HBN. En apreciación de Alejandro Márquez, la Diputación Provincial ha actuado con el máximo esmero en el proceso de restauración de Monumento a Colón situado en La Rábida. Esta valoración es corroborada por los técnicos Julio Sánchez Prieto y Ana Báez Fornieles -el primero director del área-, arquitectos del ente provincial que han supervisado las obras de restauración dirigidas por el también arquitecto Pedro Rodríguez Pérez. En tal sentido, afirman que todas piedras del revestimiento del monumento que se encontraron o bien se han repuesto, o las que no ha sido posible recuperar se han albergado debidamente. Aproximadamente un 50 % del monumento anterior se ha podido recuperar y hoy se muestra en la columna rehabilitada.
Una vez resuelto el enigma de las tres cabezas de indígenas, esculturas de mármol que formaron parte del revestimiento original de la columna desde finales del siglo XIX hasta mediados del XX, cabía preguntarse la razón de que Martínez-Feduchi, responsable de la restauración –realmente fue una remodelación absoluta- realizada sobre el monumento a finales de los cuarenta del siglo pasado, optase por excluir a estas figuras de la remozada fisonomía del monumento.
Según nos apuntan los arquitectos de la Diputación, siendo Feduchi un referente de la arquitectura racionalista de la época que, de alguna manera, se oponía a la concepción ecléptica, regionalista o historicista de la que podía ser un exponente Velázquez Bosco, autor principal del monumento original, no es descartable que se marcara como propósito romper con la propuesta que sirvió para conmemorar el IV Centenario del Descubrimiento. Incluso en la concepción de Feduchi se deja atrás la idea de “descubrimiento” orientando el monumento, quizá con una crítica subliminal, a la de “conquista”. Además de esta posible razón, hay que considerar la escasez económica de la época -postguerra civil-, que probablemente imposibilitara rehacer el monumento en mármol y con los elementos artísticos originales.
La columna estaba muy deteriorada cuando interviene Feduchi y bastantes piezas originales es posible que ya en ese momento o fuesen rotas en la intervención o quizá expoliadas en los años que duró aquella remodelación. Parece que estas tres esculturas que hoy reposan en el Parque Celestino Mutis pueden ser los únicos elementos originales notorios que el restaurador enterró bajo la base del monumento, a expensas de un posible uso futuro. No hay pistas sobre el destino final del globo terráqueo que coronaba la columna ni de los tres indios de cuerpo entero que soportaban sobre sus brazos la base superior. Existe el conocimiento de un escrito de Feduchi al gobierno español en el que advirtió de la existencia de los revestimientos artísticos que quedaban de la columna de Velázquez Bosco y preguntó por su posible uso. Al parecer no hubo respuesta y el arquitecto optó por utilizar las piezas como relleno.
Atendiendo a la información proporcionada por los arquitectos de la Diputación, ya en 2009 se tenía constancia de la existencia de las tres misteriosas cabezas, que aparecieron en los trabajos iniciales de desmontaje del monumento realizados por la Junta de Andalucía. Los técnicos de la Diputación, en 2011, proponen el traslado a las proximidades (Parque Celestino Mutis) a la espera de la evolución de esta última restauración y de la decisión de su ubicación final, entendiendo –salvo mejor criterio, según sus palabras- que lo más oportuno era que pudiesen ser expuestas lo más cerca posible del monumento. Ocupada la atención, por tanto, en propio desarrollo de la restauración, las tres esculturas pasaron a un segundo plano, a la espera de su destino final.
Como la restauración se ha realizado a partir del monumento configurado por Feduchi, revestido en piedra caliza, el proyecto se ha diseñado con el mismo material con idea de que pueda existir armonía entre los elementos antiguos restaurados y las piezas nuevas que inevitablemente haya habido que incorporar. De hecho, las piedras de caliza provienen de canteras de la zona de Gillena, Estepa y Pedrera, que es de donde se supone pudieron obtenerse en la remodelación de los años cuarenta. Esta solución, la más viable económica y estructuralmente, ha dejado fuera los elementos de mármol –que ya no formaban parte del monumento a partir de la era Feduchi- utilizados en la anterior intervención como relleno.
En la entrevista mantenida, Ana Báez insistía, aparte de en la profesionalidad, en el cariño puesto en todo el proceso de restauración, al igual que Julio Sánchez que, más allá de su responsabilidad, señala que la gestión del monumento ha sido algo tratado con especial ilusión. Prueba de ello es que los revestimientos de Feduchi –aunque de escasa entidad comparados con los del monumento original- se han repuesto por completo. Además, como se aprecia con el resultado final, se ha tratado de recuperar parte del concepto original del monumento, aproximándose estéticamente más a aquel que al firmado por Feduchi.
Quizá la cuestión más relevante de la dinámica informativa de estos días respecto a las tres misteriosas esculturas, además del interés y preocupación mostrada por la ciudadanía respecto a la gestión del patrimonio histórico, sea que se ha podido identificar, como consecuencia de la investigación realizada por Huelva Buenas Noticias, el uso y emplazamiento concreto de las tres esculturas de mármol (estableciendo el argumento para su catalogación y valoración histórica), el último vestigio original de transcendencia que nos queda del Monumento del IV Centenario, que estuvieron en lo alto del mismo divisando el horizonte onubense durante más de seis décadas, para ser utilizadas como relleno otros sesenta años y salir a la luz de nuevo en el siglo XXI.
3 comentarios en «La Diputación afirma que todas las piezas del revestimiento de la columna de La Rábida o han sido repuestas en la restauración o están debidamente guardadas»
Ahora solo queda que sean restauradas y colocarlas en un lugar para que toda Huelva pueda contemplarla
Eso mismo digo, pero se perdera como tantas cosas por la indolencia de los de siemp0re…
Esas tres piezas se deben identificar, se debe saber porque se colocaron en el documento original, Y lo más importante, como es parte de la historia también se debe decir poque no fueron incluidas en las posteriores «restauraciones del monumento». Ya que me da la impresión que realmente fueron ocultadas y/o protegidas porque a alguien no le gustaba que estuvieran expuestas. Me da la sensación que representan a dioses Indígenas, ¿o me equivoco?