Redacción. La tradicional quema de las “gamonitas” es una fiesta pagana de connotaciones religiosas, ya que a pesar de que la tradición se pierde en el tiempo, viene según se cree, de la quema de enseres, ropas o muebles, junto a plantas aromáticas: tomillo, romero, eucalipto, etc., para acabar con la epidemia de cólera que azotaba las tierras del Condado de Niebla. Los bollulleros sacaron por entonces en procesión de rogativas a su Patrona, la Virgen de las Mercedes, para que no se extendiera el citado mal. Se cuenta que, como consecuencia de la procesión, se paraliza la enfermedad en este pueblo a pesar de la tremenda expansión por los pueblos vecinos. Desde 1855, el día de la Inmaculada Concepción, Bollullos cumple el rito de jurar los votos y protestación de fe en el llamado dogma de la Inmaculada, junto con Almonte, los primeros municipios en la provincia de Huelva.
Así, aquellas hogueras que llenaban las calles de la ciudad, se unieron a la festividad religiosa del día de la “Pureza”, ya que se purificaba el aire ante la enfermedad, que según los médicos de la época, creían se transmitían por el aire.
Hoy en día, no se queman plantas aromáticas, sino la planta denominada gamon común (Asphodelus ramosus), siendo las gamonitas las “antorchas” o manojos que se hacen con las ramas de estas plantas. Éstas, se recogen en los vallados de los caminos o bosques de la zona, se amontonan y secan, para confeccionar con ellos los haces que se queman en la víspera del 8 de diciembre.
Las calles y plazuelas «arden literalmente» llegándose a contar por cientos las fogatas o candelas de gamonitas que los Bollulleros encienden en honor de su Patrona y como ritual de aquel milagro de 1855. Las calles son puras hogueras y desde los balcones y azoteas se puede contemplar un paisaje curioso, al mostrarse desde cualquier atalaya bollullera, una enorme e iluminada humareda por el reflejo de las luces de la ciudad, y candelas por todas las calles y rincones.
Es interesante visitar Bollullos en esta noche mágica, en la que se mezclan las voces de la chiquillería con el crepitar de las candelas y las viejas tonadas de los campanilleros Bollulleros que tienen una tradición de más 300 años.
Para este año, la Concejalía de Cultura del municipio organiza un concurso de belenes de entre todos los participantes inscritos al mismo, con el fin de premiar la elaboración, decoro y artesanía de aquellas manos ciudadanas, autoras y esfinges de magistrales escalas bollulleras, que simbolizan Belén con motivo del nacimiento del Mesías.
Asimismo, la Concejalía editará un díptico donde quedará figurado el itinerario que vincula el conjunto de belenes participantes en el concurso, posibilitando que los ciudadanos que lo deseen, se tornen testigos de tales obras y acudan a verlas, transformándose los hogares, cuyos belenes se exponen, en auténticos museos navideños en estas fechas, y coloreando acuarelas invernales de corcho y serrín, a imagen y semejanza de los dictámenes religiosos marcados por una fiesta, que eleva nuestra ciudad a instancias celestiales.