Paula Crespo. Asentada en una de las zonas altas de la capital, el cabezo del Castillo o cabezo de San Pedro -uno de los nueve que los mapas antiguos decían que existían en la ciudad de Huelva-, se erige desde hace aproximadamente ocho siglos la Iglesia Mayor de San Pedro, la parroquia matriz de la ciudad.
Algunos autores han pensado y piensan que este edificio representativo de la arquitectura gótico-mudéjar, uno de los más antiguos, si no el más antiguo de la capital onubense, se asentaba sobre el solar de una mezquita. El principal argumento es, precisamente su ubicación, que tal y como cita Manuel Jesús Carrasco en su libro La Iglesia Mayor de San Pedro de Huelva. Historia de su fabrica, las iglesias edificadas tras la reconquista y primera repoblación solían situarse en la acrópolis, la parte más alta de la población, a las faldas del castillo.
Efectivamente había un Castillo en Huelva capital y San Pedro se encontraba situado a sus pies. Y también este mismo patrón constructivo se repite en otras localidades de la provincia como Aracena, Cumbres Mayores o Palos de la Frontera, entre otras.
Además, como también recoge Carrasco, en la obra del cronista árabe Abú-al-Himyari (1310) Kitab Ar-Raw al Milar (de finales del siglo XIII-principios del XIV) se describe Huelva diciendo «al Este de la Villa existe una gran iglesia venerada por los habitantes, quienes pretenden que en ella se contienen los restos de uno de los Apóstoles». Esta es la referencia más antigua que hay a una iglesia en Huelva capital.
Sin embargo, Amador de los Ríos (1891) va más allá al afirmar que tanto el edificio musulmán como el católico estarían encima de un templo romano. Y es que se desconoce la fecha exacta de su construcción que se data, según De los Ríos entre los últimos años del siglo XII si fue mezquita y, si no, de los primeros del XIII.
Lo cierto es que es la iglesia más antigua de Huelva capital y que hasta 1515 fue la única parroquia. Bodas, bautizos, comuniones y exequias se han sucedido a lo largo de los aproximadamente ocho siglos de historia que contiene este edificio. Uno de los eventos históricos más célebres que se pueden mencionar fue el bautizo de la Reina de Portugal, Luisa Francisca Pérez de Guzmán, hija del Conde de Niebla, el 24 de octubre de 1613.
Además su historia está también vinculada a la de clérigos de renombre como Pedro de Lepe y Dorantes (1641-1700), obispo de Calahorra, una de las diócesis más grandes del norte de España o el beato Manuel González García, arcipreste de Huelva y obispo de Málaga y Palencia, a cuya figura se dedica una estatua en la plaza de San Pedro.
Fueron sacerdotes de la Iglesia Mayor de San Pedro dos ilustrados como Jacobo Antonio del Barco y de la Gasca (1748) y José Amador Moreno (1783), ambos vicarios de Huelva.
Arquitectura
Entre la segunda mitad del siglo XIV y finales del XV el edificio queda configurado en lo esencial tal y como ha llegado a nuestros días. Con una planta y un alzado que responden al modelo característico de los templos mudéjares sevillanos posteriores al terremoto de 1356: planta basilical, con cabecera abovedada de estilo gótico y buque cubierto con artesonado de alfarje, de tradición hispanomusulmana.
En cualquier caso el edificio, dividido en dos partes claramente diferenciadas: la cabecera y la nave, fue sufriendo distintas transformaciones hasta crear bien entrado el siglo XVI el único templo en la villa capaz de albergar a la población onubense, de ahí que sus dimensiones sean uno de los aspectos que más llamen a atención.
La historia de la construcción y transformación de la Iglesia Mayor de San Pedro no se entiende sin las obras acometidas durante el siglo XVIII, en su mayoría obligadas por los diversos daños que sufrió a costa de distintas catástrofes naturales (huracanes y terremotos). Así en 1722 un huracán demolió la espadaña de cinco vanos. En 1755 se produjo el terremoto de Lisboa, que afectó al cuerpo y capilla mayor, espadaña y casa del cura.
Tres años después (1758), otro huracán quebró el campanario recién hecho y partió la bóveda de la capilla mayor y el testero. Y en 1763, un nuevo terremoto que dejó el campanario en ruinas y afectó de nuevo el altar mayor.
Después de estos fenómenos y las obras de reparación y reconstrucción llevadas a cabo, la imagen visual del templo queda configurada totalmente tanto en el exterior como en el interior.
Una de las imágenes más características es sin duda la torre de San Pedro, proyectada por Pedro de Silva, quien presentó su proyecto de campanario el 5 de julio de 1770, y construida por Francisco Díaz Pinto entre 1770 y 1774. Su ubicación responde sin duda a los fenómenos ya ocurridos, se optó por colocarla en un lugar donde fuera menos combatido el viento.
La torre tiene su cimentación en piedra, y a partir de ahí, comienza su construcción en ladrillo donde el contraste del color blanco de los fondos con el cálido tono del avitolado y del ladrillo cortado, se completa con cuatro pilastras en los ángulos de la torre, placa conmemorativa, óculo circular.
Siglo XIX cambios en el entorno urbanístico
En el siglo XIX no se producen obras de importancia en el edificio, pero sí en el entorno urbanístico de San Pedro, que iban a afectar al exterior del edificio. En este sentido, en 1868 comenzó el desmonte de los cabezos y la construcción del muro de contención y la escalinata lateral 20 años más tarde (1887-1891) ante las constantes alertas de los párrocos de que el edificio pudiera quedar sin cimentación.
Bien de Interés Cultural
En 1994 el desprendimiento de determinados elementos de las nervaduras de piedra llevó los arquitectos Ana Hidalgo y Felipe Folliasson a comenzar un estudio exhaustivo de la cabecera y del retablo, a partir del cual elaboraron una ficha de diagnóstico y un proyecto de restauración ejecutado entre 2002 y 2004. En concreto se llevaron a cabo las obras de restauración de las bóvedas y de los exteriores -fachadas- así como del retablo mayor.
Entre medias la Iglesia Mayor de San Pedro, que contiene importantes tallas procesionales, en su mayoría obras del escultor León Ortega, fue declarada en 1999 Bien de Interés Cultural.
Sea como fuere, esta Iglesia, la de San Pedro, continúa contemplando la historia de Huelva desde su privilegiada posición, regalándonos un elemento de alto valor histórico y patrimonial para Huelva. Un símbolo de la fe y a la vez un edificio que ha sobrevivido a ocho siglos de historia, dos huracanes y un terremoto y que sin duda configura una de las estampas arquitectónicas y turísticas más atractivas de la ciudad.