Ángel Custodio Rebollo. Eran los primeros días de julio de 1381 y el puerto de Lisboa presentaba un especial movimiento, hombres que iban cargados de objetos pesados que depositaban en las embarcaciones y un griterío de órdenes y mensajes que movían a la gente en todos los sentidos. La flota portuguesa estaba preparando sus barcos para cubrir un enfrentamiento con la flota castellana, ya que desde 1.369 los dos países estaban enfrentados en las que se llamaron “las guerras fernandinas”.
El 17 de julio zarparon de Lisboa rumbo al Cabo San Vicente 21 galeras, 1 galeota y 4 naos al mando de almirante Joâo Alfonso Telo, con la orden de aniquilar a la flota castellana que había en Andalucía, pues tenían noticias que no había muchos barcos y presentían una rápida victoria. Al mismo tiempo el rey portugués ordenó que tiraran al mar a los marineros castellanos y destruyeran todos los barcos que encontraran en su ruta.
La travesía tuvo muchos percances ya que el estado del Atlántico era tormentoso y de los que los marineros llaman de “mala mar”, por lo que la flota se dispersó, llegando las primeras 12 galeras a la costa algarvía.
Cuando los castellanos que los esperaban con 17 galeras en la costa onubense, al mando del almirante Sánchez de Tovar, éste percibió lo precario del estado en que venían los barcos portugueses, ordenó a sus capitanes virar y poner rumbo a Huelva y adentrarse en su ría frente a la isla de Saltés, que era donde los marineros palermos le habían señalado como lugar más seguro para enfrentarse al enemigo.
La primera oleada de barcos portugueses siguió a los castellanos hacia la ría de Huelva creyendo que los tenían acorralados y allí fue donde los hombres de Sánchez de Tovar los cercaron y apresaron a los barcos lusos, no sin antes vengar a los pescadores onubenses cuyos barcos habían hundido y a ellos arrojados al mar para que se ahogaran, para lo cual le aplicaron lo que se llamaba “moja de pies”, que consistía en tirar a los prisioneros al agua con los pies atados.
La segunda oleada de galeras portuguesas sufrió la misma suerte y la última decidió virar en redondo y volver a Lisboa para informar de lo ocurrido.
El Almirante Sánchez de Tovar puso rumbo a Sevilla con las galeras apresadas arrastrando los pendones por el agua.
Al final de noviembre del mismo año, Sánchez de Tovar bloqueó Lisboa durante un mes, lo que obligó a los barcos portugueses a refugiarse en Sacavem.
5 comentarios en «La Batalla de la Isla de Saltés»
Un saludo para un buen Cronista de Huelva apesar de que no fue alumno del Colegio Frances.
Gracias Juan, Un abrazo,
Angel
Angel Custodio Rebollo una gran persona y una excelente contador de historias de nuestra Huelva. Gracias. Abrazos
Gracias por tus palabras, hago lo que puedo.
Muchas gracias José Maria, se hace lo que se puede, pero Huelva se merece que nos esforcemos por ella