Manuel Rosado. Una de las aplicaciones del coaching que ha crecido en importancia en los últimos años es el Coaching Ejecutivo. Mientras que en el Coaching Personal la meta que se trabaja con la persona es de carácter personal, en el Coaching Ejecutivo la META es de carácter profesional; ejemplos de éstas son: motivación, liderazgo, gestión del tiempo, gestión de equipos de personas, cambios organizacionales, gestión de reuniones, delegación, habilidades de comunicación…
Ferrovial, Campofrío, Pikolinos…son ejemplos de grandes empresas que han solicitado el apoyo de un Coach Ejecutivo para mejorar y cambiar la dinámica en la que se encontraban y que no les permitía obtener los resultados deseados. No sólo las grandes empresas pueden beneficiarse de la contratación de un coach ejecutivo, cualquier pyme que desee puede hacerlo, lo único necesario es saber qué quieres cambiar de tu empresa.
Como empresario, jefe o líder de una organización o equipo ¿cómo evalúas los resultados de tus trabajadores?, ¿los evalúas por sus errores?, ¿lo haces por sus aciertos? Dependiendo si utilizas una u otra el aprendizaje de ellos, sus conductas, actitudes y motivación serán muy diferentes.
Un ejemplo de cómo afecta un tipo de evaluación u otra es el siguiente; cuando una persona es contratada para trabajar en una empresa su actitud en sus primeros días será de alegría, ilusión, inquietud. Su motivación es muy alta, con muchas ganas de aprender y de aportar, su aptitud es la que es, está recién llegado y tendrá que aprender el funcionamiento de la nueva empresa; sus acciones estarán llenas de entusiasmo, de energía, aprenderá deprisa y sus resultados dependerán al principio de lo que le cueste adaptarse a su nuevo puesto de trabajo.
Si los resultados del nuevo trabajador son evaluados por su inmediato superior por los errores que haya cometido, “evaluación por errores”, las consecuencias para el trabajador son a partir de entonces de órdenes directas y amenazas de su superior, el pensamiento de éste será del tipo “es que si no lo hago yo…”. Interpretará que el nuevo trabajador es un currito y subordinado más. Por otro lado, la actitud del trabajador será de miedo y pasividad, se ajustará a las funciones de su puesto y no se atreverá a hacer nada por su cuenta, se le anula la creatividad y la improvisación. Su motivación se la entrega al superior, no dependerá de él. Adoptará una actitud de dependencia de su superior, el trabajador perderá la confianza en sí mismo y de autoestima. Sus acciones se ralentizarán, no se siente con confianza y sus resultados serán pocos y pobres.
El trabajador se irá cerrando y cerrando hasta convertirse en un “vegetal laboral”. Un jefe que ejerce desde este “círculo de poder”, que es como se denomina este estilo cuando se evalúa por errores, está en las antípodas de ser un líder.
Hay otros círculos de dirección desde donde se pueden obtener mejores resultados tanto para la empresa como para las personas que trabajan en ellas. Ya los iremos viendo en sucesivos artículos.
Aunque, si no puedes esperar y tienes mucha curiosidad por conocerlos y aplicarlos, puedes escribirme a [email protected] para que te cuente cuáles son.