Isabel Limón. Yolanda Cabaco es una onubense, natural de San Bartolomé de la Torre que, hace aproximadamente dos años, decidió dar un giro a su vida para comenzar una nueva al otro lado del Atlántico. Nuestra Onubense por el Mundo se mudó con su hijo a Brasil hace dos años, aproximadamente, para poder estar al lado de su marido que vivía allí por motivos de trabajo.
Hija de emigrantes, nació en Suiza pero pronto regresó a San Bartolomé donde creció y vivió hasta que se mudó a Huelva para estudiar. Yolanda es diplomada en Relaciones Laborales en la Universidad de Huelva, trabajó durante años como orientadora en el Centro de Orientación Profesional de Huelva de la Junta de Andalucía. Yolanda se define como una mujer aventurera y con ansias de conocer, prueba de ello es que siempre se sintió atraída por vivir nuevas experiencias más allá de nuestras fronteras.
Huelva Buenas Noticias se hace eco de la aventura de esta onubense que asegura estar viviendo una de las experiencias más gratificantes de su vida.
– Yolanda, ¿cuánto tiempo llevas fuera de España?
– Llevo sólo 2 años y 3 meses, por lo que pienso que mi aventura acaba de comenzar. En este tiempo, he tenido la oportunidad de descubrir que mis ansias por conocer nuevas fronteras solo acaban de empezar, aunque siempre había dedicado parte de mis vacaciones a viajar a otros países. A pesar de eso, nada es comparable a vivir en el lugar, conocer los entresijos de cada pueblo o ciudad, aprender a cocinar alimentos que ni siquiera sabía que existían, aprender un idioma con su jerga, en definitiva, vivirlo plenamente.
– ¿Cuál fue el motivo por el que decidiste mudarte a Brasil?
– Por amor (sonríe). Mi marido es portugués y, en una ocasión, él dejo su trabajo para venirse a vivir a España conmigo y comenzar juntos una vida. Con el tiempo la empresa para la que trabaja lo trasladó a Brasil y, durante dos años, estuvimos contándonos nuestras respectivas vidas a cada lado del océano. Sin embargo, lo que realmente queríamos era vivirla juntos y decidí cruzar el charco para emprender una nueva aventura con mi familia. Fue muy difícil tomar la decisión, era una mujer independiente, con un trabajo estable y dejar todo, tal y como están las cosas hoy en día, para viajar a un país desconocido y no tan avanzado, me planteó serias dudas. Además, tengo un niño de 12 años, ninguno de los dos conocíamos el idioma y me preocupaba su escolarización, entre otras cosas. Supongo que todos los que nos embarcamos en esta aventura de vivir fuera de nuestras fronteras y de nuestra área de confort nos planteamos las mismas cuestiones, al final es simplemente una única preocupación, ¿estaré haciendo lo acertado?
– Dices que fue una decisión difícil pero, ¿cómo se lo tomaron tus familiares y amigos?
-He tenido la gran suerte de tener una familia maravillosa y unos amigos inmejorables, que me animaron siempre y me apoyaron en mis decisiones, ellos viven mi experiencia como parte de ellos mismos. Cada vez que la nostalgia o la tristeza me alcanzan, son estas personas las que me dan los ánimos y el aliento suficiente para sentir que estoy en mi camino, en el que yo he decidido, e incluso hay quien me recuerda que vivo un sueño que otras personas no consiguieron alcanzar.
– ¿Cómo fueron los primeros días en un país tan diferente al nuestro?
– Para mí fueron de los mejores, súper motivadores. Todo es nuevo, son días de locura, cada paso es diferente, las comidas, las frutas, los olores, las personas, los definiría como maravillosos. En esos primeros días experimenté cómo se te agudizan todos los sentidos, quieres ver, saber, conocer y, aunque hay momentos de frustración y ansiedad, esos primeros días en un país nuevo son increíbles.
– ¿Fue complicado adaptarse a una nueva cultura, un nuevo país, en definitiva, una nueva vida?
– La verdad fue fácil. Mi mayor preocupación era mi hijo, pero quizás fue el quien se adaptó primero al cambio. Lo más difícil probablemente ha sido coger el ritmo; aquí todo es más lento, las prisas no existen y la eficiencia no tiene tanta importancia. El resultado final es lo que importa no cuando lo obtienes, así que cuando vas al supermercado, a una cafetería o cualquier otro lugar, tranquila, en algún momento te atenderán, así que aprovecha para hacer amigos en la fila del supermercado o del banco, o simplemente charlar sobre el tiempo y aprovechar para conocer un poco más del lugar en el que vives.
– Y el idioma, ¿fue complicado entender y sobrevivir al cambio de lengua?
– Para mí no ha sido difícil aprender portugués, es muy parecido con el español, lo más complicado quizás han sido las expresiones. Al principio cuando hablaban todos era una confusión total, pero bueno después de dos años creo que me defiendo muy bien y difícilmente se me escapa algo de lo que puedan decir.
– ¿Es tu primera estancia en el extranjero?
– Sí, es mi primera estancia en el extranjero, aunque he viajado siempre que he podido, vivir fuera de España ha sido la primera vez. Después de esta experiencia, espero conocer muchos lugares más; siento que el mundo es muy grande, que hay muchas cosas por ver, conocer y por aprender en cada nuevo viaje. En mi equipaje llevo menos cosas materiales prefiero cargarlo con vivencias, buenas y a veces no tan buenas, pero de las que puedan hacerme crecer como persona.
– ¿En qué parte de Brasil vives?
– Vivo en una ciudad llamada Campos dos Goytacazes, al norte de Río de Janeiro y, aunque es una ciudad grande con casi 500 mil habitantes, se vive casi como en un pueblo. Principalmente se ha vivido de la caña de azúcar con grandes terratenientes que explotaban las tierras e incluso a las personas, que, aún a día de hoy, se sienten por encima de muchos. Esta fue una de las últimas ciudades donde se abolió la esclavitud, y a pesar de los años, aún se siente el peso de ese pasado entre sus gentes. Ahora, la principal fuente de ingresos es el petróleo, en la bahía de Campos se encuentra una de las mayores reservas de petróleo de todo Brasil, y además se está construyendo el llamado ‘Super Puerto de Açu’, el mayor puerto comercial de toda Suramérica, motivo por el que muchas empresas extranjeras y nacionales se están instalando en este puerto y evidentemente.
– ¿Cómo es vivir ahí?
– En realidad vivir aquí es muy parecido a como se vive en España. Los brasileños son muy parecidos en su forma de vivir a nosotros los andaluces. La gente aquí trabaja, pero a cada oportunidad se divierten, una cervecita con los amigos y los compañeros no puede faltar y, por supuesto, el famoso «churrasco» o sea la barbacoa, siempre existe una excusa para hacerla. Como prácticamente todo el año es verano, siempre puedes ir a la playa, el calzado nacional son las chanclas y siempre con pantalón corto y camiseta de tirantes, con esto ya podemos imaginar la forma de vivir. Me llama la atención lo pudorosos que son, pueden ir ligeros de ropa por la calle y con ropa de baño minúscula, sin embargo el top less en la playa está prohibido y penado con cárcel.
– Y sus habitantes, ¿cómo son?
– Destacaría la gran diversidad que existe en todos los sentidos, me encanta ver la mezcla racial que existe aquí, ves a personas con rasgos tan diferentes y a la vez tan atractivo. En la ciudad en la que vivo, vivían los indios Goytacazes, de ahí el nombre de la ciudad. Llama mucho la atención ver en sus gentes con rasgos tan marcados de sus antepasados, me parece precioso. Por otro lado, aún hay mucha diferencia social, se percibe el que pertenece a una familia adinerada del que viene de una familia trabajadora, aquí no todos somos iguales, el que vive bien, vive muy bien, el que vive mal, sobrevive como puede. Son muy religiosos y sobre todo, como suelen decir ellos, temerosos de dios. La familia es lo primero, los domingos todos juntos a misa y después a comer juntos y para todo y ante todo la opinión de la familia es lo primero.
– ¿Cuál es la imagen que tienen de España?
– Cuando digo que soy española todos me preguntan que qué hago viviendo allí, me dicen que vuelva. Para ellos es muy chic ser europeo, es símbolo de modernidad y para muchos es un sueño poder viajar alguna vez para allá. Les encanta saber cómo es todo y, normalmente, consideran que están a muchos años de distancia de conseguir tener una vida como la que tenemos nosotros en España.
– ¿A qué te dedicas, tienes trabajo?
– Aún no estoy trabajando, tengo visado para vivir pero no para trabajar. Llegué aquí a través de lo que se llama reunificación familiar y, aunque he tenido muchas oportunidades de trabajo, al no tener permiso para trabajar no he podido estrenarme, espero conseguirlo en breve. Me dedico a cuidar de mi familia y disfrutar del día a día con mi marido y mi hijo, algo que echaba mucho de menos cuando trabaja, no tiene precio cuidar de mi niño cuando está enfermo, disfrutar acudiendo a cada actividad que tiene en el colegio, acompañarlo en todas sus actividades sin tener que mirar si mi agenda.
– ¿Cuáles son tus planes futuros?
– En cuanto al futuro, no sé muy bien. En principio estaré aquí algún tiempo más, después quizás en otra ciudad, otro país, otro idioma, realmente no lo sé. Mi hermana me dice que tengo el gen viajero en la sangre; mis padres fueron emigrantes, parece que eso se hereda y creo que una vez que tomas la decisión de dejar todo para vivir lejos, es complicado volver. Salir fuera te hace crecer como persona, descubres nuevas capacidades que desconocías, te enseña a valorar lo que tienes y lo que es importante, por lo que es complicado dejar de vivir nuevas experiencias en el extranjero. Además, la empresa para la que trabaja mi marido tiene proyectos a nivel mundial, así que la posibilidad de que vayamos a cualquier otro país es bastante probable.
– ¿Piensas volver a España, a Huelva, en breve?
– En realidad soy muy afortunada, cada 5 o 6 meses viajo a España, siempre vuelvo a casa por navidad y en las vacaciones de verano. Cuando voy paso en Huelva un mes mínimo y eso ayuda mucho a sobrellevar la distancia. El tiempo pasa tan deprisa que cuando me doy cuenta ya estoy de nuevo en casa, disfrutando de mi madre y mi familia y de mis amigos, pero volver para quedarme, aún no, quizás en un futuro, no sé.
– ¿Qué es lo que más echas de menos de Huelva?
– Mi madre, mis hermanas, mi familia, los amigos, esos ratitos de cervecitas y café. Tengo buenas amigas con las que puedo tenía larguísimas conversaciones, sobre todo y sobre nada, eso lo echo muchísimo de menos, y bueno como no, ir de tapeo, un jamoncito rico, unos choquito fritos, pasear por nuestras playas, aprovechar hasta el último rayito de sol, en definitiva lo que más echo de menos son a mi gente. Afortunadamente, gracias a las nuevas tecnologías, tengo la posibilidad de hablar con ellos casi a diario, así a veces me voy al pueblo a tomar café, mi hermana se lleva su portátil a la cafetería y hablo con ella y con las amigas que van llegando, a veces hasta siento que estoy ahí. Me siento tan cerquita que sólo cuando apago mi ordenador me doy cuenta que estoy a cientos de kilómetros, ¡es fantástico!
– ¿Recomiendas a todo el mundo que viva un tiempo fuera de España?
– En mi opinión es una experiencia maravillosa. A veces difícil, a veces divertido, a veces triste incluso duro, pero para mí sobre todo está siendo gratificante, poder vivir junto a mi marido y mi hijo esta experiencia creo que es lo más bonito que he vivido hasta el momento. Tengo la oportunidad de conocer lugares espectaculares, he tenido vivencias increíbles, he conocido a gente extraordinaria y siento que a cada paso que doy aprendo un poco más. Sí vale la pena intentar vivir fuera de España durante un tiempo, lo recomiendo.
-¿Cuál es tu balance de la experiencia?
– Mi balance es muy positivo, por más que a veces tenga ganas de volver, por más que a veces piense que estoy demasiado lejos, que me vea atrapada en pensamiento tristes y de añoranzas de los míos, por más que a veces me plantee si será mejor volver, siempre encuentro un motivo para hacerme ver que realmente esta experiencia me hace feliz, me hace sentir muy viva. Durante muchos años de mi vida sentí que estaba en el lugar equivocado; atrapada por el trabajo, que aunque me encantaba, el ambiente era asfixiante; la responsabilidad de la familia, que mi madre esté bien, que a mi hijo no le falte de nada; la hipoteca y, de alguna manera, las circunstancias me mantenían atada a una vida que, aunque buena en muchas cosas, no me daban esa emoción y motivación que me da el vivir nuevas experiencias.
-Para terminar, ¿qué le dirías a los onubenses?
– Me gustaría decir a todas aquellas personas que tienen esa inquietud de salir fuera de España pero que tienen miedo o están inseguras, que no lo piensen mucho, que si realmente quieren pueden hacerlo. Probablemente todas las limitaciones que creen que existen es sólo eso, su propia creencia, en realidad cuando tomas la decisión y das el primer paso todo parece solucionarse, es como si el camino se allanase y comienza a surgir la solución para cada problema que te habías planteado. Si es eso lo que quieres, ¡adelante!
2 comentarios en «Yolanda Cabaco, de Huelva hasta Brasil por amor»
Sigue asi. Eres la mejor
Hola Yolanda esta mañana estuve con María Auxiliadora ( la médico que estuvo en San Bartolomé) y me comento que te había visto a traves del periódico digital huelvabuenasnoticia.com y nada más saberlo te busqué, viendo tu esperiencia, tus ganas de vivir y tu forma de ver las cosas, en cada renglón que leía me congojaba, sintiéndote muy cerca, me siento muy orgullosa de tí.
Hoy de lo he leído a mi familia, y todos hemos recordados los buenos momentos con esa tita tan especial 🙂 Muchos besitos! Nos vemos muy pronto! ??????????