Sergio Borrero. La Hermandad de la Misericordia procesionó en la tarde del domingo 4 de enero a su titular, el Dulce Nombre de Jesús por las calles aledañas a su capilla. Esta procesión, que se celebró por cuarto año consecutivo, marca el inicio de las salidas procesionales del año, inmersos aun en las fiestas navideñas.
Los más pequeños se hacían con el protagonismo en esta jornada, a diferencia de la seriedad y rectitud de la Hermandad en su estación de penitencia el Jueves Santo. Sobre las 5 de la tarde salía desde la Capilla de la Misericordia la procesión formada por varias decenas de pequeños portando cirios. Cerrando el cortejo se encontraba el guión de la hermandad y tras éste el cuerpo de acólitos que antecedía a las pequeñas andas procesionales.
La imagen del Dulce Nombre de Jesús, de estilo montañesino, es obra de Salvador Guzmán Moral de 1993. Procesionó sobre unas andas de pequeñas dimensiones exornada con jarras de rosas blancas a ambos lados de la imagen y unos centros de flores blancas en las esquinas, donde habían sido dispuestas unas piñas de candelabros que conformaban la iluminación del paso. La juventud también predominaba en la cuadrilla de costaleros, así como en el equipo de capataces.
El acompañamiento musical fue a cargo de la Banda de cornetas y tambores Cristo de la Expiración con sus sones más clásicos. Tras la salida, la procesión se encaminó hacia el convento de las Hermanas de la Cruz para posteriormente detenerse ante la puerta de la Iglesia de la Esperanza, donde era recibida por la junta de gobierno de la cofradía del Miércoles Santo.
Con el eco de los villancicos que a lo lejos sonaban por la plaza de la Constitución, culminaba esta primera procesión del año. Una procesión que desde que en el 2012 la Hermandad de la Misericordia decidiera realizarla, poco a poco se está haciendo un hueco en el calendario cofrade, viéndose reflejado en el mayor número de onubenses que acuden al encuentro del Dulce Nombre de Jesús cada 4 de enero.