Sapiensity/@Sapiensity Ya hemos comentado, en alguna ocasión, la importancia que se prevé que tengan los famosos “wearables”, dispositivos que incluyen un microprocesador y que transforman las prendas y accesorios en objetos inteligentes, capaces de recoger y procesar información para los usuarios. Podemos sorprendernos, más o menos, de la existencia de aplicaciones como (ésta hiperlink http://youtu.be/dwkRCNauQQI ), un reloj inteligente que nos recuerda las distintas tomas de medicamentos a los que debemos prestar atención. También es más o menos conocida la posibilidad de utilización de gafas para la emisión de subtítulos de manera sincronizada con reproducciones audiovisuales.
Resultan interesantes, igualmente, aplicaciones móviles sobre la donación de sangre que promueven la concienciación y contribuyen a concentrar reservas óptimas en los bancos de sangre. Gracias a un historial de donaciones, las distintas alertas sobre próximas recolectas se activan para mantener informados a los ciudadanos más comprometidos. Hay un sinfín de ejemplos por los que debemos sentirnos satisfechos al usar la tecnología.
Cada día buscamos una tecnología distinta para que nos haga la vida más ágil, sencilla y simple. Este es el motivo por el que tan pronto sale al mercado un producto electrónico que nos ayuda en casa o en nuestras labores diarias personales o profesionales, decidimos adquirirla sin más. No solemos indagar sobre el uso adecuado de esa tecnología al igual que muchas veces pecamos de no leer las etiquetas de los productos alimenticios, por así decir.
Centrémonos en las tres “herramientas” que hemos convertido en imprescindibles hoy día: móvil, portátil o microondas. Hay muchos estudios y opiniones de expertos que apuntan a que estas tecnologías son tan útiles como susceptibles de ser peligrosas para la salud. Tenemos que ser conscientes de que sólo controlando el uso o tomando medidas seremos capaces de reducir considerablemente los efectos nocivos sobre la salud. Porque estos aparatos, por ejemplo, pueden ser los causantes de una tendinitis o de un cáncer.
En ese sentido, hay que resaltar el efecto de la radiación electromagnética artificial generada por las líneas eléctricas, la telefonía móvil inalámbrica o nuestros propios electrodomésticos. Aunque no apreciemos el incremento exponencial que se ha experimentado en las últimas décadas, sus efectos son acumulativos y pueden dañar la salud, sobre todo, la de jóvenes y niños. Aún así no se trata tanto de ser alarmista como de conocer las características de estos dispositivos y aparatos y de hacer un buen uso de los mismos.
Los efectos inducidos por estas radiaciones electromagnéticas son térmicos y atérmicos, que son los que generan un mayor riesgo al producir cambios biológicos. En torno a un 10% se calcula la población electrosensible existente y los principales síntomas que padecen son: dolores de cabeza, insomnio, irritabilidad, patologías cervicales, estrés visual, sordera, depresión o mayor riesgo de cáncer, según reconoce la OMS.
Nos resultaría hasta “chocante” aseveraciones como ésta “ Las iniciativas de muchos colegios de contar con Wi-fi son un error “, pronunciada por Raúl de la Rosa, responsable e investigador en la Fundación Vivo Sano. Pero según podemos leer y reflexionar en su libro “la enfermedad silenciada”, es necesario abordar estos aspectos y efectos relativos a las ondas electromagnéticas y poder disponer de mapas electromagnéticos de nuestras ciudades, como recientemente ha realizado de la ciudad de San Sebastián.
Como la tecnología está de moda y pronto nos encontraremos en fechas navideñas, es conveniente conocer las repercusiones de uso y abuso, en términos de salud, que smart phones, tablets, videoconsolas, portátiles..etc…. nos procuran, dado que conformarán el grueso duro de los regalos que podremos compartir en muchos hogares:
Síndrome del túnel carpiano. Lesión producida por una mala postura sostenida de la muñeca a la hora de trabajar con el ratón, Provoca fuertes dolores en la muñeca y/o en la palma de la mano cuando se lleva mucho tiempo en el ordenador. Para evitarlo debemos colocar el teclado de manera que los brazos estén en ángulo recto para conseguir que los hombros estén relajados y las manos apoyadas correctamente.
Daños cervicales. Al poder trabajar en cualquier sitio gracias a los portátiles nos falla la ergonomía. Debido a que las pantallas de los portátiles no están a la altura de los ojos así como de malas posturas que adoptamos nos podemos encontrar con problemas cervicales y tendinitis en muñecas, dedos y hombros. Para evitarlo debemos realizar ejercicios diarios como la rotación del cuello, muñecas y hombros para expulsar la tensión acumulada así como corregir las posturas a la hora trabajar.
Codo de tenista. Mantener la posición sostenida de la mano levantada hacia arriba, cuando utilizamos el ratón, puede producir desgarros en los extensores de las muñecas. Para evitarlo debemos mantener la espalda bien apoyada en el respaldo, en la zona lumbar preferiblemente, y apoyar las muñecas en la mesa.
El dedo de blackberry. Pasar horas tecleando en el móvil (mensajes, redes sociales, emails..) produce sobrecargas en la base del dedo pulgar. Para evitarlo debemos usar estos terminales apoyados sobre la mesa si queremos teclear, y es aconsejable usar tablets o portátiles en lugar de smartphones a la hora de escribir mensajes largos.
Obesidad Infantil y Juvenil. La tecnología, sin duda alguna, les permite a los niños desarrollar facultades importantes como la psicomotrocidad, aumentar los reflejos o estimular el razonamiento lógico y la toma de decisiones, entre otras. Sin embargo, esta actividad, por su apego e intensidad, les disuade de realizar ejercicios físicos lo cual viene provocando un incremento importante de la obesidad infantil, lo cual deriva en posibles problemas cardiovasculares en el futuro.
Estrés visual. El exceso de exposición ante estos dispositivos produce sequedad en los ojos. Además, si esa exposición se produce a muy poca distancia de los mismos puede producir vista cansada y/o miopía en los más pequeños, sobre todo. Para evitarlo debemos aplicarnos lágrimas artificiales, especialmente si necesitamos graduación porque así relajamos los músculos del ojo. Hay que recordar que es recomendable mantener una distancia de 50 cm. de cualquier pantalla.
Insomnio. El uso de estos dispositivos antes de dormir dificulta la conciliación del sueño ya sea por el tiempo dedicado como por la luz que emiten, que reduce ésta última la cantidad de melatonina que segrega el cerebro, y que regular la relajación y somnolencia. Para evitarlo debemos mantenerlos fuera de nuestra habitación y no usarlos en la cama.
Nomofobia. Reconocida como la dependencia del móvil llevada al extremo, sentimos esta enfermedad porque sentimos angustia, ansiedad o necesidad incontrolable de volver a casa si se ha olvidado el móvil, por ejemplo. O porque lo primero que hacemos antes de acostarnos o despertarnos es consultar el móvil. Para evitarlo o reconducirlo, debemos potenciar las relaciones personales con amigos o familiares y reducir de forma sensata las relaciones virtuales. Esta situación, cuando es padecida por los niños, puede conducirlos a confundir la realidad de lo virtual, a aislarse o a desarrollar unas conductas antisociales que a la larga les generarán problemas de socialización en el ámbito laboral o personal.