José Luis Rúa/Ayamonte. El Hotel Barceló Isla Canela de Ayamonte acoge una nueva exposición de pintura de la artista Laura Rodríguez. Sus cuadros, un total de 20, han sido distribuidos en el hall de entrada a al establecimiento y en el salón de recreo. Distribuidos los cuadros en dos bloques, de ahí los dos espacios y separados al ser ubicados en dos salas distintas. Pero como todo lo que hace Laura, tiene su lógica, su razón de ser.
Familiares, amigos y admiradores de su obra se dieron cita para acompañar a la artista en el momento de la inauguración oficial. Un acto sencillo, como todo lo que hace Laura, pero lleno de enorme cariño, de mucha personalidad y de una generosidad que requiere de amplio espacio para su distribución. Palabras de apertura por parte de la relaciones publica del establecimiento y palabras de gratitud por parte de la artista, al sentirse tan respaldada en esta nueva aparición en público.
Como comentaba anteriormente, Laura ha querido ofrecer dos aspectos de su obra, dos conceptos, uno quizás ya pasado y otro que abre las puertas de lo que viene. Porque la artista no se cansa de investigar, de buscar nuevas formas de expresión y de dar un sentido distinto pero estudiado a su nueva creación. Por esa razón, en el hall, mantiene aquellos trabajos que conformaron no hace mucho tiempo otra exposición ‘Lugares con encanto’, donde definía la urbe, la ciudad, esa amalgama de líneas y arquitectura que tan buen sabor de boca nos ha dejado. Para muchos sigue siendo su sello personal, su tarjeta de visita.
Y para el salón ha dejado una variación de su trabajo, una inmersión en lo novedoso, en el contrapunto, en un proceso de creación que le lleva de lo inanimado a lo vivo, de lo estructurado a lo personal. Y así es como nos permite disfrutar de esos rostros, esos cuerpos que definen opciones o que prometen sensaciones dinámicas al alcance de cualquier ojo. Y no lejos de allí, alguna obra de gran formato, quizás como antagonista de todo lo demás.
Entre el trabajo expuesto se pueden apreciar cuatro obras mayores, por tamaño y por sensaciones y donde una fue finalista del certamen de Higuera de la Sierra y otras dos del certamen nacional de Ayamonte. Y todo ello estará expuesto al público hasta la llegada del otoño, o hasta que el hotel cierre por ese ciclo vital que desgraciadamente, tienen muchos de ellos en nuestra costa.
Pero hasta entonces será una maravilla dejarse sorprender por la obra siempre gratificante de Laura Rodríguez.