I.L.G/P.C.G. La cuestión de la recuperación de la zona de la marisma en la que se albergan las balsas de fosfoyesos se encuentra ahora mismo completamente abierta en Huelva. Tras la reciente creación del Órgano de Participación para buscar soluciones, la ciudad demanda celeridad en la elección y ejecución de la más viable y satisfactoria para el conjunto de la sociedad onubense.
Así, en los últimos meses se han producido distintos movimientos de las partes implicadas como la entrega por parte de Fertiberia de un proyecto para la regeneración de la zona afectada por los vertidos, cuya viabilidad va a analizar en profundidad un comité externo de expertos consultado por el Órgano de Participación.
Asimismo, la empresa ha depositado en la Delegación de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía en Huelva el proyecto de construcción para la clausura de las balsas de fosfoyesos, pero sin incluir la parte medioambiental, que es la documentación relativa a la modificación de la Autorización Ambiental Integrada (AAI), y el estudio de impacto ambiental.
Ante esto, el subdelegado del gobierno, José Fiscal, ha declarado que «el principal papel de la Junta es velar para que la recuperación se ajuste a la normativa ambiental«, indicando además que «evaluarán el proyecto más amplio que presente Fertiberia«, que espera que sea «a la mayor brevedad posible».
Mesa de la Ría
Por su parte, la Mesa de la Ría ha convocado para la tarde de este jueves 9 de octubre a partir de las 20.00 horas una manifestación que partirá desde la plaza de la Merced y llegará hasta la plaza de las Monjas de la capital onubense para pedir la retirada de las balsas.
La plataforma argumenta que la Constitución española establece una especial protección a la marisma: “Se trata de una zona constitucionalmente inviolable que no tiene ningún tipo de uso ni urbanístico ni industrial y actualmente hay entre tres y cuatro hectómetros cúbicos de fosfoyesos y no se está cumpliendo con los requisitos de las concesiones”.
Asimismo, el arquitecto y técnico de la plataforma, Juan Manuel Buendía asegura que la retirada total de las balsas es un proceso “complejo pero no imposible. Nosotros proponemos la descontaminación de parte del yeso y su posterior reutilización. Y el resto, la parte contaminada, que se deposite en vertederos autorizados”.
Universidad
El geólogo y profesor de la Universidad de Huelva, José Borrego, lleva más de 25 años investigando y trabajando sobre las consecuencias de la acumulación de yeso en la zona de la marisma del Tinto. Sus investigaciones se centraron inicialmente en evaluar la naturaleza de los materiales que soportan la balsa, es decir, el conjunto natural sobre el que se han ido depositando los residuos.
Uno de los problemas más importantes, según Borrego, es el efecto de solifluxión, que es un fenómeno que se produce cuando el material que soporta el peso, en el caso de la marisma, los fosfoyesos, está formado por bolsas de arena con saturación de agua y fango lo que provocaría un efecto similar al de las arenas movedizas. “Ese fenómeno añadido al peso de yeso que soporta el material base en determinadas zonas, en caso de que haya un sismo, podrían desplazarse y llegar al cauce del río Tinto y colapsarlo”, explica el profesor.
Según el profesor de la Onubense, actualmente existen zonas en los fosfoyesos donde la superficie de yeso supera en peso a la materia base y puede crear cierto peligro. “La zona 1 tiene un acopio de yeso sobre la marisma de cinco metros, que sería soportable, pero en la zona 2 la cantidad de yeso es superior a los 25 metros y ejerce una presión de 60 toneladas por metro cuadrado sobre un terreno que no es sólido. Es el único caso en el mundo en el que existe tal desequilibrio entre la acumulación de yeso y la materia sobre la que se acumula”.
José Borrego ha asegurado que para mantener el depósito habría que actuar sobre el material de marisma para asegurar la estabilidad, además de retirar una parte de la acumulación en altura de forma que la materia de yeso y la de marisma estén equilibradas y deje de existir riesgo de desplazamientos.
Marco legal
De acuerdo con la sentencia del Tribunal Supremo de junio de 2007 las obligaciones legales de Fertiberia con respecto a la cuestión de las balsas de fosfoyesos, cuya concesión caducó en 2003, son las siguientes: tiene prohibida la apertura de nuevas balsas; debe reducir progresivamente los vertidos, con el cese inmediato del 50 por ciento de su volumen; haber cesado definitivamente los vertidos desde el 31 de diciembre de 2012; iniciar la regeneración ambiental de los terrenos, adecuándose a estudios científicos que está desarrollando por encomienda de la Administración y finalmente tiene que constituir un aval que garantice la ejecución de las citadas obras de regeneración ambiental, por importe de 21,9 millones de euros.
En definitiva, esta cuestión, la de la regeneración de la marisma, es un debate abierto que concierne no solo a empresa, autoridades e instituciones y organizaciones medioambientales, sino al conjunto de la ciudadanía, a la sociedad en general. La participación de todos es necesaria para alcanzar una solución.