Juan Carlos Jara/@jucara71. Pasar de los cuarenta te ofrece la facultad de poder analizar con algo más de rigor el panorama que nos rodea y desgranarlo con la perspectiva que otorgan los años ya vividos y con la que ofrece tanta mentira desparramada a tu alrededor. La llegada del mes de octubre nos deja en Huelva, ¡ojalá fuese una novedad!, nuevos pasajes de esa oscura historia que está despertando enormes dosis de simpatía hacia nuevos grupos políticos que surgen en nuestro país.
Los presupuestos del Estado para 2015 encienden la mecha para el comienzo de una nueva y cansina ronda de declaraciones, acusaciones y algún que otro farol muy poco acorde con la actual coyuntura económica que tantos quebraderos de cabeza y más de un sufrimiento viene provocando en el seno de muchas familias onubenses. Nuestra clase política inicia una nueva caza de micrófonos y bolígrafos que puedan servir de altavoz a trasnochados argumentos que, no entiendo por qué no se dan cuenta, dejaron de ser productivos.
A mi edad uno ya suele estar curado de espanto para casi todo, pero cada vez estoy más convencido de que en mi caso debieron olvidar alguna dosis del antibiótico. Si no es así, no entiendo que la continua convocatoria de ruedas de prensa para hablar del AVE me siga sorprendiendo tanto mientras, parece ser, el resto de la población se la toma con tanta naturalidad. Después de lo mucho que ya nos han mostrado nuestros políticos, no encuentro una justificación para que aún exista quien se quiera convertir en abanderado de este asunto o para que se puedan lanzar acusaciones contra el partido de enfrente olvidando todos los capítulos ya vividos.
No puedo entender que, con tantos problemas económicos graves en el horizonte, exista tanta discordia donde, absurda quimera, solo debería existir unión y empeño colectivo por solucionar nuestro futuro. Y es que a mis años, compréndanme, otro empacho de AVE ya no me sienta nada bien.