Mari Paz Díaz. El trazado de unas vías es un signo inequívoco del paso del ferrocarril por un territorio. En Huelva, siendo uno de los símbolos de la Revolución Industrial, la llegada del tren permanece íntimamente relacionada con la actividad minera de la provincia. Por este motivo, son muchos los raíles que hoy encontramos en la geografía onubense que se encuentran en desuso, si bien nos recuerdan a otra época en la que estas vías transportaban importantes cantidades de mineral.
Además, desde muy pronto, el tren también se convirtió en un medio de transporte muy utilizado por los pasajeros. De hecho, hubo algunas líneas muy populares en su día, a pesar de que hoy hayan caído en el olvido e, incluso, sean desconocidas por la gran mayoría de los onubenses.
Es lo que sucede con el tren que unía la ciudad de Huelva con la Punta del Sebo, una línea que solía ser utilizada por los onubenses los domingos para acudir a la conocida como playa de Huelva, situada en el punto en el que se unen las rías del Tinto y el Odiel. Un tren que era muy demandado, pero del que no ha quedado casi ningún rastro.
Para conocer las características más llamativas de este tren que marcó una época en Huelva queremos hacernos eco del artículo de investigación titulado ‘Un FC. olvidado: El Tren de La Punta del Sebo’, realizado por la directora del Archivo del Puerto de Huelva, Ana Mª Mojarro Bayo, y el ingeniero técnico de Minas y doctor en Geología Emilio M. Romero Macías, profesor de la Universidad de Huelva.
Un trabajo interesante, ya que no sólo recoge fuentes documentales inéditas al ser una línea que pertenecía al Puerto de Huelva, sino que muestra una documentación gráfica muy llamativa -tal y como mostramos en este artículo-, además de incluir testimonios orales de personas que conocieron este tren, como sucede por ejemplo con el caso de Manuel Silván, gran conocedor de la historia reciente de Huelva.
Según esta investigación, la configuración de esta línea de ferrocarril fue pareja a la realización de la avenida Francisco Montenegro, ideada para unir el Muelle Cargadero de Mineral de la Compañía de Riotinto con la Punta del Sebo. En concreto, la locomotora partía desde el Almacén del Puerto de Huelva, haciendo un recorrido de unos 6,3 kilómetros.
La avenida Francisco Montenegro se construyó entre los años 1913 y 1914, coincidiendo con la época en la que este ingeniero ocupaba la dirección del Puerto de Huelva, ya que Montenegro estuvo al frente de la entonces Junta de Obras del Puerto de Huelva, -actual Autoridad Portuaria de Huelva-, entre los años 1902 y 1930.
Casi de forma paralela a la configuración de la avenida se habilita «una playa artificial en la zona sur del puerto y la construcción de barracas de madera desmontable y estacional para el uso de los bañistas y del personal que controlaba la instalación», como apuntan Mojarro y Romero. Una iniciativa que venía a dar respuesta a la demanda de los ciudadanos onubenses, que se bañaban en la ría de Huelva, al menos, desde mediados del siglo XIX. Luego, en 1923, el Ayuntamiento de Huelva instala unos baños gratuitos en la zona sur de la playa del Odiel, construyéndose una caseta para mujeres y otra para los hombres.
El uso de esta playa por parte de los onubenses se consolida tras la Guerra Civil, cuando se convierte en la actividad de ocio predilecta de niños y mayores. Y no sólo la Punta del Sebo, sino la zona que abarca toda la avenida en la conocida como “la playa de la Gilda». Para los onubenses era mucho más fácil acudir a la ría a pie o en bicicleta, especialmente desde El Matadero o Isla Chica, en lugar de trasladarse a Punta Umbría.
La idea de poner en marcha un tren a la Punta del Sebo surge de manos de José Bravo Suárez, entonces director del puerto, que «presentó en el verano de 1944 una propuesta de tarifa y reglamento para el establecimiento de un servicio público de viajeros por ferrocarril a la Punta del Sebo, que aprobó el Consejo y el gobernador civil. Consistía en gestionar con el director general de Renfe el arrendamiento de cuatro vagones de tercera para viajeros con el fin de trasladar a la población onubense, durante los meses de verano, a la playa de la Punta del Sebo», escriben los autores de este artículo.
Pero, la instauración de la línea no iba a ser tan fácil, puesto que desde el puerto se tuvieron que hacer continuas gestiones todos los años solicitando estos vagones para unos dos – tres meses al año. Por fin, el 8 de julio de 1945 se consigue inaugurar la línea, siendo director del Puerto Juan Ignacio Gálvez-Cañero y González-Luna.
Como se apunta en este trabajo de investigación, «el precio del billete era de una peseta por viajero y los niños menores de 12 años pagaban la mitad, y en caso de adquirir 30 viajes completos había una bonificación, pues sólo se pagaba 50 pesetas (…) El tren hacía viajes todos los días, dos por la mañana y dos por la tarde; realmente, tampoco le daba tiempo a más pues tardaba en el recorrido, ida y vuelta, casi una hora. (…) Salía, aproximadamente, desde la puerta principal del parque del muelle, justo la que está frente de la Glorieta de las Canoas. Iba muy despacio, pues la aglomeración masiva de público hacía peligroso el que se aumentara la velocidad».
Esta línea estuvo funcionando hasta los años 1959-1960, cuando el entonces director del Puerto, Fernando Rodríguez Pérez, decidió no continuar con esta actividad. En la actualidad, el trazado de las vías casi ha desaparecido, manteniéndose sólo hasta la altura de los terrenos autorizados a Campsa, desde donde está cortada.
Con todo, este tren marcó una época de la vida de la ciudad de Huelva, ya que fue muy utilizado por los onubenses. Un episodio de la historia reciente que hemos querido recordar en Huelva Buenas Noticias para que no caiga en el olvido.
4 comentarios en «El olvidado tren que unía Huelva con la Punta del Sebo»
Debería recuperarse, las vías siguen en partes del trazado.Gracias por traerlo denuevo a la memoria.
ES UNA PENA QUE NO HAYA UN TREN CON EL CONSIGUIENTE TRAZADO .MUCHAS GRACIAS PO
Habría que poner en servicio un tren de las mismas características que hiciera el mismo recorrido
Recuerdo con alegría los viajes de nuestra familia en días festivos y domingos, con la sandía, bocatas y sangría que preparaba nuestro padre. Era toda una aventura, no sólo en camino, también el día de baños, contacto total con la naturaleza y convivencia familiar desenfadada. Ojalá pudiera recuperarse, al modo del tren minero de Riotinto. Espero que tomen nota los político