(Las imágenes y el texto de este artículo, no corresponden a los contenidos del libro «Casinos de Huelva»)
Miguel Mojarro.
Se acaba. Ya no podremos poner en una carta escrita a un amigo, eso de «dos mil catorce». No es más que una fecha, pero da un poco de «yuyu» eso de despedirse de un año con el que hemos convivido tan estrechamente. Día a día. En el fragor de lo cotidiano y en el silencio de la intimidad. Pero se acaba. Porque tiene derecho a decirnos adiós, una vez que ha comprobado que no puede con muestrea terquedad. Porque somos tercos, incluso en la cualidad.
Hoy me pedía el cuerpo salvar a los casinos de este juicio que el dos mil catorce puede llevarse de nosotros. Consulté con Marcelo y pusimos sobre la mesa varias alternativas con las que dejar bien alta la imagen de nuestros templos del ocio. Pero al final, hemos optado por una de las parcela genéticas que dan vida a los casinos, la menos conocida, pero tal vez la más importante en su existencia: La Cultura.
Y buscando entre bastidores, hemos encontrado el texto de un programa que emitió Radio Nacional de España en Huelva, hace casi un año, porque nos parece adecuado para enarbolarlo como grito que demanda atención a propios y extraños, sean personas o entidades.
Esto dijimos en las antenas de Radio Nacional, una mañana de miércoles:
«Tengo un amigo, científico y sencillo, como todos los científicos de bien, que ha escrito lo siguiente en la web de Azoteas, a través de una entrevista:
– Si fuéramos capaces de volver a generar integración social con todo tipo de personas y edades, a través de actividades múltiples y que generaran interés, quizás podríamos volver a recuperar la misión histórica de los casinos. … sólo es preciso imaginación para promover la inquietud, catalizando la vida del pueblo en su Casino.
En Azoteas nos gustan las personas de calidad, pero si dicen estas cosas, el afecto se incrementa.
Porque ese es el valor esencial de los casinos: Proponer ocio bajo el manto de la Cultura, que es lo único que prevalece y transciende. Es el ocio no cicatero y de calidad. Pero antes habrá que dejar claro lo que es Cultura.
Nosotros, desde la perspectiva sociológica que es nuestro referente, proponemos la Cultura como concepto que incorpora todo lo que el humano ha creado, para complementar lo genético, lo intuitivo de supervivencia y las normas inculcadas.
Cultura, como aditamento voluntario y social a todo lo que nos ha sido dado de forma involuntaria. Cultura, como aspectos de nuestra vida que hemos creado los grupos sociales, para tener horizontes más allá de la supervivencia.
Son Cultura, la música, la charla con los amigos, el periódico que se lee, el baile en los salones, el cine que nos absorbe, la conferencia del que sabe (O no), los ritos y las liturgias, los libros leídos, las normas que nos regulan, la poesía que se escribe y la prosa que se lee.
Y los acuerdos, las concesiones y las exigencias. Y el dominó. Y todos los juegos que enfrentan y unen a los amigos y a los rivales.
Y la manguara de aquí o el «mate» de allá.
No es Cultura el hambre y la sed, que eso viene incluido en el paquete genético de nuestra identidad, pero sí es Cultura la forma que cada grupo social tiene de darle satisfacción a la necesidad de comer y beber.
Cultura es todo lo que el hombre busca, desea, necesita y crea, para que su soporte vital sobreviva lo mas agradablemente posible.
La Cultura necesita dos condiciones para desarrollarse: Tiempo y espacio. Como las maclas y las rocas metamórficas.
Tiempo para existir y espacio para manifestarse. Y eso no es fácil de armonizar. Sobre todo en la complejidad de la vida actual.
Por eso los Casinos son esos lugares en los que el tiempo puede unirse al espacio, para convertirlos en templos de la Cultura.
Por eso los Casinos deberían ser contemplados como el ámbito ideal y esperanzado en el que la Cultura y el Ocio consuman ese maridaje que la sociedad demanda.
Por eso los pueblos (Y sus poderes) deberían percatarse del patrimonio antropológico que tienen en sus Casinos. Eso sería una manera culta de estar en el mapa y en la historia.»
Cuando hemos terminado de recuperar este texto y valorarlo, solamente nos queda algo que añadir en este final del dos mil catorce: Que cada año venidero sea testigo de que los casinos (La gente y las entidades) se suban al carro de la Cultura para ir de su mano (De su rueda) a un destino menos inestable que el actual. Como Corrales, como Rociana, como Aracena, como Almonte, … como otros muchos que han sabido leer la Historia e interpretarla.
Marcelo y yo, desde nuestra pequeña presencia, deseamos larga vida a los socios y a las entidades.
Y a los Casinos, gracias por existir.
Equipo Azoteas
www.fotoespacios.com
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2 comentarios en «Los Casinos, foros de cultura»
Cuando la Cultura solo era de élites ciudadanas y los humildes tenían que leer a la luz de las velas si querían aprender, los casinos fueron, con toda seguridad, el remanso de los pobres que podían comunicarse y ampliar su “saber”, algo temido por las otras élites que siempre han encontrado en la ignorancia del pueblo el mejor aliado, pues, ya se sabe, a masas incultas, poderío asegurado.
Afortunadamente la comunicación es como el agua, se cuela por los lugares más insospechados, pues las palabras fluyen y fluyen al margen de la densidad que tenga y suele llegar a “buen puerto”, aunque sea a base de telenovelas, que también sirve para el que nada sabe y de esa manera quizás los casinos fueron los lugares de encuentro donde nació la cultura del humilde, del necesitado, del oprimido, del que tenía deseo de saber y pudo aprender gracias a otros “humildes” mas cultivados que ofrecieron su sapiencia para despertar a las masas adormecidas de la serranía y del litoral que solo sabían respirar los gases de la minería o sufrir golpes de mar, a costa de un trozo de pan y poco más.
Años han pasado desde que los casinos se instalaron en Huelva, de todo ello nuestro querido Miguel y su grupo de Azoteas nos han ido desgranado semana a semana sus bondades y bellezas, pero hubo un principio y esperemos que el fin tarde, si bien, en cualquier caso ha quedado su historia y con ello la Cultura del ocio bien entendido, que es tan necesario para la calidad de vida a la que todos aspiramos.
Dice nuestro amigo Benito: «…los humildes tenían que leer a la luz de las velas…» . Y cierto es, que antes de la luz fue el libro y antes del libro la Cultura. A pesar de los que han tratado de amordazarla para su provecho personal.
Y sigue diciendo: …»quizás los casinos fueron los lugares de encuentro donde nació la cultura del humilde, …» .Realmente los casinos han sido parte importante en la difusión cultural, junto a los ateneos y otras entidades nacidas al amparo del magnífico siglo XIX.
Es suerte que haya mentes y sensibilidades sociales como la de nuestro amigo, para poder decir en Huelva que son «buenas noticias» sus comentarios, porque tienen sabor.
Y además, se le agradece.