Isabel Limón. El científico Stephen Hawking, el cofundador de Microsoft Paul Allen o el actor James Woods, figuran en la lista de las personas más inteligentes del mundo. Una lista que engrosa Carmen Sánchez Padilla, una onubense, de 39 años, que desde pequeña destacó por sus altas capacidades intelectuales y que le han llevado a vivir una infancia y una adolescencia diferente al del resto de niños.
Carmen estudió en el Colegio Teresianas de la capital y fue en esos primeros años cuando detectaron que era una niña superdotada. “Me lo detectaron en el colegio, prácticamente al entrar, supongo que mediante un test pero a día de hoy no tengo ningún recuerdo de ese momento. A una edad tan temprana no se habla todavía de superdotación, sino de altas capacidades, que con el tiempo derivarán seguramente en un adulto superdotado”, cuenta la mujer.
Unos años que son fundamentales para el correcto desarrollo de cualquier niño, mucho más importantes para un niño superdotado como era el caso de Carmen. Sus capacidades la hacían diferente del resto de niños de su colegio, algo que supo gestionar intentado pasar desapercibida para “no ser señalada por compañeros y profesores. A ciertas edades sólo quieres encajar y te esfuerzas mucho en ser como los demás”, asegura Carmen.
Carmen tenía una inteligencia superior a la del resto de niños de su clase lo que provocó que sus profesores y padres propusiesen adelantarle un curso al que le correspondía por su edad, una decisión que nunca llegó a materializarse. “Me pareció una buena idea, porque si ya creces un poco en el punto de mira, así habría sido mucho peor. Mis padres se preocuparon mucho de apuntarme a clases de música y de idiomas, que es lo mismo que se anima a hacer ahora con los niños con altas capacidades. Encontrar qué les motiva y estimular su inteligencia con actividades extraescolares con las que ocupar su tiempo. No se trata de que los niños hagan muchas cosas, sino de que se desarrollen intelectualmente haciendo lo que más les gusta. De pequeños solemos ser muy inquietos y curiosos y de no satisfacer esa necesidad de conocimiento, nos aburrimos y nos frustramos mucho”.
Unas capacidades que, aunque marcaron el desarrollo personal de la joven, no le impidieron hacer una vida normal, tener amigos y salir como cualquier adolescente. Se define como un persona normal y ha querido dejar claro que los superdotados no son seres extraños, “es cierto que hay una diferencia en la forma de procesar la información pero ni tenemos súper-poderes ni somos tan diferentes a los demás. Parece que muchas veces lo que interesa es difundir la idea de que somos unos genios muy raros, que no hablamos con nadie, que sacamos en todo matrícula de honor, que ser superdotado es sinónimo de éxito, y no es verdad. De hecho en las primeras etapas de la vida muchos necesitamos ser aconsejados y guiados para no perdernos por el camino. El fracaso escolar es muy habitual entre los superdotados”, cuenta Carmen.
Licenciada en Filología Inglesa, en la Universidad de Huelva, Carmen se ha especializado en Programación de Aplicaciones Informáticas. Actualmente, continúa sus estudios en Psicología y Criminología, una formación que compagina con su trabajo en una empresa vallisoletana y demás proyectos personales.
Empujada por la curiosidad de conocer si era cierto que era superdotada, algo que siempre le habían dicho pero que nunca había comprobado,
decidió hacer el test de Mensa, una asociación internacional de superdotados. Para acceder a esta asociación realiza una prueba de inteligencia acreditada y si los resultados arrojan una puntuación superior al 98% de la población general, se puede formar parte de ella. Carmen realizó el test y comprobó que estaba entre el 2% de la población más inteligente.
Carmen entró a formar parte de Mensa y allí comparte sus experiencias e inquietudes con personas en su misma situación. “Mensa es como una red social que pone en contacto a personas de todo el mundo con intereses y aficiones comunes y con el denominador común de la inteligencia. Hacemos reuniones lúdico-sociales, como cualquiera las hace con sus amigos, pero también hay proyectos en marcha para promover la inteligencia y la cultura”, asegura.
“En Mensa sabemos todos porqué estamos allí y es una liberación, entre ellos no soy consciente de mi diferencia”, dice Carmen. Gracias a esta asociación la onubense ha conseguido romper la barrera de la falta de comprensión y el ser diferente. Según nos ha contado, el ser una persona superdotada lleva connotaciones positivas y negativas, algo que le ha obligado a llevar sus capacidades intelectuales en secreto.
1 comentario en «Una onubense entre las personas más inteligentes del mundo»
Buen artículo!gracias por visibilizar las Altas CapacidadesIntelectuales!
Sólo un matiz:Alta Capacidad (12-15% de la población) una definición más amplia q la Sobredotaciòn (2,2%). No todas las personas con Alta Capacidad tienen sobredotaciòn pero sí al revés.
En Huelva está la Asociación Aretè que desde hace años trabaja en pro de visibilizar el colectivo,haciendo talleres para los niños,formación, sensibilización,escuela de padres…
Desde el año 2011 la Consejería de Educación activó un protocolo de detección (no quiere decir q no se hiciera antes) y existe respuesta educativa para ello, no sólo el salto de curso.
Esto es una responsabilidad de todos:familia,colegio y sociedad en general.