Juan Antonio Ruiz / San Juan del Puerto. A raíz de la publicación hace unos días en este medio de una entrañable fotografía aérea y que los lectores tuvieron que acertar de qué infraestructura se trataba, qué fecha tendría y dónde estaría ubicada, traemos ahora un breve recuerdo de una de las obras de ingeniería y comunicación más relevantes de las últimas décadas en el término municipal de San Juan del Puerto. Efectivamente, los lectores respondieron a la llamada de HBN y acertaron diciendo que era el nuevo puente que une San Juan del Puerto con Moguer, el cual, fue realizado en la década de los sesenta emplazado en la A-494 a unos dos kilómetros del casco urbano sanjuanero.
Justamente, el miércoles 23 de julio de 2014 cumple medio siglo y por ello hemos querido echar la vista atrás para ver cómo se realizaron unas obras que comenzaron a finales de los cincuenta, quién fue el autor de este proyecto, el presupuesto con el que contó, quiénes lo inauguraron aquella mañana de jueves de julio de 1964 y otros detalles que intentaremos desmenuzar en este breve reportaje.
El 23 de julio de 1964, el viejo Odiel, en su página séptima titulaba: «Hoy será inaugurado el puente de la carretera de San Juan a La Rábida». Una esperada noticia a tres columnas que dejaba entrever que con la puesta en marcha de esta obra «se colmaba una de las aspiraciones de los onubenses»; hicieron falta varios lustros y se trazaron varios proyectos para que fuera una feliz realidad. Mientras se estaba construyendo, los viajeros que entonces llegaban desde La Rábida, Palos de la Frontera, Lucena del Puerto o Moguer, tenían que cruzar el puente andando, ya que el vetusto puente que fue reemplazado por este nuevo no admitía la carga de los vehículos de transportes. Aquella primitiva estructura realizada entonces con vigas y rematada con material metálico y que tendría ya sus días contados, fue proyectada en 1869 por Rafael Zafra y tenía una longitud de 134,32 metros.
Las obras del último proyecto de esta nueva obra tan necesaria, comenzaron en junio de 1961 de la mano de la empresa «Entrecanales y Távora». El presupuesto ascendió a un total de 18.135.000 pesetas. Se hizo un puente con una longitud de 108 metros, siete de calzada y dos aceras de un metro cada una. Está dividido en tres tramos rectos de siete vigas de hormigón armado pretensado, pesando cada viga seis toneladas. Con ello, los autobuses, vehículos y camiones pesados de carga podrían transitar sin dificultad. Fue una obra que contó con un moderno método de ejecución; el autor fue el ingeniero Carlos Fernández Casado quien decidió rellenar los dos terraplenes con tierras especiales y dos capas de piedras. Las pilas y estribos del puente fueron atractivos por su esbeltez y reducción del material, convirtiéndose en un claro ejemplo de obra que marcaba una nueva técnica en estas lides.
Carlos Fernández Casado. Este ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, nació en Logroño el 4 de marzo de 1905 y falleció en Madrid el 3 de mayo de 1988. Fue catedrático y miembro electo de la Academia de Bellas Artes de San Fernando. Es, sin duda, una de las referencias imprescindibles de la ingeniería civil española de las décadas centrales del siglo XX. Proyectista y constructor de un gran número de estructuras, en su mayoría de hormigón y realizadas con la empresa Huarte y Cía., es reconocido por sus estudios y realizaciones de puentes y por ser uno de los principales introductores y desarrolladores de la técnica del hormigón pretensado en España. A modo de anécdota, levantó la estructura del Estadio Santiago Bernabéu.
Su labor académica con sus diversos libros sobre cálculo de estructuras y desde la cátedra de Puentes de Fábrica de la Escuela de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de Madrid, contribuyeron decisivamente en elevar el nivel de la Ingeniería de Estructuras española a niveles comparables al de sus vecinos europeos así como a la formación de varias generaciones de ingenieros y arquitectos de España y de los países latinoamericanos.
Pues bien, el día de la inauguración de este puente, hace ahora justo cincuenta años, y recurriendo al viejo rotativo que dedicaba por cierto toda una página a este acontecimiento, fue un verdadero día de fiesta en San Juan del Puerto, término municipal en el que se ubicaba la nueva infraestructura. Entonces titulaba el periódico: «El Gobernador civil inauguró el moderno puente sobre el río Tinto, en San Juan del Puerto».
Hasta el lugar acudieron, sobre la una y cuarto de la tarde, el Gobernador Civil Hernán Pérez Cubillas acompañado del presidente de la Diputación Francisco Zorrero Bolaños y de los inspectores provinciales del Movimiento Antonio Serrano y Eugenio Félix Ortega. El puente estaba engalanado con banderas y allí esperaban a las autoridades el ingeniero jefe de Puentes y Estructuras del Ministerio de Obras Públicas José García Agustín, el ingeniero jefe de Obras Públicas en Huelva Francisco Castellón Díaz, los alcaldes de San Juan del Puerto y Moguer, Mariano Sauci y Manuel Barranco, respectivamente, el párroco sanjuanero Gregorio Arroyo Mantero, así como representantes de la empresa constructora, los ingenieros Francisco Martín y Román Espinosa, el perito Pablo Gómez y funcionarios de la Jefatura de Obras Públicas de Huelva entre otras personalidades. El párroco de San Juan del Puerto bendijo el nuevo puente que fue seguidamente abierto al tráfico tras cortar el Gobernador la cinta con los colores nacionales situada a la entrada del mismo. Allí estuvieron testificando el momento todos los obreros que trabajaron en la infraestructura. Como colofón sonó una salva de cohetes. A su finalización, las autoridades se trasladarían hasta Lucena del Puerto para inaugurar el nuevo Mercado de Abastecimiento.
Medio siglo después de aquella puesta de largo, este puente sanjuanero sigue siendo una pieza clave de comunicación en esta zona de la provincia de Huelva, no solo ya por unir las dos márgenes del Río Tinto antes de sus aguas desemboquen inminentemente en el Atlántico, sino sigue siendo hoy, media centuria después de su inauguración, uno de los ejes básicos y principales que conecta y facilita la fluidez del tráfico rodado entre la costa o el condado de Huelva con la campiña, el andévalo y la sierra a través de la autopista A-49, la A-5000 y la N-435.