Miguel Ángel Velasco. Quién le iba a decir al decimonónico barrio de Triangle Bellow Canal Street, o en castellano, Triangulo bajo la calle Canal, en pleno Manhattan, al este del rio Hudson, angosto y sucio distrito industrial dominado por almacenes de materiales e inmuebles de rojizos ladrillos bañados por el humo y la contaminación, que con el paso del tiempo se convirtiera en todo un barrio de moda y exclusivo donde lo único que recuerda su pasado es el mantenimiento de su estructura metálica. En su interior todo es un hervidero de lujo y nobismo. La semilla que germinó en el cercano Soho y floreció con inmensas galerías de arte, bares, restaurantes y las mejores tiendas de moda de las más solicitadas marcas. Sus residentes no son ahora los obreros de monos grises de entonces. Su vecindario actual está compuesto por los famosos de la música, del cine o Mariah Carey, Olivia Palermo, Edgard Albee, Scarlett Johasson, Robert de Niro, entre ellos, por poner sólo algunos ejemplos. Allí se rodó ‘Los Caz0afantasmas‘ y es tal cual.
Quién le iba a decir a Paola Romero Muñoz , esta onubense de 26 años, que dejaría su trabajo, después de licenciarse en Historia del Arte en Sevilla, en una Fundación para la restauración del patrimonio de la mediterránea ciudad de Valencia, al reencuentro feroz con su ciudad de nacimiento, por pura necesidad de ella, y empezar aquí una nueva vida en un mundo hasta ahora desconocido.
TriBeCa no es una tienda de ropa más. Es una pequeña tienda de moda en la que, nada más entrar, te inunda el aire y ambiente del barrio norteamericano. Su ambientación y decoración es única, original y, todo hay que decirlo, artesanal. Las paredes, pintadas de gris, carece casi por completo de adornos lo que le permite lograr una sensación de amplitud de la que carece. Sólo unos percheros de pie originalmente realizados con tubos de cobre reciclados, al igual que sus juntas; unas mesas expositores de maderas y figuras varias todas ellas realizadas por las manos de Benito Romero, padre de Paola. Pero lo que te mete en realidad en el paisaje urbano de la villa de ultramar son los cuadros y poster gigante que cubre todo el frontal de la tienda de las edificaciones de TRIBECA. Un verdadero lujo y un pellizco a los sentidos .
Paola Romero encontró en Esperanza Muñoz, su madre, su gran aliada, Esperanza, con gran experiencia en este mundo pues posee una conocida peluquería en la ciudad, además de diseñar y confeccionar en exclusiva los tocados, canotiers y sombreros de la firma onubense Lulú-Cancán, convenció a su hija para montar este negocio conjuntamente, conocedora del interés y afición de ésta por el mundo de la moda. De esta manera y con el fin de que conociera de primera mano sus movimientos y suertes, se la llevó a los grandes centros litúrgicos de la moda, París y Nueva York. No querían una tienda más, donde se vendieran una serie de conjuntos textiles repetidos y saciados de ser vistos. Deseaban encontrar algo nuevo, innovador, diferente. Por eso en estas dos mecas no perdieron el tiempo en visitas a proveedores de marcas conocidas y de alto coste. Buscaron y encontraron jóvenes talentos, diseñadores con hambre de triunfo, proveedores que arriesgaban por el futuro.
Fruto de todas estas gestiones son las bellas e ignotas novedades que presentan en su tienda. Prendas con tejidos de calidad y personalidad a un precio asequible. Marcas cuyos nombres omito, pero que auguro que, dentro de poco, sonarán en los oídos de todas las onubense.
