HBN. Domingo, Manuel y Dani son un padre y dos hijos del barrio de Santa Marta de Huelva que decidieron enfrentarse a la crisis emprendiendo. Después de barajar varias opciones de negocio optaron por montar una tienda, un pequeño ultramarino en el que se encuentra de todo y que popularmente se conoce como «desavío», pero con el valor añadido de dedicarle las 24 horas del día de manera ininterrumpida.
Así, llevan tres meses ofreciendo este servicio de manera continuada, sin cerrar ni un solo minuto su establecimiento ubicado en pleno corazón de Isla Chica: «con la crisis decidimos arriesgarnos y elegimos este barrio porque es humilde y de gente muy trabajadora, gente que verdaderamente aprecia que estemos abiertos las 24 horas del día. Sabíamos que era un barrio con mucha vida y además como somos muy cofrades, así que pensamos que este era el mejor sitio», reconoce Manuel
Pan, dulces del Andévalo y del Villar, chacina, panadería y un sinfín de alimentos no perecederos y toda clase de enseres relacionados con la higiene personal y del hogar… En El Polvorín no falta de nada: «lo que más demandan los clientes es bollería y pan, pero tenemos de todo», comenta Daniel.
Y aunque reconocen que «es muy sacrificado» por los turnos de ocho horas y porque «al final es todo el día trabajando», hasta ahora el resumen que hacen del tiempo que llevan abiertos no puede ser mejor: «el balance es muy positivo. Cada vez tenemos más productos y cada vez viene más gente porque nos van conociendo gracias al boca a boca. Además estamos haciendo pan constantemente y eso es un plus», explica Manuel.
El secreto para conseguirlo es «tener mucha variedad de cosas y escuchar las demandas de los clientes«, además de llevar un estricto control de los turnos, que siempre se repite: Manuel por la mañana, Domingo por la tarde y Daniel, por la noche: «yo estoy acostumbrado a pasar las noches sin dormir y no me importa. Soy informático y siempre he estado buscando información y trabajando a esas horas», reconoce Daniel.
Tan contentos están de cómo les está yendo, que tienen ya piensan en otro proyecto: «si todo sigue así, montar otro negocio de estas características en algún pueblo o también aquí en la capital», asegura Manuel.
