Paula Crespo. Fernando Bazán no es un artista al uso. Con su particular forma de entender y concebir la música y la literatura, el músico y compositor onubense es capaz de conjugar distintos géneros, diversas disciplinas artísticas y armonizarlos en un solo espectáculo, una sola obra, un todo en el que nada es disonante y nadie queda indiferente.
En 2011 debutó profesionalmente con ‘Vicio-Vertedero’, un libro-disco ilustrado por el onubense Antonio Hitos, publicado por la editorial independiente ‘Cangrejo Pistolero’ y una performance de música en directo que fue reconocida con el Premio Becarte 2012 del Instituto Andaluz de la Juventud. Con este primer trabajo, fruto de la influencia que en él ejercieron Las Noches del Cangrejo, ciclos de poesía escénica y música en los bares sevillanos Platea y el Perro Andaluz, así como “Perfopoesía”, el Festival Internacional de Poesía de Sevilla, presentaba su innovadora propuesta: 13 cortes -canciones/poemas- firmados con el seudónimo de Vicio.
Tres años más tarde ha editado sólo en formato digital ‘Ruán: confesiones en el no lugar’, un trabajo que ha ido desgranando en tres entregas de cuatro canciones durante los meses de marzo, mayo y junio y que ahora durante el mes de agosto se encuentra disponible al completo y ordenado cronológicamente en las principales plataformas digitales del momento: Amazon, Google Play, Spotify, Deezer, Grooveshark y iTunes.
Rock, flamenco, jazz e incluso sonidos cofrades se conjugan dando forma a un provocador proyecto de rock en el que predomina el spoken word (un género, el del recitado, prácticamente desconocido en España) y con el que el Fernando Bazán ha querido desenmascararse, “abordando conceptos que tienen que ver con nuestra propia identidad, nuestras dudas existenciales, por eso no tenía sentido firmarlo con un seudónimo”.
Además del disco grabado entre Barcelona, Sevilla y Huelva, ‘Ruán: confesiones en el no lugar’ va a ser también un libro de poesía, ilustrado en esta ocasión por Antonio García Villarán, y también un espectáculo de música en directo, pero “diseñado desde una base a partir de la que crece todo. Hay un hilo conductor que recorre y entrelaza espectáculo musical, libro y disco”.
– Ruán se edita en el mismo formato que ‘Vicio-Vertedero’, ¿pero qué hay de nuevo en este segundo trabajo de Fernando Bazán? ¿Qué ha cambiado en estos tres años?
– Hay una clara expresión del bagaje de lo aprendido en estos años que inevitablemente se acaba reflejando junto a mis raíces musicales, de ahí la música cofrade y las influencias del flamenco. En la obra he creado a un personaje que narra su experiencia y con el que muestro mi propia visión de la vida y del mundo, es la expresión de mis pensamientos, aunque también hay otras voces, no sólo la mía, universales y anónimas que expresan determinadas posturas con las que podría sentirse identificado cualquiera.
– Ese personaje recibe el nombre de William Martin, el hombre que nunca existió…
– Efectivamente, es mi pequeño homenaje a aquel episodio decisivo de la II Guerra Mundial acaecido en Huelva. Es un homenaje y un guiño a mi tierra. Vinculo los conceptos de no lugar y la no identidad con la figura de William Martin y a su vez con la figura de un nazareno, alguien que va con el rostro cubierto, seres anónimos en lugares de tránsito que buscan respuestas sobre su existencia. Ruán es precisamente un tejido que se utiliza para fabricar las túnicas de los nazarenos de algunas cofradías de silencio en la Semana Santa andaluza, de ahí la idea de mostrarse, de desenmascararse planteando dudas sobre todo lo que nos rodea, en lugar de esconderse y no manifestarse permaneciendo oculto bajo el antifaz del anonimato. Todo en este trabajo tiene un sentido, una simbología y unos conceptos que se relacionan entre sí, no hay nada aleatorio o casual.
– ¿Cuáles son esas dudas existenciales que se le plantean a este William Martin y cómo se tratan?
– En cuanto a la disposición de los acontecimientos en lo narrativo, podría decirse que “Ruán” presenta una estructura narrativa de la obra in extrema res, es decir, que toma el desenlace como centro de la historia y por esa razón se comienza desde él. Al iniciarse desde el final de la misma se suceden flashbacks o saltos temporales al pasado de forma constante, quedando los hechos ordenados cronológicamente, esclareciendo de este modo las causas del fatídico pero a la vez triunfal desenlace, la idea de que el placer vence al dolor y a la muerte. Se plantean distintas dudas existenciales, interrogantes en los distintos pasajes de la vida de William Martin, que tienen que ver con la manera de morir y el abandono de la fe en esos momentos cercanos a la muerte. Se entremezclan lo traumático y doloroso, con lo lascivo e incluso lo obsceno. Puede llegar a considerarse una obra de humor negro en su trasfondo. Trata temáticas sórdidas o bizarras abordadas desde un punto de vista humorístico y cercano. Se puede decir que se abordan temas trascendentales desde la banalidad, sin llegar a ser retorcidamente lírico.
– Lo cofrade y lo religioso ocupan un lugar especial en este nuevo trabajo…
– Sí, porque al quitarme la máscara ante el espejo y buscando entre mis raíces es inevitable acabar reconociéndome como cofrade entre otras muchas facetas que la apariencia oculta. Desde pequeño he estado vinculado a ese mundo y por tanto está muy ligado a mi persona. En Ruán la parte cultural y espiritual que encuentro en la Semana Santa y por extensión en las cofradías la hago mía, acabo llevándola a mi terreno y esto se ve reflejado en la obra en general y en cuatro canciones en particular, cuatro momentos distintos y claves para comprender el disco que coinciden con aquellas canciones donde aparecen los sonidos de cornetas y tambores de una de las bandas más señeras de Sevilla, así como el corte donde colabora la Capilla Musical Gólgota, que por cierto son de Huelva. Además hay varios guiños, yo los llamo homenajes, a diversas marchas procesionales del repertorio más clásico que invito a identificar a los oyentes.
– ¿Cómo es posible conciliar géneros como la música cofrade y el rock?
– Mediante la sónica emocional que ofrecen las cornetas que resulta muy potente para transmitir determinados estados de ánimos relacionados con situaciones dramáticas o dolorosas, tal y como sucede en el acompañamiento musical de los pasos de Cristo en nuestra Semana Santa. Aunque el origen de esta formaciones tiene su raíz en las bandas de corte militar, como fueron la de los Bomberos de Málaga o la de la Policía Armada de Sevilla a mediados del S. XX, ya en los primeros desfiles procesionales de carácter penitencial hay indicios de acompañamiento musical con trompetas de grandes proporciones que producían sonidos lastimeros, que evocaban al duelo, algo así como las famosas plañideras de los entierros y velatorios. Esos sonidos los he llevado a mi terreno artístico y a la música que hago que es Rock, introduciéndolo en esas canciones concretas, como ya expliqué anteriormente. Un claro ejemplo es ‘El Gran Poder’ en el que el personaje rompe con Dios porque este le ha dado la espalda o en ‘Nunca tuve cojones’ donde el personaje de la obra realiza su confesión final.
– Hay grandes nombres entre los colaboradores, algunos de Huelva
– Sí, he tenido la suerte de poder contar con gente como Mon Domínguez, cantante de la banda de rock Visión Sonora, que colabora con su voz en la canción de “El Gran Poder”. También con uno de los grandes nombres del spoken word en España Le Voyeur Méndez, que también le pone voz a otro tema el de ‘Ecce Homo’. Además el productor de los dos discos ha sido Charly Chicago, muy conocido en el panorama nacional del hip-hop, la electrónica y el rock siendo productor de trabajos como ‘Bushido’ con Carlos Ann, Bunbury, Shuarma (Elefantes) y Morti (Skizoo, Fantástico Hombre Bala). Además colaboran la Capilla Musical Gólgota y miembros de una de las bandas de cornetas y tambores más relevantes de Sevilla que han participado a título personal, bajo la coordinación de Dionisio Buñuel y los arreglos de los vientos por Manuel Buñuel.
– ¿Qué va a encontrarse el espectador de Ruán?
– En el espectáculo musical hay una banda de rock en directo que en diversas partes del mismo comparte escenario con un trío de música de capilla y con una versión reducida de la banda de cornetas y tambores que ha grabado en el disco. En total son en torno a unos 24 músicos. Y aunque el guión del espectáculo lo marcan el disco y el libro, cuando esté editado, también hay cierto margen para la improvisación y para la acción siempre que el público entre en el “juego” que les propongo.
Con todos estos alicientes, merece la pena acercarse al mundo y al concepto artístico de literatura, música y espectáculo que plantea Fernando Bazán, un joven onubense licenciado en Bellas Artes que está destacando con sus trabajos como músico y compositor, en los géneros del Rock, el Spoken word y la Perfopoesía.
1 comentario en «El nuevo disco del onubense Fernando Bazán, disponible en todas las plataformas digitales»
Muy buena entrevista, donde queda perfectamente plasmado el gran trabajo de Fernando, al que desde aquí le doy la enhorabuena por su segundo disco y le deseo lo mejor.