Redacción. La capilla forma parte del complejo del Cementerio de La Soledad, inaugurado en 1928 y obra de los arquitectos Francisco Monís y Pérez Carasa. La restauración ha supuesto una inversión de 180.000 euros, incluida en la partida de mantenimiento general. Se trata de una rehabilitación integral tanto del exterior, como del interior del edificio, incluyendo la restauración del Cristo, la Cruz y el Sagrario, realizada por un grupo de 15 alumnas del Programa Municipal ‘Cultura en los Barrios’ de las AA.VV. Mora Claros y Plaza Niña, del curso de manualidades, que han trabajado durante dos meses y medio incluyendo limpieza, relleno de grietas y en el caso del Sagrario, recuperación con pan de oro.
Para la rehabilitación exterior se ha procedido al saneamiento de todos los paramentos, picado y reconstrucción de los pilares y cubiertas, incluyendo la reposición de las tejas tipo árabes y destacando la recuperación del característico zócalo realizado en ladrillo visto, utilizando piezas de la misma época recuperadas del propio cementerio.
Para reforzar la seguridad, los enfoscados se han realizado con materiales hidrófugos y se ha construido un sumidero corrido para evitar la entrada del agua de lluvia.
Especial importancia se le ha otorgado a la rehabilitación de las vidrieras, que tras una profunda limpieza con productos específicos para vidrio, se han encargado las piezas perdidas y dañadas a una empresa especializada, con el objetivo de que fueran exactas. Para evitar su deterioro, se han protegido a modos de sándwich con cristales transparentes dobles.
En cuanto al interior, se ha procedido a su pintura, pulido del suelo de mármol y restauración, mediante lijado y barnizado de todo el mobiliario de madera. Asimismo, se ha conseguido conservar, a pesar de su deterioro, el zócalo existente, realizado con azulejos tipo Mensaque. Se trata de los típicos azulejos de herencia árabe, con motivos geométricos, pintados a mano y artesanales. El zócalo se ha reconstruido con esmero, al tratarse de azulejos únicos e inimitables, con esmaltes y colores muy difíciles de reproducir.
Para terminar, se ha decidido iluminar la capilla, con dos focos de luz cenital dirigido hacia la cruz del espadaño, que permanecerá encendido, tras la hora de cierre, convirtiéndose en referencia, al ser el único punto iluminado del cementerio de La Soledad.