Carmen Palanco presenta su primera novela ‘El camino de los sauces’, una bella historia humana en una residencia de ancianos

M. P. D. Carmen Palanco (Rociana del Condado, 1980) escribe desde la juventud, contando con obras inéditas entroncadas en la poesía y la novela. A lo largo de su trayectoria ha formado parte del mundo literario con algunas publicaciones en la revista ‘La Palmera’, integrando el grupo de poetas ‘Nueva Mirada’, que perteneció a la Fundación Cultural Odón Betanzos Palacios, donde años más tarde trabajó esta rocianera. En cualquier caso, esta amante de las letras lleva ya más de veinte años escribiendo en la soledad de su estudio.

Ahora, Carmen Palanco es noticia porque este año ha presentado su libro ‘El Camino de los Sauces’, una historia que vio la luz el pasado 20 de junio en un acto que tuvo lugar en la Sociedad Cultural Casino de Rociana ante un numeroso público y arropada por el escritor Ramón Llanes junto al editor de la obra Manuel Ortega y el presidente de la entidad José Antonio Cabrera.

Tras esta primera toma de contacto, la obra se dio a conocer también en la Biblioteca Provincial de Huelva, en un acto que contó con la presencia del escritor y académico Manuel Garrido Palacios. La cita volvió a contar con muchos onubenses que quisieron conocer la novela.

El éxito cosechado en estos meses por Palanco ha provocado incluso que la editorial Onuba sacara la segunda edición de la obra y se perfile emprender una tercera. 

Una oportunidad que en Huelva Buenas Noticias hemos querido aprovechar para conocer con más profundidad a esta escritora y su obra a través de la presente entrevista.

-Carmen, acabas de presentar tu primera publicación. ¿Cómo has vivido este momento?
–Sí, mi novela ‘El camino de los sauces’ fue presentada en  Huelva el pasado 18 de noviembre en la Biblioteca Provincial y anteriormente lo hicimos en mi localidad, en la Sociedad Cultural Casino de Rociana. Han sido de los días más felices de mi vida. La acogida, una grata sorpresa para mí. El cariño de la gente que vienen a regalarte su presencia y su tiempo, que vienen a descubrir la novela, por lo que para mí supone una suerte;  es algo intenso, extraño y muy significativo. Los lectores me están enseñando a entender lo que supone compartir tu obra.

He estado arropada por seres extraordinarios en cada una de ellas, personas que me enseñan mucho: Manuel Ortega, mi editor, José Antonio Cabrera, presidente de la entidad que nos acogió en Rociana y dos grandes de las letras, mi querido Ramón Llanes y mi amigo y padre literario Manuel Garrido Palacios, quien la ha prologado y al que le debo lecciones de integridad que han supuesto mucho para mí.

-¿Cómo surge la idea de realizar este libro?
–Hace algunos años, en 2007, comencé a colocar las primeras palabras movida por una causa que venía admirándome desde hacía unos años atrás. Una de mis  mejores amigas, con apenas veinticinco años, había decidido por pura vocación ir a trabajar a una residencia para ancianos. Me pareció un gesto tan valiente y tan íntegro, que decidiese estar junto a las personas en el ocaso de su vida, cuando en plena juventud otros pensábamos en extremos más diversos. Yo quería absorber de esa figura, que no de la persona, porque la obra no es una obra que se ajuste a sus historias, no cuenta su vida, ni la de nadie, pero sí tuve en su figura el perfil con el que nació uno de los personajes protagonista de la novela, Carolina.

Después de escribir las primeras veinte páginas asumí que lo hacía a ciegas, no estaba completa, las ideas iban y volvían sin peso, yo quería hablar de muchas cosas, quería que el personaje de Carolina tuviese otra mitad que completase el mundo que necesitaba conformar, y poco a poco se me fue escapando las fuerzas. Abandoné la novela convencida de que sería un intento fallido,  que no llegaría a colmo. Es evidente que no fue así, el tiempo me trajo el otro perfil, el otro personaje donde se cimienta la novela, Olvido es una mujer de ochenta años que decide, por voluntad propia, entrar en la residencia donde Carolina trabaja. Y dos mundos convergen en un simetría extraña, pero que se compacta de manera inesperada. La idea que comenzó años atrás encontró el mensaje gracias a los azares de la vida y a sus oportunas lecciones.

-¿Por qué ‘El camino de los sauces’?
–Porque un camino orillado de sauces acogen a las protagonistas entre reflexiones e inquietudes, una metáfora que plantea un camino al interior.

-¿Cuáles han sido tus fuentes de inspiración?
–Las vivencias en primera persona, las lecciones que se aprenden o al menos se meditan, o se concluyen en tramos de la vida donde hay que tirar de mente, las historias que vi o escuché en otros. Lo que se diserta en el camino de la vida, en las formas de vivirla, e incluso en la  manera de asumir el ocaso y la muerte; mostrados con prismas distintos de la manos de muchas personas que han perfilado mi propia existencia, esa suma ha configurado un esquema que me ha servido para alcanzar la madurez del mensaje que muestro.

-¿Cuál es la principal aportación de tu libro?
–La novela pretende inducir al lector a la reflexión, dar una lección de vida que aplasta al derrotismo bajo unas circunstancias en la que muy pocos se contemplan, una lección de la que vengo siendo testigo. Es un libro de victorias.

-¿Le gustaría invitar a los onubenses a acercarse a esta obra?
-Claro que sí. Onuba es mi tierra. Esta es mi sociedad, la raíz en la que todo me vive, para mí sería un honor estar en sus casas, un sueño cumplido si compartís ‘El camino de los sauces’, si os encontraseis en él. Sea cual sea el rumbo, por azar o suerte, si de alguna manera la obra llega a vosotros sepan que complementáis la suma, ninguna palabra escrita está ultimada sin la sensibilidad del lector, que la asume y la entiende. Es lo hermoso de escribir y exponerlo; acaba siendo cosa de dos que por lejanos que estén se unen en un punto universalizado. Así que desde aquí a aquellos que lleguen al ‘Camino de los Sauces’ gracias por la labor compartida que da sentido a lo que hago.
Gracias a Huelva Buenas Noticias. Una oportunidad que nunca olvidaré.