Manuel Rosado. Una de las disciplinas en las que se apoya el coaching es la Inteligencia Emocional. Actualmente es fácil encontrar una amplía y extensa bibliografía sobre ésta y si ponemos en cualquier buscador el término “inteligencia emocional” podemos encontrar más de 900.000 referencias sobre la misma.
Daniel Goleman, psicólogo estadounidense, con la publicación de su libro “Emotional Intelligence” en 1995, popularizó esta disciplina y la definió como: “La capacidad de reconocer y aceptar nuestras propias emociones y las de los demás, motivarnos y manejar adecuadamente las relaciones que sostenemos con los demás y con nosotros mismos”.
Y yo te pregunto ¿eres capaz de reconocer tus emociones? ¿Y de reconocerlas en los demás?, ¿conoces la información que te dan tus emociones? Las emociones nos envían información sobre lo que pasa en nuestro interior, son como los “testigos” de nuestros vehículos que nos avisan cuando se iluminan, por ejemplo, de la falta de gasolina y la necesidad de repostar. Así funcionan; nos mandan información la cual si somos capaces de identificar y leer el mensaje que nos envían podremos gestionarla y tomar decisiones de una forma más sana y ecológica tanto para nosotros, como para nuestro entorno. Las emociones se pueden gestionar, nunca controlar.
En el coaching humanista, en el cual me he formado, seguimos a la Universidad de Chicago que recoge como emociones básicas y adaptativas del ser humano las seis siguientes: la Alegría, el Miedo, la Tristeza, el Enfado, la Sorpresa y el Asco, y la información que nos envían cada una de ellas es la siguiente:
– Alegría; me informa de una satisfacción, de un logro. Si esta alegría se mantiene en el tiempo sin causa justificada, puede provocar carga emocional, en este caso, euforia.
– Miedo; me informa de la existencia de una amenaza, de un peligro o de la falta de recursos (actitud, conducta, habilidades) ante una situación que se me presenta. Si se prolonga en el tiempo la carga emocional que generaré es el pánico y la soledad.
– Tristeza; me informa de un cambio, una pérdida o el abandono de algo. Si esta emoción permanece durante mucho tiempo provocará en mí la carga emocional de víctima, sufrimiento y depresión.
– Enfado; me informa de la pérdida de poder, injusticia o traspaso de mis límites por una persona o situación. Prolongada en el tiempo me provocará la carga emocional de ira, culpa y resentimiento.
– Sorpresa; me informa de algo inesperado, un descubrimiento. La carga emocional que provoca si permanece mucho tiempo esta emoción en mí es la de estupefacción y bloqueo.
– Asco: me informa de que algo o alguien está actuando en contra de mis valores, lo que me provoca rechazo. Si perdura en el tiempo la carga emocional que crearé es la intolerancia.
La capacidad de reconocer tus emociones y saber gestionarlas te apoyará a comprenderte a ti mismo/a, a comprender tus estados de ánimo, tus deseos y motivaciones. La capacidad de reconocer las emociones en los demás te apoyará a entender y comprender sus comportamientos, deseos y motivaciones.
