Mari Paz Díaz. Hablar de Huelva como cuna del Descubrimiento de América y de La Rábida como epicentro de los Lugares Colombinos parece un debate más que superado. Aparte de algunos comentarios trasnochados, nadie pone en duda el papel de los onubenses en este acontecimiento histórico.
El Monasterio de La Rábida, la Iglesia de San Jorge de Palos de la Frontera o el Monasterio de Santa Clara de Moguer son algunos de los símbolos de cómo se gestó la aventura que llevó a Cristóbal Colón y otros marineros onubenses hasta tierras americanas.
Sin embargo, esta afirmación que nos parece hoy en día toda una obviedad no siempre fue tenida en cuenta de igual forma. Sin ir más lejos, no es hasta finales del siglo XIX cuando los medios de comunicación y los onubenses parecen tomar conciencia de la importancia histórica que tiene La Rábida, como lo demuestran las campañas de apoyo que se suceden entonces a favor de que Huelva fuera sede de los actos centrales del IV Centenario del Descubrimiento de América (1892).
La prensa escrita onubense recoge por estas fechas la propuesta de la Diputación Provincial de erigir un monumento en honor a Cristóbal Colón en La Rábida y la petición para reconstruir el Monasterio con un presupuesto de 150.000 pesetas. Para encontrar apoyos, la institución puso en marcha una campaña con la que ganar adeptos, incluyendo a la familia real y el Gobierno central.
Pero, esta noticia, que puede parecer lógica, venía precedida de la lucha de un hombre, que se enfrentó al poder establecido, para evitar lo que hoy nos parece una barbaridad: que se derrumbara el Monasterio de La Rábida. Un hombre que no era de Huelva, sino natural de Granada, pero que con su ejemplo demostró preocuparse por esta tierra, más que muchos onubenses, a pesar de que con los años su historia casi ha caído en el olvido. Su nombre: Mariano Alonso y Castillo, gobernador de Huelva.
Ahora, con el objetivo de hacer justicia a su figura -aunque sea dos siglos después-, el investigador y médico Juan Saldaña Manzanas, académico de número de la Academia de Ciencias, Artes y Letras de Huelva, ha realizado una ardua tarea de estudio para sacar del olvido quién fue y qué hizo este personaje histórico. El resultado de este trabajo ha sido la publicación del libro ‘Gobernador Alonso. El hombre que salvó el Monasterio de La Rábida’, publicado por Ediciones ‘De buena tinta’.
Según explica a Huelva Buenas Noticias Juan Saldaña, «la idea de realizar este libro surge cuando en el año 2012 se celebró el VI centenario de La Rábida. Yo soy vocal de Cultura de la Real Sociedad Colombina Onubense y sabía de Mariano Alonso lo que sabe todo el mundo, que fue gobernador de Huelva y que salvó La Rábida. Pero, realmente, fue entonces cuando me di cuenta que eran muy pocos los datos que existían sobre esta figura, así que al jubilarme me dediqué a investigar sobre él».
Tras dos años de investigación, Saldaña ha tenido de la oportunidad de completar una biografía íntegra de Mariano Alonso, si bien el eje central de la publicación es desvelar el episodio completo del proceso que se inicia desde que, como gobernador civil de Huelva, recibe la orden de derribo del entonces deteriorado Monasterio. Una orden que le llegó a través de un decreto del Gobierno, firmado por el ministro Fermín Arteta en 1851. A partir de aquí, se explican sus gestiones hasta conseguir revocar esta decisión. Un trabajo de investigación intenso, tal y como reconoce el autor, pero que ha sido muy fructífero gracias a su esfuerzo, además de que, en ocasiones, se vio acompañado de algunos golpes de suerte.
Pero, ¿qué llevó al Gobierno a tomar la decisión de derribar el Monasterio? La causa de este hecho se remonta a la primera mitad del siglo XIX, puesto que en 1836 el Monasterio de La Rábida sale a pública subasta en cumplimiento de la Ley de Desamortización. Sin embargo, a pesar de que su precio fue realmente bajo, al situarse en tan sólo 4.950 reales de vellón, nadie pujó por el convento.
La consecuencia de todo ello fue que, un año después, el Monasterio se quedaba vacío, siendo víctima de actos vandálicos que saquearon su interior y provocaron su deterioro progresivo. Así que, en 1851, el Gobierno pensó que la solución era derribarlo para evitar el escandaloso espectáculo para todos aquellos que visitaran este lugar histórico. La suerte fue que la orden topó con un hombre culto como Mariano Alonso. De lo contrario, hoy el monumento hubiera desaparecido del enclave rabideño. «El Monasterio de La Rábida, lugar colombino por excelencia, está hoy en pie gracias a Mariano Alonso y Castillo», asegura Saldaña, puesto que gracias a sus gestiones, no sólo no se derribó sino que en 1856 fue declarado Monumento Nacional.
Por ello, esta obra de Juan Saldaña hace justicia con este personaje, que llegó a escribir a la misma reina Isabel II sobre la locura de derribar el monumento.
Pero, además de este gran gesto, en tan sólo dos años y medio que estuvo como gobernador civil en Huelva (1851 – 53) consiguió crear veinte escuelas de instrucción primaria para niños y 25 para niñas en los pueblos onubenses en los que todavía no había colegios de este tipo, mejorando el sueldo de los maestros que ejercían en la provincia. Prueba de su apuesta por la educación es también el hecho de que preconizó la construcción de un centro de enseñanza superior, que entonces todavía no existía en Huelva.
Y si hablamos de Obras Públicas, en general, fue una persona preocupada por mejorar Huelva, por ejemplo, acondicionando la zona del entorno de La Merced, especialmente en lo que se refiere a las condiciones sanitarias de la Vega Larga, o mostrando su inquietud ante la necesidad de incrementar las comunicaciones con Sevilla, con la construcción del puente de la Nicoba.
Alonso también publicó varios libros y fundó la Sociedad Económica de Amigos del País de Huelva, entidad que ejerció una intensa actividad social y cultura. Con la Sociedad llevó a cabo numerosas iniciativas, al tiempo que encontró el respaldo de grandes amigos, algunos de los cuales después ‘lo traicionarían’ a raíz de la visita a La Rábida de la mano del nuevo gobernador civil López Bago de los Duques de Montpensier, que donaron una cantidad de dinero para obras de rehabilitación del convento.
En su vida personal, la tragedia marcó parte de su paso por Huelva, puesto que su mujer falleció durante el parto de su hijo número 12, también fallecido en el alumbramiento. Un hecho muy triste que tiñó de luto su casa y que se vio incrementado cuando poco después falleció una de sus hijas pequeñas, Blanca, con tan sólo cuatro años por una gastroenteritis. Un año después, en 1854, otras dos de sus hijas, Obdulia y Adelaida, fallecerían también, esta vez a causa del cólera. En tan sólo dos años había perdido a su mujer y tres hijas, lo que le provocó una gran tristeza.
El fallecimiento de Blanca coincidiría, además, con el mismo año de su cese como gobernador civil de Huelva, en 1853. Su sucesor fue Antonio Guerola, que como no llegó a presentarse a la plaza fue sustituido por José Fernández de Quesada. A pesar de ello, su afán por el Monasterio de La Rábida le llevaría en 1855 a editar un folleto con motivo de la inauguración de las obras acometidas en el monumento. El documento tenía 60 páginas.
En 1856, con sesenta años de edad, Mariano Alonso se jubila. Y, finalmente, su fallecimiento se produciría poco después, en 1859, a la edad de 62 años. Fue enterrado en el Cementerio de San Sebastián, recién inaugurado, un lugar que él había contribuido a construir.
Una trayectoria que pone de manifiesto la importancia de esta figura para la historia de la provincia, a pesar de que hasta ahora pocos onubenses conocían la importancia de su labor. Es más, salvo la rotulación de una calle en la ciudad de Huelva con el nombre de ‘Gobernador Alonso’, son pocos los reconocimientos a su contribución.
Huelva le dedicó esta calle en el año 1919, cuando también fue nombrado Hijo Adoptivo de la ciudad. Luego, en 1933 se inauguró una placa homenaje, si bien la que luce hoy data de 2005, puesto que en 2003 se retiró la original por unas obras en el edificio, sin que fueran entonces sustituidas.
Unos datos que ponen de manifiesto la relevancia de la investigación de Juan Saldaña, con la que se esclarecen las circunstancias de la vida de este granadino, que llegó a Huelva en un momento clave. Y gracias a él, La Rábida sigue siendo un lugar emblemático en el conocido como Descubrimiento de América. No hay que olvidar que el Monasterio recibió la Medalla de Oro de Andalucía en 1992, mientras que en la declaración de la IX Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y Presidentes de Gobierno en La Habana, se reconoció como lugar de encuentro de la Comunidad Iberoamericana de Naciones.
3 comentarios en «Huelva salda su deuda con Mariano Alonso, el hombre que salvó el Monasterio de La Rábida»
…siempre nos quedará Maripaz para hacer grande le periodismo documental…mil gracias por tales artículos
Es importante no perder la memoria histórica.Resulta casi imposible que en tan poco tiempo pudiera realizar tantas obras.El salvar el monasterio demuestra que su respeto por por el arte y la histroia estaba por encima de su cargo político.
Buen reeportaje.Felicitaciones.
He tendido la satisfacción de leer el libro del Dr. Saldaña en el que se da publicidad a la figura del Gobernador Alonso, que era para mí, tan desconocido como el Ministro Fermín Arteta, al que deseo que Dios haya perdonado.
Es un libro breve, enjundioso, bien documentado, en el que no sobra una coma, ni falta una palabra. Engancha para leerlo de un tirón y deja buen sabor de boca al terminar. Enhorabuena a los onubenses por haber tenido un político de altura y tener un historiador capaz de rescatarlo del silencio.