Juan Carlos Jara. El fútbol atraviesa, aún siendo un deporte maravilloso, una etapa negativa. Las grandes cantidades de dinero que se mueven alrededor del mismo han propiciado que se apaguen poco a poco aquellos hermosos momentos que se vivían antaño y que ofrecían un encanto especial para el aficionado. El terreno de juego sigue siendo escenario de lances espectaculares y la lucha por el balón depara aún momentos verdaderamente mágicos pero el entorno, como siempre que se pueden lograr grandes sumas de dinero de forma rápida, ha terminado por afectar al deporte.
Las deudas de los clubes, los impagos a futbolistas y los descensos administrativos salpican demasiado en los últimos tiempos e incluso pueden estar alejando a muchos futboleros de los estadios. Se avecinan años en los que el denominado tope salarial que se intenta imponer para la confección de las plantillas o las exigencias de Hacienda afectarán de forma importante a la competición y condicionarán el futuro.
En este escenario, el apoyo de los aficionados y de las propias ciudades a sus clubes puede jugar un papel fundamental, sobre todo en poblaciones en las que el número de habitantes no es, por sí mismo, una pieza fundamental para mantener a un equipo en la élite. En el caso de Huelva, el futuro del Decano puede depender cada vez más de que la ciudad tome conciencia de lo que posee y se esfuerce para mantenerlo. El equipo más antiguo del país debe contar con un grupo de fieles mucho más numeroso y que exija a instituciones y empresas que valoren adecuadamente, aunque en el caso de estas últimas solo sea para aplicar en su entorno más cercano la política de responsabilidad social que sí aplican en otros lugares, lo que el Recreativo también les aporta a ellas.
En la entidad albiazul, además, tampoco parece que exista conciencia de la importancia que aún tienen los aficionados en el fútbol, siendo demasiadas las ocasiones en las que no se ofrece a los recreativistas el trato que merecen por una trayectoria demostrada de fidelidad. Y con ello, sumando y sumando, en esta ciudad casi siempre nos ocurre lo mismo y volvemos a olvidarnos de lo nuestro, sin que nos dispongamos a luchar de forma colectiva por su defensa y por su desarrollo. Mientras muchos onubenses continúen pensando que una final en Lisboa a finales del mes de mayo es más importante que el Decano y que Doñana es la razón por la que aún no tenemos una conexión directa con Cádiz, el futuro de Huelva volverá a escaparse de nuestras manos.