José Luis Rúa/Ayamonte. Raúl Vela, 35 años, soñador y diseñador de edificios y casas donde poder vivir. Creador de espacios para facilitar a otros seres humanos la posibilidad de soñar y hacer realidad sus ilusiones. Lleva ya diez de esos años dedicado a la arquitectura, básicamente en el ámbito privado, en el de la autopromoción. Ha diseñado un ciento de proyectos que han sido ejecutados, pero tan solo dos de ellos han sido esas obras en las que queda la seña de identidad del creador.
Sus trabajos, como la inmensa mayoría de ellos, dependen de las necesidades del propietario, de los recursos económicos sobre los que se sustenta y de los planes urbanísticos que determinan las condiciones a las que tiene que someterse. Por esa razón la obra pública tiene un enorme atractivo para los arquitectos dado que les deja una mayor libertad. Como dicen ellos “es más limpia”, no sienten la presión de una supervisión que les meta el lápiz.
Raúl, en estos momentos, es responsable de la ampliación de la Caseta Municipal en Ayamonte, sede de la Escuela Oficial de Idiomas.
Y es que en estos días se ha hecho entrega de los XXI Premios de Arquitectura del Colegio Oficial de arquitectos de Huelva, lo que comenzó hace años como los Premios Pérez Carasa, y Raúl Vela ha recibido la Mención Especial del jurado en la categoría residencial, a la vez que también el proyecto ha sido la obra más votada por los propios arquitectos en la misma categoría. Un reconocimiento que le permite sentirse satisfecho por su trabajo, máxime cuando lo hace por el voto de sus propios compañeros.
La casa premiada, situada en la Plaza del Salvador en Ayamonte, uno de los lugares emblemáticos de la ciudad. Hemos visitado y tenido la fortuna de recibir las explicaciones que dan sentido a esta obra personal de arquitecto ayamontino. Y quizás una de las cuestiones que sorprendió al jurado es que la fachada de la obra premiada mantenía una relación de dialogo con la Iglesia del Salvador, con la propia plaza. Esa relación de lleno-vacio, de pared-ventana, es perfecta. Porque el edificio está invertido, los espacios principales de la casa miran hacía atrás, al patio, y por el contrario los espacios y zonas de tránsito, hacia el exterior.
El premiado ha jugado de manera magistral con las luces y las dimensiones, con espacios situados a doble altura, acompañados por luces cenitales. Le ha dado al interior un recorrido de luz natural de tal manera, que esta penetra en las distintas zonas por tres puntos distintos que se comunican según la ubicación del sol a lo largo del día. Y algo que la convierte en especial, la cubierta, que siendo un extraordinario mirador que otea desde arriba la ciudad blanca, se acompaña de una piscina, única en la zona, que es a su vez un plus de aprovechamiento del espacio abierto.
La crisis económica es la autora de ese estancamiento de la construcción y la que está llevando a los profesionales a buscar otras formas de intentar superarla. En el caso de Raul Vela, la diversificación es la salida y la que mantiene este stand by creativo. Informes periciales, pequeñas reformas o la actividad como constructor ocasional son su salida profesional. Pero un premio como este es el que realmente mantiene la ilusión y las ganas de sacar a la luz su creatividad y su visión particular de la vivienda de hoy. Y con una especial fuerza cuando este galardón le es concedido por sus propios compañeros de profesión.