoyo y su cariño, siendo varias las aportaciones desinteresadas, como las de un conocido joyero onubense, que ha querido que a la Virgen del Valle no le faltara sus ajuar; o la demostración del obispo de Huelva, José Vilaplana, que ha donado el rosario a la Virgen.
Minutos antes de que se abrieran las puertas del templo, el hermano mayor, Javier Pérez Blanco, aprovechaba para dejar bien claro que «el pasado 25 de marzo fue el peor día que he tenido como hermano mayor, pero la joya más importante no nos la han robado, la Virgen del Valle«. Las palabras de Pérez Blanco hacían referencia al forzado de la vitrina que alojaba la corona de la Virgen, hecho que imposibilitó su apertura. Para colmo de los autores del robo, la llave se guardaba a un lado, del todo visible, pero debido al forzado ya no tuvieron manera de conseguir tan preciado objeto, algo que para los hermanos Estudiantes ha sido como un «milagro». También estaban presentes algunos de los fundadores de la Hermandad, como José Ruiz, José Marchena y José María Franco, que miraban emocionados la evolución de su hermandad, de tanta prestancia ahora como cualquier otra del Martes Santo.
La Cruz de Guía calada tan característica de esta cofradía daba paso al Santísimo, que también posee como particularidad la cabeza ladeada hacia la izquierda en lugar de lo habitual, que es el lado contrario. La imagen, tallada por Antonio León Ortega en 1950, ha sido restaurada posteriormente en dos ocasiones: una por el propio León Ortega, en los 80, y otra por Enrique Pérez Carrasquilla. El Trío de Capilla de Gólgota acompañaba al Cristo, como es propio en una hermandad de silencio como es la de Estudiantes. Manuel Gómez «carnicerito» daba las primeras instrucciones a la cuadrilla en este año que se convierte en su decimocuarto como capataz del paso de misterio.
Diferente ha sido la experiencia vivida por el capataz de la Virgen del Valle, José María García García, sucesor del anterior capataz, que dimitía hace tan solo unas semanas. La Banda Municipal de Música de Mairena del Alcor acompaña al palio de los Estudiantes, que es el único que luce crestería en Huelva.
Los pies descalzos de algunos nazarenos no podían aguantar mucho tiempo quietos al calor del asfalto, recalentado gracias a los 29,3 grados, temperatura que ha batido el récord anterior, de 2002. De esta forma, eran muchos los morriones que se levantaban, sobre todo los de los más pequeños, que han sido muy numerosos en este cortejo formado por unos 550 nazarenos. Una comitiva que porta mucha simbología ligada a los valores de la hermandad, como su vinculación con la Universidad de Huelva.
Pasadas las siete y media de la tarde, la hermandad ya había entrado en el corazón de su recorrido, la plaza Niña, donde se encuentra el convento de las Hermanas de la Cruz. Siendo otra de las titulares de esta hermandad Santa Ángela de la Cruz, los Estudiantes entran en el interior del convento, donde se lee una estación de penitencia al Santísimo. Acto seguido, el cortejo se dirigía ya a Placeta para culminar su itinerario, cuya hora prevista de recogida se prevé después de la medianoche.