P.C.G. De las mil y una razones de peso -culturales, literarias, gastronómicas…- que existen para visitar Moguer, el Monasterio de Santa Clara debería contarse sin lugar a dudas entre las primeras. No solo porque lleve en pie 678 años y sea uno de los edificios emblemáticos del municipio, sino por cuanto albergan sus muros en lo que a la historia del Descubrimiento se refiere, gesta en la que sin duda jugó un papel importante, y por el patrimonio que custodia, algunas de cuyas piezas son únicas en el mundo.
Declarado Monumento Histórico Artístico Nacional en 1931 e incluido dentro del conjunto histórico-artístico ‘Lugares Colombinos’, fue construido en 1337 y fundado por el almirante mayor de Castilla y I Señor de Moguer, Alonso Jofre Tenorio y su mujer Elvira Álvarez de Velasco para monjas Franciscanas Clarisas de la alta nobleza castellana y aragonesa.
Y es que, con casi 10.000 metros cuadrados de extensión, es uno de los ejemplos más importantes de la arquitectura mudéjar de Andalucía occidental.
De hecho es, en palabras de su conservador, el historiador Juan Manuel Moreno «el mayor complejo monástico de la provincia de Huelva. La joya y el buque insignia de la arquitectura moguereña, no solo por cuanto le une a Cristóbal Colón que lo visitó en varias ocasiones para obtener el favor de la abadesa, que le abrió muchísimas puertas, sino por cuanto significa para el patrimonio cultural de Moguer y de la provincia contar con un edificio de estilo mudéjar como este. Es el símbolo del apoyo de los moguereños a la gesta descubridora».
Su vinculación con el Descubrimiento de América se sustenta en varios acontecimientos o hitos directamente relacionados con la figura de Cristóbal Colón. El primero de ellos es el hecho de que el marino sabiendo que la abadesa del mismo era Sor Inés Enríquez y Fernández de Córdoba, tía del rey Fernando El Católico, lo visitó en varias ocasiones para que le concertara audiencia con los monarcas castellanos. Colón encontró con su apoyo para defender su proyecto ante los monarcas y su relación continuó después de la gesta a través de las diversas cartas que se cruzaron.
Por eso, a la vuelta de su viaje el almirante realizó el 16 de marzo de 1493, en la iglesia del convento moguererño -levantado en una zona que se conocía como ‘Campo Santa Clara-, un Voto a Dios por salvar la vida a los marineros que viajaban en La Niña, que estuvo a punto de hundirse el 14 de febrero. Colón se pasó toda esa noche rezando, y hoy día esa tradición se mantiene y se conmemora la efemérides.
Antes de esto, según explica Juan Manuel Moreno «Colón quiso agradecerle los favores a la abadesa poniéndole a la carabela que finalmente se llamó ‘La Niña’ y que se construyó entre 1487 y 1490 en tierras moguereñas ‘Santa Clara’ en homenaje al convento».
Joyas del patrimonio onubense y mundial
Son muchos los elementos y detalles de su arquitectura y de su interior por los que destaca el Convento de Santa Clara, como los claustros pero su conservador llama la atención especialmente sobre dos
El primero de ellos es la sillería del coro bajo que se conserva en la Iglesia desde 1370: «Es una de las sillerías de estilo nazarí más antiguas de las que se conservan en España. Artesanos del reino de Granada vinieron a Moguer ex profeso para tallar los 23 sillones que la componen. Es un conjunto único en el mundo y gente de todas partes vienen a verlo», explica Juan Manuel Moreno.
La otra pieza clave la constituyen sin duda alguna las tumbas de la familia Portocarrero, sucesores de los fundadores y patronos del convento, al tiempo que artífices de su esplendor, por las donaciones y exenciones que realizaron. Tan unidos estuvieron los Portocarrero a la vida del convento que algunas féminas de su linaje decidieron ingresar en la comunidad monacal, y la iglesia se convirtió en un panteón familiar, que hoy se conserva.
Se trata concretamente de un grupo escultórico formado por nueve esculturas yacentes, tanto de los fundadores como de sus sucesores, entre las que destaca la figura de Juan Portocarrero, realizada en mármol de carrara por Giacomo de la Porta, colaborador y discípulo de Miguel Ángel y autor de numerosas obras de escultura en distintos edificios de Roma, incluida la Basílica de San Pedro en el Vaticano.
Estas son solo algunas de las pinceladas, simples retazos de todo lo que se podría decir del Convento de Santa Clara, un regalo de la historia que hoy es además un centro de fe y cultura abierto al turismo para su visita: «Para un moguereño es un orgullo y una responsabilidad tener en sus manos la conservación del buque insignia de Moguer y joya histórico-patrimonial de la provincia. Aún no tiene todo el turismo que se merece, quizás sea más conocido dentro que fuera de nuestras fronteras», afirma Juan Manuel.
Por eso hoy, cultura y fe se dan la mano en perfecta comunión para la conservación y dinamización de este espacio emblemático, en el que además de los eventos religiosos, se producen encuentros y charlas culturales, así como exposiciones de arte, como la que actualmente se puede disfrutar de la pintora Teresa Peña, primera mujer en ganar el premio Roma.
En definitiva y por todo ello, el convento de Santa Clara constituye un argumento perfecto para acercarse a Moguer y revivir entre sus muros más de seis siglos de historia de Huelva.
