Miguel Ángel Velasco. Esmeralda Hachero Puig no podía imaginar de pequeña que al crecer se iba a convertir en el símbolo por antonomasia del mundo de los cupcakes y macarrons de Huelva y provincia. Ni ella misma, esa misma niña de ojos verdes que con nueve años marchó a vivir a Nueva York por motivos de trabajo de su padre, pudo pensar que este mundo le marcara tanto. Su vida estaba echa para otras labores. Las dotes de profesional de la contabilidad le hacían dirigir su campo laboral en esta materia por el sector empresarial onubense. Y así lo hizo hasta casada, hasta que su hijo mayor, Manuel, estuvo en el mundo.
Pero el destino tiene estas cosas. Aquellos ojos verdes que de pequeña resplandecían ante la presencia de una simple magdalena a modo español y que se derretían delante de los escaparates neoyorquinos al contemplar esos dulces recubiertos de chocolate y otras mezclas ideales e ideadas que las hacían más sabrosas y apetecibles a la vista humana, sería al paso del tiempo su campo de lucha y de sueños cumplidos. Ese destino estará siempre unido a la capital norteamericana. No podía ser de otra manera. Una tarde viendo una película en el cine, Sexo en Nueva York, no podía ser otra manera, la escena de las amigas tomando cupcakes la trasladó irremediablemente a aquellos dorados años infantiles y a la visión que ellos le producían y los recuerdos intactos que la mantenían. Y en ese momento se decidió.
-Lo tuve claro entonces. La contabilidad quema la mente y la vida, la capacidad de soñar. Ese no era el mundo que deseaba para mí. Llevaba dentro de mí algo que me lastraba si no lo realizaba y, por ello, esa película despertó los sueños que creía tener enterrado y me decidí a emprender este camino. Dejar la seguridad de un sueldo por la aventura de la afición.
Y así lo hizo. Comenzó como autodidacta. Con la simple habilidad de sus manos y de su imaginación y los conocimientos familiares que su madre le había transmitido. Estos elementos y el retrato de aquellas galletas, bizcochos y magdalenas. Pero aquello no era suficiente. Así que estudió sobre el tema obteniendo varias titulaciones al respecto y llegó a estudiar en la escuela PME, en Inglaterra, obteniendo la equivalencia de un master en este tipo de repostería. Una variante avanzada del tipo Wiltón. Ahora, además del sueño y la ambición, tenía la formación suficiente para emprender el camino.
– Efectivamente. Empecé vendiendo on line, por encargo. Bueno, en este tipo de negocio la mayoría de los productos por su composición se hacen por encargo, la verdad. Y comencé a recibir llamadas y encargos. Aquello no era usual en Huelva y la gente se sentía atraída por lo novedoso y bonita presencia del producto. Tenía mi página web y salí a la calle, en el sentido de dejarme ver participando en eventos y ferias. Te puedo enumerar las dos ediciones de Huelva de Boda, en la feria de la Boda de Moguer, en la Casa Colón de Huelva… en definitiva, nos movemos por toda la provincia.
Y de aquél diminuto espacio físico en la Avda. José Fariñas hasta la calle Niebla, de Huelva, en su número uno. Una apuesta potente que, en un principio, su mentalidad adormecida de contable, le produjo vértigo. Sin embargo, su fe y su decisión firme eran lo suficientemente fuertes para no pensárselo.
-Es verdad, al principio me dio un poco de miedo. No obstante, estoy convencida de que va a funcionar como debe. La cultura de la repostería ha cambiado totalmente en Huelva en los últimos años. El niño pide el fondant con toda la naturalidad del mundo antes que la magdalena. Su mente está más empatizada con las galletas creativas que con las de toda la vida. Y no sólo los niños sino también los padres; además, como realizamos cursos de formación en varias técnicas, son numerosos los padres, tanto unos como otros, e incluso se dan casos de que ambos, se apuntan para poder realizarlas ellos mismos en casa. Con el aprendizaje y los materiales que les vendemos en la tienda se convierten en verdaderos profesionales en sus casas. Engancha mucho este arte. Nuestro público es muy variado. La calle Niebla es muy comercial, de mucho paso, a pesar de la crisis. Por ello es normal ver por aquí a muchos padres con sus hijos, abuelos, universitarios…solicitando lo yo llamo la estrella de la casa, por la gran aceptación que tiene, es la magdalena decorada PME.
Quién haya visitado París y recorrido los alrededores de la catedral de Notre Dame se habrá sentado en más de una ocasión en cualquiera de esas pequeñas cafeterías de no más de dos mesas en la acera y amplio ventanal por el que se puede contemplar un pequeño local con su barra blanca y en el que las figuras y objetos parecen de miniaturas. Paris. Nueva York y París.
Lo que Esmeralda comenzó on line se ha convertido, ya con Daniela, su pequeña, con dos años, en una delicia parisina al gusto, no solo de los habitantes de la Isla Chica, sino de toda Huelva. Un lugar con un encanto especial en el que te encuentras con la sorpresa de que al solicitar tu dulce te ofrecen gratuitamente acompañarlos con café o té. Y todo ello sentado tranquilamente, pudiendo leer la prensa o algunos de los numeroso libros sobre repostería que aparecen por los estantes. Su mostrador y vitrinas son auténticos pecados para la lujuria. El gusto de su decoración exquisito y el ambiente impecable, Enhorabuena a esa niña de 38 años que soñó con volver al Nueva York de su niñez y al Paris de su romántica madurez. Enhorabuena Esmeraldita.
Fotos: Elena S. Balonga.