Paula Crespo. A estas alturas poco o nada más se puede decir del amor. Un sentimiento al que se le ha escrito, se le ha cantado y que ha sido el leitmotiv universal de innumerables manifestaciones artísticas y culturales. Tratar de definirlo en estas líneas sería de una gran osadía por lo amplio del concepto y por la subjetividad que envuelve a esta emoción de la que todo el mundo sido presa alguna vez.
Pero qué duda cabe que es uno de los grandes anhelos del ser humano, que nacemos con unas necesidades afectivas muy concretas que van cambiando a lo largo de nuestra vida y que el amor en todas sus formas y facetas es la energía que mueve el planeta.
Un lenguaje universal que no entiende de edades, de religiones, de género ni de razas o nacionalidades y que todos el mundo sabe hablar.
Por eso en un día como hoy, 14 de febrero, día de San Valentín, y dejando un poco de lado el aspecto más comercial que envuelve esta fecha, HBN quiere contar una historia de amor que ha superado las barreras sensoriales. La de Antonio Blanco y María José García, dos afiliados de la ONCE Huelva que se conocieron y enamoraron en tierras onubenses.
Su romance bien podría comenzar con el tópico «chico conoce chica», pero con la salvedad de que Antonio es invidente total -padece una retinosis pigmentaria– y María José parcial -tiene una patología congénita aunque tiene restos de visión-, por lo que en su caso fueron factores menos superficiales los que condujeron a que surgiera el amor entre ellos y a día de hoy sean una pareja consolidada y estable.
Como casi toda historia de amor que se precie, la de estos dos vendedores de la ONCE cuenta con un celestino que también pertenece a la fundación y que fue el encargado de presentarles. Era el 15 de agosto de 2013, Antonio estaba algo decaído porque las ventas de los últimos días no estaban yendo muy allá en su quiosco, junto al bar Wanani. Poco lejos de allí María José tampoco estaba muy conforme con cómo le estaban saliendo las cosas en su segundo día en el punto de venta de la calle Isla Cristina.
En estas el chófer de la empresa, para animar a Antonio, le dice que le va a presentar a la compañera nueva: María José. Él quedo prendado de ella, de su forma de ser, desde un primer momento y comenzó a visitarla varias veces al día en los distintos puntos de venta en los que ella estaba. Ella tardó un poco más en darse cuenta: «Todo mi entorno me decía que yo le gustaba a Antonio, pero yo no me daba cuenta y no me lo creía», explica María José.
Tanto es así que cuando Antonio le confesó sus sentimientos, María José, que tenía sus reservas por la edad -ella es seis años mayor que él- y por la altura, le dijo que no: «Al principio le dije que no y se enfadó, dejó de venir a visitarme. Me di cuenta de lo que sentía cuando dos meses después me trasladaron al quiosco de José Fariñas y dejó de venir».
Después de eso accedió y desde entonces mantienen una relación de amor y viven juntos. Preguntándoles por separado los dos coinciden en decir que hubo una «conexión especial y una gran compenetración. Los dos nos entendemos y compartimos muchos gustos y aficiones como los viajes. También tenemos una misma forma de entender la vida y nos apoyamos mutuamente en el día a día. Pero si hay algo que compartamos de verdad es una gran pasión por la ONCE«, explica María José, que desde pequeña ha estado vinculada a la fundación porque su hermano también es invidente total.
Cuenta esta vendedora que se entienden muy bien y que Antonio le ha ayudado mucho a «superar y aceptar mi problema con la visión. Me ha hecho comprenderlo y verlo de otra manera. Él y la institución que realiza una labor muy importante. Todo eso nos ha unido mucho porque no es fácil que otras personas se pongan en la piel de uno y entiendan nuestros problemas con la visión o que tengas un mal día en las ventas. Nosotros compartimos eso y el hecho de que ambos somos muy exigentes con nosotros mismos en nuestro trabajo. Además Antonio, aunque es muy tímido es una persona muy sonriente y positiva y eso me encanta».
Él asegura que está «feliz y enamorado» y que le engancharon «su personalidad, su comprensión y las conversaciones que teníamos que provocaron que la cosa fuera yendo a más».
Para los dos el oído y el tacto son esenciales tanto en su vida profesional como en la personal. Su historia demuestra que el amor aparece en circunstancias muy diversas y es capaz de superar todos los obstáculos para ir más allá de los sentidos.
1 comentario en «Antonio y María José, un amor más allá de los sentidos»
Soy tu tía reme una. Entrevista preciosa te. Mereces. Todo. Lo bueno que. Del mundo. Un. Beso. Y te quiero. Mucho