Miguel Ángel Velasco. El parasailing , también conocido como parapente o parakiting, es una actividad de ocio consistente en que una persona es remolcada por un vehículo a motor, en nuestro caso un barco, conectado a un ala del dosel de diseño especial, que recuerda a un paracaídas, conocido como parapente ala.
La técnica es muy sencilla. El parapentista, a través de un arnés se sujeta a un paracaídas especialmente diseñado al efecto y éste, a su vez, se ata a la trasera de la embarcación motora que lo arrastra.
Al principio, al acelerar ésta el paracaídas se va elevando de forma progresiva y suave y es entonces cuando el piloto, que tiene un control prácticamente nulo sobre la navegación del paracaídas, que es manejado desde la embarcación y se mueve gracias a impulsos de éstas y de las corrientes del aire, puede gozar y disfrutar de todas unas series de sensaciones visuales y físicas jamás sentidas. El viejo sueño de Dédalo hecho realidad, la pasión humana por volar por uno mismo, cual ave se tratara.
En palabras de Miguel Ángel García, de la empresa Ocean Soul, radicada en el Puerto Deportivo de El Rompido, “durante el vuelo se experimenta una gran sensación de libertad y paz con unas increíbles vistas a tu alrededor que te hacen sentirte etéreo, gravitando como un pájaro, a más de 50 metros de altura”,
Y así debe de ser pues solo con imaginarlo se ve uno envuelto en una aventura sin parangón: “en una aventura que por su experiencia, en palabras también de un chico de unos 20 años que acaba de finalizar su experiencia y se despoja del arnés protector, te convierte el alma lívida y blanca. Es como un baño interior, un bautizo electromagnético que te penetra y absorbe, renovándote la vida”.
Palabras filosóficas, pensamientos de pureza metafísica para narrar una aventura de ensueño. Debemos de tener en cuenta que la salida se realiza desde una plataforma de la embarcación, especialmente diseñada para ello, y va ascendiéndose poco a poco hasta la altura del vuelo de las gaviotas. Onírico cien por cien.
Pero, cabe preguntarse cómo comenzó esta actividad. El parasailing, según los datos obrantes en las revistas especializadas al efecto, comenzó su andadura en 1971 por medio de Mark McCulloh, en Miami, en el estado de Florida. Aún cuando todos coinciden en el hecho de que su precursor y auténtico inventor del modelo en sí, fue desarrollado e ideado en 1961 por Pierre Marcel Lemoigne, el cual llegó a establecer un Centro de Formación aeronáutica donde se llevaban a cabo los entrenamientos de los paracaidistas, tanto militares como civiles, que resultaban mucho más económicos y efectivos que el uso ordinarios de vuelos en aviones.
En todo caso, hay que señalar a MacCulloh como el inventor material del equipo necesario para la práctica del parasailing y de él es también la invención más famosa, dentro de esta actividad, conocida por el nombre de “Winschboat”.
– ¿Qué es el Winschboat?
– Básicamente consiste en una pequeña embarcación o motora a la que se une un cabestrante o manivela que se utiliza para lanzar y recoger a los paravelistas. Este último invento se diseñó en 1974.
– ¿ Cuales son los lugares idóneos y donde se encuentran más extendidos esta actividad?
– Lógicamente , al utilizarse una embarcación a motor, por regla general, son las costas el lugar ideal para su práctica. Práctica que se encuentra muy desarrollada y de uso masivo fuera de nuestras fronteras siendo los lugares más concurridos los de la costa de Florida, concretamente en Miami; las playas de Goa en el este de la India; las costas de Punta Cana en la República Dominicana y las playas de Bali, en Indonesia.
En nuestro país, todavía no se trata de una práctica muy habitual y son las localidades de mayor tráfico turístico de extranjeros donde está mayormente asentada. En Málaga, las playas de Marbella, Fuengirola y Nerja y en la costa ibicenca, sobre todo en las playas de Sant Antoni de Portmany, su actividad es múltiple y acogida por numerosos paravelistas de todo el mundo a lo largo de todo el año, por la temperatura que gozan estas localidades y por el gran número de foráneos que pueblan nuestro litoral.
Huelva, y toda la Costa de La Luz, se encuentra todavía en una situación embrionaria esta práctica deportiva de ocio. No existe en toda la franja de Huelva a Cádiz ningún centro o establecimiento dedicado a ella, con excepción del implantado en la localidad onubense de El Rompido, en el Puerto deportivo más concretamente.
En una zona magnifica, frente a la flecha de tierra y arena de la desembocadura del Piedras, Miguel Ángel García, junto a su padre José Ángel García Hurtado, propietario de la marca del Flechamar, embarcación piloto de este nuevo negocio, decidieron abrir en esta temporada de 2014 esta actividad mercantil que está haciendo las delicias de jóvenes y mayores. Miguel Ángel García cuenta con una amplia experiencia, de más de siete años, en este espacio de ocio después de haber ejercido como gestor turístico en Ibiza.
Más adelante, expresamente invitados, por la familia García podremos narrar con más conocimiento de causa y de sensaciones sobre esta experiencia que ya de antemano, se nos antoja única e incomparable.